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Querida amiga, hoy quiero preguntarte, ¿crees que tú decides la calidad de tu vida? ¿Cómo te asumes ante un destino que no elegiste? ¿Crees que a pesar de todo la vida tiene sentido?

Hay un cuentito que me gusta mucho y que dice:

Está el hombre frente a frente con el creador y le pregunta: ¿Será que realmente soy libre? No puedo rechazar mi cuerpo, no puedo renegar de mis ancestros, no puedo desaparecer mi entorno, no puedo escapar de mi tiempo… y el Creador le responde: Es cierto tú no eres libre de tus condiciones pero tú eres libre de elegir una actitud ante tus condiciones, y eso es lo máximo que jamás he concedido.

Muchas circunstancias de la vida no son elegidas, yo diría que la gran mayoría. Y eso es lo que llamo destino. Es nuestro destino haber nacido en el seno de determinada familia, es nuestro destino tener un físico determinado, es nuestro destino haber comenzado nuestra vida en el siglo veinte, sin embargo depende de nosotros elegir qué vamos a hacer con ese destino. Hay gente que se queda a ver pasar la vida sin ser realmente protagonistas de lo que hacen con su destino. Como seres humanos nos enfrentamos a condiciones que nos afectan nuestro presente pero que no están determinando el futuro. Sin embargo, el hombre elige qué hace con lo que la vida le ha puesto enfrente.

Y debido a que tenemos la capacidad de elegir de qué forma nos colocamos frente al destino, entonces necesariamente nos tenemos que hacer responsables ante lo que decidimos pero también ante lo que no elegimos pero nos sucede. Ante ello hay que asumir una responsabilidad. A veces quisiéramos que no existieran las consecuencias de nuestros actos y que no tuviéramos que hacernos cargo de lo que elegimos. Nada más iluso. Se nos dio la capacidad de elegir, que ya de por sí ese acto es un verdadero tesoro, pero también se nos dotó de los recursos para hacernos responsables.

Pongamos un ejemplo. Te acaban de dar el diagnóstico de una enfermedad grave, ¿de qué te haces responsable si tú no la elegiste? No eliges la enfermedad pero sí eliges qué quieres hacer con esa enfermedad.¿Te dejas abatir? ¿O respondes con valentía enfrentando tus tratamientos? ¿Podrías darle un sentido, incluso al sufrimiento?

Como seres humanos tenemos la capacidad de ponernos por encima de las circunstancias. Por eso es que después de haber superado una adversidad crecemos como personas, nos hacemos más fuertes, más sensibles, más humanos.

Tenemos que confiar en que tenemos las habilidades necesarias y casi siempre respondemos hacia lo que nos puede sacar adelante.A pesar de la adversidad, mujer, tu vida tiene sentido y solo tú decides si con lo vivido tiendes hacia la plenitud o en te dejas llevar hacia la desesperación. Aun en el fracaso, la vida te ofrece significados, y también a pesar de los triunfos puedes sentir un enorme vacío existencial, ¿de que depende?