Los límites que uno impone son medidas para protegerse a sí mismo. No son acciones para castigar o limitar a los demás.

 

¿Cómo puedo decir que me lastimas cuando me tratas mal, si no te puedo enseñar mis sentimientos? ¿Cómo sé que lo que escuchaste fue en realidad lo que yo te quise decir? ¿Cómo puedo explicar el dolor que siento por las palabras que escucho?  

 

 La mente humana es un lugar privado y misterioso, que tiene sus propios procesos. Cada persona entiende y percibe la vida de la mejor manera que puede y conoce. Es injusto juzgar sin comprender la realidad que no se puede ver; o peor aún, asumir que lo que uno entiende es la verdad del otro.

 

 

Es obvio que, si se recibe un golpe físico, es posible expresar con plena claridad dónde le duele. Se puede ver el moretón o la cicatriz causada por el golpe casi de inmediato, por lo tanto, expresar dolor, hasta gritar por el golpe y pedir que dejen de golpear es una acción automática y lógica.

 

 Pero es un poco más complicado poder expresar explícitamente el dolor cuando a uno lo lastiman emocionalmente.  ¿Como señala dónde le duele? ¿en qué lugar se quedaron las acciones y las palabras que quebraron el alma?

 

Nuestro idioma tiene una gran variedad en palabras para poder describir objetos, funciones, acciones, lugares, personas, etc… pero es muy pobre para describir las emociones. De hecho, hay emociones que cuestan mucho trabajo reconocerlas y más aún poderlas describir adecuadamente.

 

Por lo mismo, cuando una persona siente pena, culpa, humillación, frustración, vergüenza, incomodidad, inseguridad, etc… se hace complicado expresar con claridad que le duele y donde se ha lastimado. Además de que el hablar del tema en sí ya es un acto doloroso.

 

Sin embargo, es importante aprender a reconocer y a validar los sentimientos que lastiman. El dolor es real, aunque no se pueda ver. No importa no se puede expresar con claridad dónde y cómo se siente uno herido. Si una persona siente dolor por algún comentario ofensivo, aunque la otra persona lo insista que no dijo nada crítico o que su comentario es “casi inofensivo…”  

 

No importa si es un familiar, un padre o la propia madre, da lo mismo si es un hermano o un amigo, no hay razón para que una persona esté lastimando. Más cuando se le ha puesto un alto y se le dijeron -BASTA- me estás lastimando.

 

Es fácil poner límites claros al referirse a cuestiones físicas. Uno sabe cuando traspasa propiedades privadas, utiliza objetos ajenos, entra en lugares prohibidos etc.  Sin embargo, como entender cuándo y dónde hieren las palabras.  Como quiebran las acciones y las actitudes destrozan el alma. 

 

Lo que no puede ver, es difícil de explicar y complicado para respetar. Aprender a poner límites y decir: esto me molesta, es iniciar el camino para recuperar la salud y paz mental. 

 

La receta

 

Respeto mis sentimientos

 

Ingredientes:

 

Límites – reconocer y parar cuando las cosas ya no se sienten sanas o cómodas

Amor propio – respeto y valor personal

Fortaleza – valor para defender la integridad y el derecho individual

Firmeza y consistencia – asertividad y convicción en la decisión continua para protegerse

Confianza – certeza para actuar con seguridad

 

Afirmación personal para imponer mis límites:

 

Respeto mis sentimientos y expongo mis límites con gusto y consideración. Se lo que me gusta y tolero y lo que me molesta y me hiere. Me cuido del maltrato de las personas que me agreden y lastiman. Elijo con quien y en donde pongo mis límites. Soy la única persona que siente mi dolor. Tengo derecho de ser escuchado y respetado. Soy consistente y defiendo mis principios a pesar de que las personas y las condiciones pueden cambiar.

 

 

 Los límites son necesarios porque:

 

  1. Aclarar los propios límites. Cada persona sabe cuanto puede aguantar y donde le duele. El umbral para soportar el dolor es único y personal. Nadie sabe ni entiende cómo te sientes si no lo defines.
  2. Los límites facilitan las relaciones personales y previenen los problemas y malas interpretaciones. Cuando los límites son aclarados previamente ya no se tiene que dar explicaciones, ni decir constantemente cómo se siente.
  3. Los límites son vallas protectoras personales. Uno pone los límites por necesidad propia y cuidado de la salud mental, no son cuestiones para ofender o menospreciar a otros.

 

Aprendemos a conocer y a respetar a los demás a medida que instauramos el respeto mutuo como forma para entender nuestros propios sentimientos. *Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2021 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados.

 

Nota importante:

Respetar los límites de otro es una cortesía, no una obligación, cada uno es libre para actuar y decir lo que siente.  Pero… todos tenemos el derecho de protegernos y no someternos al maltrato.

 

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