Desarrollo este post a petición de Ángel Jorde en el Muro de Manual de la Mujer Actual en Facebook: “Quisiera que en ese manual de la mujer explicase la causa por la que le atraen los hombres "golfos", de los cuales incluso ellas son conocedoras de que esa relación les dará problemas y sufrirán, y qué las motiva a seguir con la misma".
Gran tema. En otras palabras, nuestro amigo, Ángel, como muchos otros hombres, se pregunta por qué somos masoquistas y nos metemos en la boca del lobo aún viéndosela abierta de par en par. Mi respuesta es el reto.
http://youtu.be/U-8AdVD3oiY Escucha este vídeo de Niña Pastori, que va muy ad hoc con el tema ;D
Lo fácil yo no lo quiero
A nadie le gusta lo fácil, lo que se nos pone muy a tiro no tiene valor. Puesto que ya lo tenemos, no necesitamos ganárnoslo. Cualquiera con una autoestima alta podría pensar que se lo merece, porque ella lo vale, y por eso le resulta tan sencillo conseguirlo sin esfuerzo.
Pero a las mujeres nos han inculcado que tenemos que ganarnos a pulso el amor y el respeto de los hombres, que no lo merecemos por el mero hecho de ser como somos, sino que debemos demostrar lo buenas, válidas, cariñosas, perfectas, inteligentes, complacientes y geniales madres y esposas que somos para que el hombre nos valore y se digne a correspondernos.
Aunque la mujer no se haya convertido en cazadora oficial con patrones masculinos, y siga conquistando al hombre más indirectamente, el reto siempre será el mismo: Conseguir al más difícil de atar en corto, porque eso le dará más valor, ante ella misma y ante las demás.
Mostrar el trofeo
Si eres tú, entre todas las demás 'rivales' potenciales, la que logras ponerte la medallita de ‘reducir’ al más golfo, al eterno solterón de oro, al madurito interesante o al Peter Pan que ya describí en un post anterior, es que eres la mejor.
Claro que sabemos que con ese tipo y en esa relación sufriremos, pero es que “para presumir hay que sufrir”. Nos enseñaron que el amor conlleva sufrimiento, y esa creencia estúpida nos hace justificar cualquier desmán, por mucho que se repita y prolongue en el tiempo, en nombre del santísimo sentimiento eterno.
Excusas ante ti misma y tus amigas
Para mantenerlo, por supuesto, hacen falta grandes dosis de autoengaño: ‘Él me quiere, aunque no lo reconozca’, ‘Él me quiere, pero él es así, no sabe demostrar su amor’, ‘Él me quiere, pero tiene miedo…’, ‘Él me quiere, pero tuvo una infancia complicada’, ‘Él me quiere, pero necesita tiempo’…
Es graciosísimo porque ellos ni siquiera necesitan excusarse, y de hecho no suelen hacerlo; somos las mujeres las que les justificamos con mil argumentos, normalmente, para convencer a nuestras amigas de que no es tan dañino como lo ven ellas desde fuera, que con el tiempo él se dará cuenta de lo mucho que valemos y el profundo amor que siente por nosotras, y cambiará.
Madres con el instinto maternal mal enfocado
Porque ese es el reto secundario: Hacer cambiar al hombre golfo por uno serio, responsable, comprometido, amante y fiel esposo… Como una madre pretende moldear a su hijo. Las mujeres tenemos alma de redentoras. Y no nos damos cuenta de que nadie cambia si no lo necesita ni lo desea realmente. Y que ese hombre golfo nos gusta precisamente por el subidón que supone para nuestra autoestima, pero el día que se convierta en otro más bonachón, se nos va a acabar el reto.
De lo cual se colige que las mujeres que estén todavía en esta tesitura quizás deberían aplicarse en cambiar ellas para poder cambiar de gustos, y empezar con una relación sana desde el principio, en lugar de torturarse con historias imposibles. Quizás puedan encontrar una buena guía en el libro Mujeres que aman demasiado, de Robin Norwood.
Reconozco que no es fácil, no. Yo me tuve que ir a dar una vuelta al mundo para cambiarme desde dentro hacia afuera... y un amigo que conocí en ese viaje me envía esta canción: El Viajero, de Cesar Sampere.
Comentarios
Hola amiga!
Al final reconoces que no es fácil, que tuviste que ir a dar una vuelta al mundo para cambiarte desde dentro hacia afuera. Y con todo creo que te fue muy bien ya que lo lograste aún joven y puedo adivinar que sin tener que llegar a situaciones extremas.
No sería nada mala idea prevenir a las niñas y jovencitas de algún modo apropiado y sobretodo efectivo para que su derrotero sentimental y sexual de adultas no sea el típico, el de siempre, el generalizado, "el comercial"... o si eso es inevitable debido a la cultura omnipresente que a todos irremisiblemente programa a tributar más tiempo, dinero y dolor del necesario para aprender lecciones y crecer, bueno que por lo menos tengan medios a su alcance con los cuales reducir lo pernicioso a la mínima expresión posible.
Saludos y buen "finde"!