Cómo hacer que te hable bonito.
NO ESTAS EXAGERANDO. ES CANSADO CARGARLO TODO.
Nos dijeron que si hacíamos las cosas bien, si seguíamos las reglas, si cuidábamos a todos... eventualmente, nos tocaría vivir con tranquilidad.
Pero aquí estamos. Con el Excel ordenado y el corazón en caos.
No es porque no sepamos administrar. Es porque hemos sostenido demasiado sin espacio para nosotras.
El día de hoy te escribo bucando ofrecerte una invitación a pausar, escuchar tu voz interna y volver a conectar con tu merecimiento.
Porque la paz financiera no empieza en tu cuenta. Empieza en tu cabeza.
¿Alguna vez te ha pasado que cuando las cosas empiezan a ir bien, algo dentro de ti entra en pánico?
Te saboteas. Te escondes. Dudas.
Nos pasa porque muchas crecimos con mensajes contradictorios:
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"Sé independiente, pero no demasiado."
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"Tú puedes con todo, pero no cobres tanto."
-
"Triunfa, pero sin que se note."
Nos prepararon para sostener a otros. Pero no para recibir. Mucho menos para brillar.
Recuerdo una conversación con una amiga donde hablábamos de un proyecto que podía duplicar mis ingresos. Y sin pensarlo, soltar una frase que me reveló por completo:
"No quiero ganar más, me da miedo volverme como ellos."
¿Ellos quiénes? Los que se olvidan de sus valores. Los que se desconectan. Los que se creen superiores.
Y me di cuenta de que estaba cargando un pacto de lealtad invisible: no ser como "ellos."
Aunque eso significara traicionarme a mí.
No era miedo al dinero. Era miedo a perderme. A no pertenecer.
Muchas mujeres tenemos una herida silenciosa: la del merecimiento. Esa que nos dice que primero los demás.
Que nos pone en modo cuidado, pero nos impide recibir cuidado.
Y esa herida se activa cuando:
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Vas a cobrar y te da culpa.
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Tienes dinero y te da ansiedad.
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Sabes lo que vales, pero no lo pides.
No es casualidad. Es sistema. Es historia. Es patriarcado internalizado.
Y también es una herida que se puede sanar.
Este es un llamado a observar de verdad:
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¿Qué frases repites sobre el dinero que no te pertenecen?
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¿Cuándo empezaste a creer que tenías que justificar cada peso que ganas?
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¿En qué momento te convencieron de que recibir era egoísmo?
Cambiar de mentalidad no es magia. Es desprogramación. Y eso empieza con una decisión: dejar de traicionarte por pertenecer.
Durante 48 horas, escucha todo lo que piensas sobre el dinero. Sin filtro. Escríbelo.
Luego pregúntate:
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¿De quién son esas frases?
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¿Te hacen sentir libre o limitada?
-
¿Se las enseñarías a una hija, sobrina o amiga?
Lo que no repetirías a otra mujer, no lo sigas repitiendo dentro de ti.
1. "No soy buena con el dinero." → Tal vez nunca te enseñaron. Pero puedes aprender.
2. "El dinero corrompe." → El dinero solo amplifica lo que ya somos.
3. "Yo primero no." → Si tú no estás bien, nada de lo que sostienes florece.
Por eso creé el Santuario de Identidad Financiera. Para que dejes de ir sola.
Para que te sientes con otras mujeres que están reescribiendo su relación con el dinero.
No desde la exigencia. No desde la perfección. Desde la verdad. Desde el cuerpo. Desde la ternura.
Durante junio, puedes entrar como miembro fundadora sin costo.
No para que lo pienses. Para que lo habites.
Y no me voy sin dejarte unas preguntas poderosas...
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¿Qué historia heredaste sobre lo que una mujer "debe" hacer con el dinero?
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¿Qué parte de ti siente culpa por desear más?
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¿Qué se liberaría en tu linaje si tú dijeras que sí a recibir?
Yo digo que si este mensaje resuena es que estás lista para dejar de negociar tu valor.
Tu libertad no empieza cuando todo esté en orden. Empieza cuando dejas de explicarte por qué desear vivir mejor.
✨ Entra al Santuario de Identidad Financiera. Este es el lugar donde tu voz vuelve a ser tuya.
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