“La verdadera integridad es hacer lo correcto, sabiendo que nadie sabrá si tú lo hiciste o no”.
La integridad es el común denominador que sustenta nuestra vida.
Tener carácter, principios, conciencia y sinceridad nos llevan a una vida de mayor sabiduría y gozo. Las personas con integridad son aquellas cuyas palabras concuerdan con sus hechos y cuyas conductas reflejan sus valores. Se puede confiar de modo incondicional en su honestidad y su moral. Honran sus compromisos. Son dignas de confianza. Se les conoce por hacer lo correcto, por los motivos correctos, en los momentos correctos.
Aunque numerosas leyendas de integridad se llevan a cabo en ambientes públicos donde otros pueden verlos, a menudo los ejemplos más poderosos ocurren en la tranquila quietud de un momento privado: cuando nadie más los ve.
En el ejército se conocían líderes muy competentes… pero no tenían carácter. Por cada trabajo que hacían bien buscaban recompensa en forma de promociones, en forma de galardones y condecoraciones, en forma de progresar a expensas de alguien más, en forma de otro pedazo de papel que les reconociera otro título: un camino seguro hacia la cúspide. Como pueden leer, esas eran personas competentes, pero les faltaba carácter.
También he conocido muchos líderes con espléndido carácter, pero sin capacidad. No estaban dispuestos a pagar el precio del liderazgo, a correr la milla extra porque eso es lo que se necesita para ser un gran líder, un líder don integridad.
Y eso lo es todo. Para dirigir a soldados, marinos, vendedores, equipos de futbol, la familia, etc, se requiere tener tanto integridad, como carácter y capacidad.
Una historia de reflexión:
“Según la Agencia de Noticias Extranjeras, cuando el rey Christian de Dinamarca observó una bandera nazi ondeando sobre un edificio oficial danés durante la Segunda Guerra Mundial, exigió a un funcionario alemán que la retirara.
El alemán contestó que la bandera estaba flameando de acuerdo a las instrucciones de Berlín.
-La bandera se debe de quitar antes de las doce –declaró el monarca-,o de lo contrario enviaré a un soldado a retirarla.
A las doce menos cinco la bandera aún estaba ondeando, así que el rey comunicó que estaba anunciando un soldado a bajarla.
-Se le disparará al soldado –advirtió el oficial nazi.
-Soy ese soldado –contestó tranquilamente el rey.
La bandera nazi fue removida.
"Es más fácil luchar por nuestros principios que vivir a la altura de ellos”.
La medida final de nuestra vida no es dónde se para en tiempos de comodidad y conveniencia, sino dónde se para en tiempos de desafío y controversia.
“La antítesis o lo contrario de lo que es la integridad es la indiferencia a no expresar o defender aquello que creemos”
Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.
Comentarios
Me gusta la descripción que se dá de la integridad, y realmente ser íntegros trae muchos problemas, pero la convicción es algo que no debe cambiar sólo por ser parte de
saludos
letty