LOS 'MUST' VITALES QUE NO DEBEN FALTAR EN TÍ

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LOS 'MUST' VITALES QUE NO DEBEN FALTAR EN LAS ALFORJAS DE TU PSIQUE...

  • Disfrutar.

 Agradecer es una capacidad y actitud precursora del disfrute. No podemos disfrutar si previamente no hemos agradecido, reconocido, todo aquello que merece la pena en nuestra vida y en nosotros. Las personas disfrutonas son personas muy agradecidas y viceversa. Cuanto mayor es la capacidad de disfrutar más agradecida la persona es.  Cada día, independientemente de las circunstancias, siempre hay ‘algo’ que nos puede servir de motivo para disfrutar, por insignificante que sea ese ‘algo’. No importa el ‘qué’, lo que cuenta es abrir una ventana por la que, el alma, se asome al universo.

  •  Fidelidad.

No al mundo, a alguien externo o a una ideología, sino al alma propia, lo cual se traduce en honrar, proteger y defender los valores propios. Al hacerlo, se refuerza la capacidad de agradecer y se disfruta más de la vida y de lo que en ella hay y somos. Siendo, todo ello, consecuencia y puente de conexión con la fuente espiritual de la cual provenimos. La persona que es auténtica es fiel a sus principios, y quien es fiel a sus principios no puede sino brillar la luz que es (autenticidad, integridad), redundando todo ello en disfrutar y en agradecer, en agradecer y en disfrutar.

  •  Autoestima, amor propio.

 Quien es fiel a sus principios y honra su escala de valores, honra a la Fuente Dios de la cual proviene. Quien así procede, además de ser una persona auténtica, se siente invencible ante las hordas de redileros del CdR. El conocimiento y asunción de que su valía no se la da nada material ni nada propio del mundo humano sino que ésta proviene de la Fuente Divina, le permite no sucumbir a las presiones y chantajes. Cuando,  la valía, es retroalimentada por la creencia de pertenencia a una conciencia más magnificente y poderosa que uno mismo, el amor propio se consolida deviniendo invencible a los acosos redileros. Alguien conectado a la Fuente sabe que no es mejor ni peor que nadie de sus semejantes. Nuestra valía, como seres espirituales viviendo una vida humana, no está sujeta a las leyes humanas sino a las divinas. Cuando lo asumas, te darás cuenta de que no eres tus ‘resultados’ cualesquiera que sean estos: premios, casa, status social, tipo de coche, estar soltero o en emparejado, ser guapo o no tanto, ganar mucho dinero o no tanto, ser rico o no tanto, estar en proceso de sanación o aprendiendo de la mano de la enfermedad… Eres una gota divina, recuérdalo siempre. Tu autoestima, te lo agradecerá.

  •  Responsabilidad  

 El ser responsable suele rimar con ser libre.

Quien se responsabiliza de sus acciones y asume los resultados como información para rectificar, mejorar , cambiar o modificar sus estrategias, su forma de comportarse y conducirse por la vida, se libera a sí mismo del yugo del ‘quedar bien y no quedar mal con los demás’. Dicha liberación redunda en libertad. Libertad para vivir la vida acorde a los principios propios; libertad para compartir opiniones, ideas y vivencias propias; libertad para mostrarle al mundo el verdadero rostro que da vida a la personalidad terrena. Venimos con un ‘plan de estudios’ que incluye aprendizajes y enseñanzas, algo elegido desde el libre albedrío más elevado, el del espíritu divino que somos y habita en nosotros. Por consiguiente, sin ‘obligación’, no hay culpables, ni malos en nuestro ‘guión terreno’, sólo responsables de cómo cada uno ejecuta su ‘plan’. Si uno escoge traicionarlo y hacer daño a otros, en verdad, se está dañando a sí mismo. Allá cada cual con su karma. Podremos no ver el resultado de una mala acción. No importa. Del karma (consecuencias de nuestras acciones), no nos libramos nadie ya sea en esta vida o en otra, ya sea en el plano interior o en el exterior. Si no te gustan los resultados que obtienes en tu vida, no la pagues con nadie, asume la responsabilidad sobre los mismos y rectifica, haz cambios, eso sí, previamente, analiza la situación con responsabilidad y determinación.

  •  Perdón.

 Suele rimar con liberación.

Se insiste mucho en que debemos perdonar a otros, cuando el perdón bien entendido empieza por uno mismo. ¿Perdón otorgado con la mente o perdonar con el corazón? Con ambos, porque el perdón elaborado sólo mentalmente no es perdón sino un intento disimulado de quedar bien con los demás, con el CdR. Perdonar es liberarse de las ataduras emocionales que nos ligan a un evento y a las personas involucradas. Quien perdona, o dice perdonar a otro, pero lo sigue ‘manteniendo en su cabeza sin pagar alquiler’, que viene a ser lo mismo que no haberse liberado ni haber trascendido lo qué sucedió, no perdona sino simula un perdón. La simulación sólo añade desasosiego al alma, malestar a la autoestima, incomodidad a todos los niveles del ser. Dejar ir y presentarse como perdedor ante uno mismo, aunque ello conlleve el aplauso (si lo hay), de los compis redileros del CdR, convierte el perdonar en una tarea nada fácil de abordar.

  • ¿Por qué no soltamos amarras? Quizá porque nos falta amor por nosotros mismos o porque somos cortos de miras al observar la situación sólo desde y en el plano físico como si no hubiese uno divino desde el que contemplar la escena humana temporal. No nos hacemos ningún favor no soltando o no aceptando que ‘cometemos errores’ en el camino del aprendizaje. No somos pluscuamperfectos, no manejamos ni controlamos todas las variables existentes que puedan intervenir en un evento vital, lo cual no nos hace menos valiosos. Quien con su valía anda peleado, quien quisiera ser ‘perfecto’ desde el punto de vista humano obviando el divino, quien elude responsabilidades, quien pretende vivir al margen de su mortalidad terrena (fecha de caducidad de la estancia en la escuela de la vida humana), suele andar a tortas consigo mismo. Perdonar es aceptar que estamos en fase de aprendizaje. Lo importante, no es el error o el equivocarnos. Lo que cuenta, es como manejamos el error, como gestionamos cuando nos equivocamos. Quien con la frustración y el disfrutar tiene buena relación, le es fácil concederse el don del perdón.
  • Fluir. Es la consecuencia y la expresión de no andar a tortas con la vida ni con uno mismo. No siempre obtenemos el resultado que buscamos o anhelamos, ni ganamos en aquello que queríamos salir ganadores, ni las cosas salen como esperábamos o nos hubiera gustado… Los resultados son información, nada más y nada menos. Los resultados no son fracasos, son información. Sin embargo, hay quien la emprende a tortas consigo mismo cuando no le complace el resultado. ¿Cómo? Agarrándose a la frustración: se enfada, entristece, altera, embrutece, se depresiona, se insulta, se humilla, se maltrata en definitiva.  Y, todo, ¿para qué, por qué y a propósito de qué? Cuando la valía de uno mismo se liga a los resultados, el resultado manda y si éste no es el esperado, la riña con uno mismo está servida. No somos nuestros resultados. Sin olvidar que, cuando morimos, se queda todo aquí: éxitos, fracasos, broncas, dinero e incluso el ‘yo’ o personalidad terrena y su envoltorio correspondiente. Cuando se acaba la función en la Tierra, nos deshacemos del personaje. Algo obvio. Sin embargo, a juzgar por las conductas y actitudes, vivimos de espaldas a ello. Formamos parte de un ‘teatro’ global, con multitud de actores y de escenarios en los que se desarrollan simultáneamente muchas obras, con actores que tienen papeles en varias obras… Actores que, a veces, descuidan la obra propia por meter las narices en obra ajena y que, cuando las cosas salen mal o como no esperaban, se cogen un rebote monumental, todo menos aprender, todo menos analizar cómo han contribuido por acción u omisión a ese resultado no deseado. Los ángeles se toman a sí mismos a la ligera, por eso vuelan. Que viene a ser lo mismo que, al no darse coscorrones contra los resultados o los acontecimientos, fluyen. Viven disociadamente los resultados.
  •  Sentido del humor.

 Ese tomarse a la ligera, es el sentido del humor o el amor con H. Practicar el humor, el aligerar la gravedad de las situaciones, la carga emocional, es buscar el lado brillante, el lado bueno, el ángulo desde el que tomar la instantánea que guardaremos en el recuerdo del corazón. Tomarse las cosas con hamor (humor y amor), no es burlarse ni mofarse de algo o de alguien, muy al contrario, sirve para ayudarle a esa persona a disociarse de aquello que la contraría, enfurruña, altera… Incluso, cuando alguien fallece, ayuda a buscar en la memoria del alma, una instantánea en la que esa persona sonriese. Mi madre tenía la ‘sonrisa Rosita’, una que iluminaba el mundo y el alma de que quien estuviera en el radio de alcance de su sonrishada (sonrisa de un hada). Reírnos, buscar el lado amable e incluso jocoso de las situaciones relaja el ánimo, fomenta la creatividad, nos da alas, nos embellece y da color al mundo y a la Vida. El sentido del Hamor nos libra de depresiones y nos ayuda a aligerar el peso de la cotidianeidad y su gravedad, a veces, ineludible. El humor con amor no es sinónimo de ‘no me importa’ eso, por eso me lo tomo con Hamor, muy al contrario, sólo trato de aligerarle a alguien su ‘carga’. El amor obra milagros y estos tienen un sabor especial cuando se sirven en la bandeja del humor divino que nos ayuda a fluir con los acontecimientos vitales. El enfado nos atasca en una situación, emoción, actitud… que nos genera malestar. Por eso, no malgastemos nuestro tiempo vital, no contribuyamos a acumular mala energía ni a las guerras de todo tipo en la Tierra. Si estamos en guerra o en conflicto con nosotros mismos, sin ser conscientes de ello pero si responsables, estaremos contribuyendo a las guerras que se dan o se darán en el mundo: de lo micro a lo macro y viceversa.  Para cuatro días que estamos aquí, dejemos una huella de luz y de amabilidad envuelta en sonrisas. Lo que hoy es importante, mañana podría no serlo y de hecho así sucede, caso de que cambiasen las circunstancias en nuestra vida. Ergo, practica el relativizar antes de que santa Bárbara truene, Con Hamor todo sabe mejor.

  •  Liderazgo que rima con libertad.

 Cada uno de nosotros debe ser el líder de su vida, el que toma decisiones, el que se responsabiliza de la gente con la que se relaciona, de lo que permite y lo que no, de lo que establece como negociable e innegociable en su vida. Liderar significa darle voz al alma que uno es más allá de la apariencia física. Quien lidera su vida no será presa de las manipulaciones de gurús y gurusas ni se encandilará por su discurso ni les seguirá ciegamente puesto que, al liderar, uno ve lo que hay y lo que hay es lo que uno ve. Liderar nuestra vida actúa como antídoto en lo relativo a los elementos exógenos y mantiene a raya los interiores tales como la soberbia, el miedo, la redilez o borreguismo, la tontería, la victimización, la cortedad de miras, la vanidad, la estulticia y la pérdida de valores y de sentido de la responsabilidad. Quien lidera su vida no será nunca esclavo ni renegará de su integridad. Liderar tiene muchas ventajas más que inconvenientes, o digámoslo de otra manera, liderar compensa el precio a pagar o multa del CdR. Quien lidera su vida osa dar su opinión, la hace valer y respetar, lo cual es un deporte de riesgo cuando del CdR se trata. Liderar aligera las alas puesto que no se buscan culpables a quienes endosar la responsabilidad de los resultados propios. Los nacidos líderes, los líderes naturales son seres luminosos porque brillan su luz auténtica en vez de reflejar la de otros. Los líderes animan a los demás a ser lo mejor de ellos mismos pues tienen con los demás la relación que tienen con ellos mismos: una de amor y aceptación lo cual se traduce en una esponsorización positiva. Quien lidera su vida puede ser manager en una empresa, emprendedor, inventor o ama de casa, escritor, maestro, panadero…La profesión no hace al líder, es su misión vital la que le delata y da sentido a su liderazgo. Quien es un espíritu libre lo será siempre independientemente del traje profesional, social, académico o anónimo que se enfunde. Ya lo dijo Edgar Cayce: todas las misiones humanas son igual de importantes a los ojos de Dios. Tan importante es la misión de alguien que afecta a una sola persona como la de otro que afecte a millones, porque, a veces, la misión que afectará a millones no podría darse de no haber existido la misión que afectaba a uno sólo… De ahí la importancia de liderar la vida propia. Quien ejerce el liderazgo respecto de sí mismo se asegura una vida donde el bienestar interior será la nota dominante. Los miedos y los complejos no combinan bien con el liderazgo personal, se repelen mutuamente.

  • Cuando liderar rima con defenderse.

La famosa puesta de límites: ‘lo que permitimos, lo promovemos’. Nadie mejor que tú para defenderte, para no tolerar faltas de respeto o que invadan tu vida, jueguen contigo, te tomen el pelo, te quieran estafar o ningunear. Cuando alguien te engaña la primera vez, tú responsabilidad es cero. En cambio, cuando, la misma persona, te engaña por segunda vez, la responsabilidad es tuya al cien por cien. Si alguien te engaña, miente, traiciona, no cumple su palabra, llega tarde…no una vez, sino dos, tres… ten por seguro que hay un patrón de conducta. Que alguien haga algo ‘ocasionalmente’, apunta maneras. En cambio, si se da una segunda vez, con toda probabilidad hay un patrón de conducta. Por consiguiente, a la primera, debes ponerle los límites sin contarte excusas ni minimizar la situación. Recuerda que, alguien que se atreve a poner los límites: a) tiene una sana autoestima, b) está encantado de cuidar de sí mismo; c) tiene clara su escala de valores; d) ha establecido sus negociables y sus innegociables; e) no negocia a la baja; e) lidera su vidas y f) pasa del que pensarán los del CdR, pues sólo le importa quedar bien consigo mismo. La puesta de límites es una derivada de la asertividad.

  • Discernir, ideas claras, chocolate espeso... 

La claridad de ideas no se debe a la soberbia sino a la sabiduría consecuencia de dedicar tiempo y energía a practicar ‘ensayo-error’, analizar, observar, buscarle tres pies al gato, considerar, deducir, calibrar, ponderar, crear y refutar teorías, tener debates con uno mismo y con otras personas, practicar el ‘y si’, practicar el ‘dudar’, practicar el ‘empezar a creer’, ejercitar el crítico sano… Una mente ágil, entrenada, despierta y motivada es el complemento indispensable para un liderazgo auténtico y asertivo. Una persona que usa su cabeza para pensar es alguien que se aprecia, valora y honra, puesto que, tener ideas propias, compartirlas y defenderlas, favorece una inteligencia emocional a prueba de CdR. De hecho, alguien con las ideas claras, es una persona coherente, consecuente, congruente, alguien ‘lo que ves es lo que hay. Y, lo que hay, es lo que ves’. La soberbia no tiene nada que ver con la claridad de ideas y con una personalidad estructurada y a prueba de ostracismos del CdR. ¿La diferencia? La persona soberbia excluye al otro, lo desprecia, lo anula, lo ningunea, busca humillarlo, rebajarlo. Mientras que la persona asertiva, la de fuerte personalidad y segura de sí misma, respeta a su contrincante, le da su sitio y le rebate los argumentos con contraargumentos pero jamás ataca a la persona.       Ventajas de practicar el discernimiento: les será difícil dártela con queso; tendrás opinión propia; servirás de ejemplo para que otros se atrevan a usar esa capacidad maravillosa según la cual podemos diferenciar el bien del mal, lo correcto de lo inadecuado, lo negociable de lo innegociable; percibirás la realidad como es y no como te la quieren hacer ver. En resumen, la espesura, para el chocolate; para tus ideas, la claridad.

  •  Actitud y aptitud.

 En la vida podemos y debemos tener aptitud para algo. Sin embargo, la actitud es la verdadera piedra angular, la variable que marca la diferencia. Se pueden tener muchas aptitudes pero si no van acompañadas de la actitud pertinente, aquellas perderán parte de su potencia, se depreciarán cual valor a la baja en la Bolsa. Se da el caso de personas que, con aparente, poca aptitud han logrado alcanzar grandes metas, superar obstáculos ante los acules otros tiraron la toalla. ¿La diferencia? Su actitud. Escogieron tener una actitud proactiva, de lucha, se apuntaron a la cultura del esfuerzo (‘no pain, no gain’: sin esfuerzo, no hay ganancia). Los que logran alcanzar metas,  hacer realidad sueños, llevan las riendas de su vida han aceptado que, sin esfuerzo, sin compromiso, sin una actitud proactiva (en resumen, sin ‘inteligencia emocional), no se logra nada excepto que se ‘escoja el camino de los atajos’ (esos que suelen llevar pareja la prostitución en mayor o menor grado de la integridad y la singularidad). La actitud luchadora, valiente, determinada, decidida facilita la vida propia. En el lado opuesto está la actitud pusilánime e infantiloide que muchos han adoptado con la esperanza de que alguien o algo les libre de tener que asumir la responsabilidad y el esfuerzo que conlleva vivir. Será por eso que son tantos los que se han apuntado a la repetición de ‘mantras’ (frasecitas adormece conciencias), con la pretensión de que, al repetirlas, se obrará el milagro y se les activarán algunas capacidades (ojalá se les activará el sentido común), y en su vida irá todo como la seda sin tener que hacer el más mínimo esfuerzo: serán exitosos, carismáticos, ricos, triunfadores, felices… Y todo ello, con tan sólo repetir frases pero sin tener que hacer cambios en su interior ni en su vida. Es como si alguien pretendiese que le saliesen músculos a base de tomarse vitaminas y aminoácidos pero sin hacer pesas ni ejercicio alguno. La actitud, es fundamental. Quienes esperan que ‘cambie’ algo usando sólo la ‘cosmética’ ignorando el esfuerzo y el compromiso necesario, tienen una actitud de ‘salir a perder’ a la vida. Salir a ganar, por el contrario, responde a una actitud de ‘a por todas’: quien está dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de alcanzar su meta, puede contar con que, tarde o temprano, lo logrará.  Si tengo que escoger entre actitud y aptitud, me quedo con la primera. La actitud es la llave maestra: salir a ganar, victimizarse, amuermarse, revolucionarse… Cada uno escoge qué actitud quiere tener para vivir su vida. ¿De qué nos sirve tener dinero, inteligencia, recursos varios… si hemos adoptado una actitud de ‘salir a perder a la vida’? Por amor a uno mismo y para honrar la chispa divina que somos debemos salir a ganar a la vida, comprometernos con ser la mejor versión de nosotros mismos.

  •  Conciencia.

 Si queremos que el mundo sea un lugar donde la vida humana tenga sentido y merezca la pena tenemos que ser conscientes de que quejarnos de lo que no nos gusta o lo que no va por buen camino, no basta. La conciencia nos anima a brillar nuestra luz en forma de opiniones y acciones que sean consecuentes y congruentes con nuestros valores. Quedar bien con la conciencia propia es innegociable a no ser que se quiera vivir en perpetuo estado de malestar y conflicto con uno mismo. La conciencia es la guardiana de los valores y principios del alma más allá de la identidad humana. No importa lo que otros puedan pensar de nosotros o de cómo lideramos nuestro destino y conducimos nuestra vida, aunque creamos que importa. Podemos afanarnos en quedar bien con los demás o en no contrariarlos, cuando escampa la estupidez de tal actitud, y sólo queda el vacío de la soledad, aparece la conciencia, la nuestra. Escapar de ella es misión imposible. Por consiguiente, ni por nada ni por nadie hay que traicionar la integridad propia. Es más, ¿para qué? ¿A cambio de qué? Nunca la traición de la integridad propia pudo ser compensada quizá por aquello que decían los romanos: ‘Roma, no paga traidores’. Cuando tomes conciencia de que eres lo más importante de tu vida, que sin ti no puedes existir en la Tierra, que tu conciencia no la puedes esconder, ni esquivar ni lavar con detergente alguno y que la traición a uno mismo es lo peor que te puedes hacer… Te jurarás no volver a pasar hambre de ti, al más puro estilo Escarlata O’Hara en ‘Lo que el viento se llevó’. A la conciencia hay que prestarle atención, hacerle caso, respetarla y protegerla. Eres lo mejor que tienes en esta vida. Ah, esos que parecen no tener conciencia, allá ellos con su karma y con el cómo manejan sus asuntos.

  •  Alas de luz.

 Todos llevamos un par de alas de luz en el alma, esas que, de usarlas, nos permiten elevarnos por encima de las miserias, dificultades, problemas… y ver el paisaje más allá de uestras limitaciones humanas. Puede que los humanoides no tengas alas o que las tengan encerradas en una caja fuerte para que, su conciencia, no les dé la tabarra, allá ellos con su karma. Pero, tú, úsalas, disfrútalas. Comprobarás como, todo lo enumerado anteriormente, se revela ante tus ojos cuando, las alas de luz que llevas en el alma, abras. Ya sabes, los ángeles vuelan porque se toman a sí mismos a la ligera…

  • Sin Miedo, sin Complejos. La vida es demasiado corta para perder el tiempo en tonterías. Es mejor ser fiel a tus principios que vivir sometido al miedo (lo opuesto al amor). No esperes al final de tu vida para darte cuenta de que tuya, y nada más que tuya, era la responsabilidad de ser la mejor versión de ti. Aún estás a tiempo de liderar tu destino, ponerte la corona y no quitártela ni para dormir. 

 

(c) SIN MIEDO, SIN COMPLEJOS (Amazon, Rosetta Forner)

Sin miedo, sin complejos: Mañana es tarde para largarte del redil, vivir libre, feliz, asombrando al mundo con tu singularidad y, tan sólo, quedando bien ... (LOS LIBROS DE LA VIDA EN ROSETTA nº 5) eBook : FORNER, ROSETTA: Amazon.es: Tienda Kindle

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Si quieres darle un giro a tu vida, impulsarte hacia tu destino, aprender a ser lo mejor que te ha pasado, ponerte la corona y no quitártela ni para dormir, atreverte a ser tu mejor versión o dejar el miedo y apuntarte a ser una empoderada… 

Escríbeme a: lavidaenrosetta@gmail.com

Ejerzo de Hadamadrina agitadora de neuronas y entrenadora de reinas.

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