No podrás trascender tus creencias actuales, si permaneces apegado a ellas. El primer factor, fundamental, consiste en que te des cuenta de cómo te limitan tus creencias actuales, y estés dispuesto a soltarlas.
Para poder conocer la verdad, que es una experiencia que no se puede describir con palabras, necesitas soltar todo lo que sabes: los conocimientos adquiridos, lo que has aprendido, tus creencias, y tus percepciones. La alcanzas sólo cuando estás abierto, y dispuesto a decir: «Quizá no sé tanto como creía saber».
Lo mismo pasa con el ego, que se basa en lo que cree que sabe, o en las memorias. Debes soltar tu programación, que es todo el conocimiento aprendido. A medida que sueltas, de pronto te das cuenta de que es tu corazón el que realmente sabe la verdad. Esto no tiene nada que ver con la educación, o el aprendizaje. Es una sabiduría natural e innata, que no puedes explicar, ni adquirir en la escuela. Es inspiración, y viene del Universo (o de Dios).
Tal vez sigues dando mucha importancia a lo que aprendiste, pero ¿estás seguro que todo ello tiene que ver con la realidad? Muchas veces lo que nos enseñan, tiene más que ver con un valor cultural, que con el auténtico funcionamiento de las cosas.
Por otro lado, piensa en todas las otras maneras como somos influenciados, por la familia, por los políticos, por los anuncios, por la sociedad en general. Al final, ¿sabes por qué compramos todas esas creencias?, por comodidad… A lo mejor no soy feliz y no estoy en paz, pero estoy cómodo, estoy dentro del ámbito de lo conocido, en mi zona de confort, y obedezco a mi piloto automático sin pestañear.
Por eso, por ejemplo, tantas personas siguen con empleos, o con parejas que no aman, y no hacen nada por cambiar. Otras veces están convencidas de que tienen que competir con los demás, y viven con mucho estrés. La mayoría cree que la culpa de lo que les pasa, está afuera: siempre la culpa la tiene otro.
Eso lleva a que las creencias tengan un doble efecto: por una parte, ante las circunstancias que se producen, te hacen reaccionar de una manera específica, que puede no ser la más favorable a tus intereses, ni a tu paz interior, o a tu bienestar emocional. Por otra parte, ejercen una influencia determinante a la hora de que se presenten unas circunstancias, u otras en tu vida.
No luches con tus creencias
Así pues, lo que tenemos que hacer, es dejar de «comprar» nuestras creencias limitantes y, en cambio, creer en nosotros. Tenemos que saber que todo lo que de verdad necesitamos, lo tenemos dentro. Ahora bien, si intentamos acceder a ello desde el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el lugar equivocado, no lo lograremos.
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