La historia de cada hombre y de cada mujer, es diferente. Eso es lo que nos personaliza y nos individualiza. Y, hay tantas historias de vida, como habitantes hay en el planeta Tierra. La historia de cada ser humano, se escribe con la sucesión de hechos y acontecimientos de los cuales es protagonista, y que lo definen en lo que se refiere a su manera de pensar y sentir el mundo que nos rodea.
Las experiencias que vamos viviendo, modelan nuestras ideas, nuestras convicciones, nos crean una imagen personal, una determinada creencia sobre nosotros mismos y una manera muy particular, de apreciar la realidad. Y esta manera, tan particular de apreciar la realidad a veces opera y funciona a nuestro favor, y a veces opera y funciona totalmente en nuestra contra.
Para algunas personas, los episodios vividos, son recordados como sucesos que provocaron mucha tristeza, mucho dolor, mucha impotencia.
Otras personas tendrán recuerdos altamente positivos, respecto de su paso por la vida hasta el presente. El balance que hacemos entre estos recuerdos positivos y negativos, culmina definiendo el tipo de persona que somos hoy. O sea, nadie es como es, por casualidad. No es que tenga un carácter fuerte, no es que tenga determinados aspectos o aristas de su personalidad, sino que más allá de lo que recibimos genéticamente, lo que vamos viviendo en nuestra vida, es lo que va conformando nuestra manera de ser.
Hay personas que son extremadamente permeables a la opinión de los demás, que necesitan de la aprobación de los demás, como el oxígeno vital para poder seguir viviendo. Otras personas son totalmente autosuficientes. No les importa absolutamente para nada la opinión de los otros. Se trazan un surco y un camino, y por él transitan, en el acierto, o en el error.
Y tú podrás estar preguntándote, cuál es el mejor camino. Y yo creo que el mejor camino, es el del medio. Porque nadie es totalmente autosuficiente como para no escuchar un consejo, como para no establecer un vínculo con el resto de los seres humanos, para compartir experiencias.
Considero muy importante, que cada ser humano tenga su proyecto personal, tenga un sueño, o varios sueños, para su vida, que vaya tras ellos, y que los pueda verdaderamente cumplir.
Y se torna necesario, que periódicamente, ingresemos en ese túnel del tiempo, para reencontrarnos con esas vivencias, porque en general, de esas vivencias, y sobre todo de las negativas, hemos salido fortalecidos a través del tiempo. Entonces, ese balance, ese ingreso al túnel del tiempo, no lo debemos hacer para quedar atrapados en el pasado, sino para identificar cuál o cuáles de esos acontecimientos pueden ser los responsables de haber generado en nosotros, conceptos tan destructivos y tan devaluados, como el “no puedo” ó “no creo ser capaz de”… porque este tipo de pensamientos, solamente contribuye a paralizarnos, no permitiéndonos avanzar en la confección de nuestro proyecto de vida.
Partir de la base que todo ser humano tiene que tener un proyecto de vida, e identificar las circunstancias en que estas creencias fueron ganando espacio en nuestro interior, se torna muy importante, porque el próximo paso va a ser abandonar definitivamente esta manera de pensar.
No es imposible lograrlo. Tú puedes pensar, o puedes creer, que es difícil, pero en realidad, es bastante más sencillo de lo que tú te imaginas. Porque estas afirmaciones negativas, acerca de nuestras capacidades, de nuestras potencialidades, sólo se convierten en una verdad, si nosotros creemos ciegamente en ellas.
Definir hacia donde queremos ir y hacia donde queremos llegar, es tan importante como definir donde estamos hoy y el grado de satisfacción o insatisfacción con lo que la vida nos devuelve. Es posible que tengas que hacer tu proyecto solamente para los próximos seis meses. De ese modo podrás evaluarlo y monitorearlo, no estableciendo metas inalcanzables sino creíbles y sustentables por ti. Créeme que sin temor a equivocarme, la elaboración de un proyecto personal, es el antídoto ideal para evitar la angustia, la ansiedad y la depresión que lamentablemente hoy podemos apreciar que aumentan significativamente al haber perdido el rumbo tanto hombres como mujeres.
Es cierto que no es fácil vivir y convivir en un mundo que se nos presenta muchas veces como cruel e insensible, frío e indiferente frente a nuestras necesidades, pero en forma individual nada podemos hacer para que esto cambie. Solamente trabajando en forma mancomunada podemos cambiar las reglas de juego, que en definitiva son impuestas por los mismos seres humanos. Lo que sí podemos afirmar es que el mundo hoy en día es impredecible, y eso nos obliga a saber dónde estamos ubicados en nuestra realidad, y a tener la flexibilidad y la capacidad de adaptación, necesarias para poder responder con habilidad a los desafíos a los que la vida nos expone.
Tú puedes hacerlo; pon manos a la obra y analiza cómo te ha ido en el año que ha terminado, y qué expectativas y planes tienes para el que comenzó. Verás como una sonrisa se dibuja en tu rostro en la medida que sepas cuáles serán los caminos que quieres recorrer.
Dr. Walter Dresel
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