Para las mujeres, el trabajo híbrido o remoto es mucho más que flexibilidad. Cuando las mujeres trabajan de forma remota, se enfrentan a menos microagresiones y tienen niveles más altos de seguridad psicológica.
Los empleados que trabajan in situ también obtienen beneficios tangibles. La mayoría señala que las principales ventajas de trabajar in situ son facilitar la colaboración y establecer una conexión personal más sólida con los compañeros de trabajo, dos factores fundamentales para el bienestar y la eficacia de los empleados. Sin embargo, es posible que la cultura del trabajo in situ no sea suficiente. Si bien el 77 por ciento de las empresas cree que una cultura organizacional sólida es una ventaja clave del trabajo in situ, la mayoría de los empleados no está de acuerdo: solo el 39 por ciento de los hombres y el 34 por ciento de las mujeres que trabajan in situ afirman que una ventaja clave es sentirse más conectados con la cultura de su organización.
Sin mencionar que los hombres se benefician desproporcionadamente del trabajo in situ: en comparación con las mujeres que trabajan in situ, los hombres tienen entre siete y nueve puntos porcentuales más de probabilidades de estar «al tanto», de recibir la tutoría y los patrocinios que necesitan y de que sus logros se noten y recompensen.
La mayoría de las organizaciones han empezado a formalizar sus políticas de regreso a la oficina, motivadas por los beneficios percibidos del trabajo in situ (gráfico 6). Al hacerlo, tendrán que trabajar para garantizar que todos puedan aprovechar por igual los beneficios del trabajo in situ.
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