PIENSA COMO NIÑO.

Al describir a un niño o niña pequeña inmediatamente se nos vienen calificativos como: indefenso, gracioso, tierno, feliz, sencillo, egoísta, entre otros muchos parecidos.

Es por ello que me llamó mucho la atención escuchar a la psicóloga Alison Gopnik afirmar que los bebés y los niños pequeños son como el departamento de Investigación y desarrollo de la especie humana al indagar sobre la sofisticada construcción de la inteligencia y la toma de decisiones de los bebés cuando juegan.

El niño ante cualquier juego o truco, hace una pregunta cada segundo, tiene una curiosidad constante, sus cerebros están despiertos siempre para entender lo que pasa.

De aquí la recomendación de varios investigadores y científicos, de que nosotros los adultos: pensemos como niños.

¿Por qué un niño tiene la mente tan abierta?
Precisamente porque los bebés son tan indefensos es que desarrollan su curiosidad e intelecto. Hay como una división de labor evolutiva: bebés indefensos totalmente protegidos para que exploren y crezcan intelectualmente.

Por lo tanto, la atención del bebé es difusa: ve todo, cuestiona todo, su curiosidad es permanente. Por el contrario, al crecer, una de las cosas que tenemos que hacer para sobrevivir es enfocarnos, concentrarnos en lo que hacemos se vuelve algo sumamente importante.

Por supuesto que sobrevivimos, pero también perdemos esa chispa de curiosidad. ¿cómo recuperarla? Simples pero importantes son los consejos de los expertos que comparto contigo hoy para poder pensar como niños:

  • Pensar en pequeño: los adultos buscan las soluciones a grandes problemas. Pero a veces el conocimiento y la chispa vienen de resolver lo pequeño.
  • Describir lo obvio: no tener miedo a usar la lógica para dar explicaciones sencillas. A veces ahí está lo genial.
  • Dejar tiempo para jugar: para divertirse, para divagar.
  • Disfrutar lo que se hace: una gran ventaja en un mundo laboral lleno de gente insatisfecha y frustrada.
  • Desconcentrar la atención: ser curioso, investigar, averiguar.
  • No tema demostrar ignorancia: atrevernos a preguntar cuando no entendemos o sabemos algo.
  • Sea tenaz: ¿cuántas veces pregunta un niño “cuánto falta para llegar?” al viajar en coche? Ser tenaz implica perder el miedo al fracaso. No preguntamos ni arriesgamos por ese miedo al fracaso o al que dirán los demás.
  • Tenga la mente abierta: hacer a un lado los prejuicios, no juzgar a los demás, aceptar y saber que cada persona es diferente.
  • Ejercite su cerebro aprendiendo algo nuevo: un idioma, instrumento, hobbies, o algún pasatiempo distinto.
  • Cambie su lectura: prueba otro género al que acostumbras leer, hay otros temas interesantes que seguramente desconoces.
  • Medite y reflexione
  • Conviva más con niños.

Y aplicando estos consejos a una empresa, se recomienda tener un departamento de bebés, es decir, personas creativas a las que, igual que a los pequeños, tu los protejas a toda costa. Para que ellos o ellas exploren, para que tengan atención difusa, para que jueguen y para que se equivoquen.

Se dice que el cerebro de un bebé parece ser la computadora más poderosa del planeta. Recordemos lo que dijo Mark Twain:
“La información más interesante proviene de los niños, ya que ellos dicen todo lo que saben y luego paran”

Porque no entonces, ejercitar nuestro cerebro para que se parezca más a quienes tienen apenas unos años de vida, y poder así pensar como niños

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta

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Comentarios

  • Muy interesante, pues a medida que crecemos olvidamos lo basico como el asombro, el miedo a preguntar, el interes por las cosas pequeñas.  Gracias

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