En la infancia y en la adolescencia, todos los seres humanos tenemos sueños, planes y queremos realizarnos como eso que somos, como seres humanos y ese deseo se constituye verdaderamente en una vocación que es el motor que nos impulsa a vivir.
Pero el tiempo va pasando, vamos creciendo, y el vértigo con que los escenarios de nuestra vida van cambiando, hace que muchos de esos deseos deban ser actualizados. Y muchas personas cuando llegan al final de la adolescencia, y tratan de realizar sus objetivos, se encuentran con muchas dificultades. Y este es uno de los temas que yo reiteradamente intento instalar, en el pensamiento de todos, y es, que deberíamos introducir una asignatura en la enseñanza secundaria, quizás en los últimos años de la primaria, también, y de allí para adelante, para poder instruir a las generaciones más jóvenes, en ciertas habilidades para poder manejarse con la vida.
Y esas personas, esos jóvenes que comienzan a salir a la lucha por la vida, como no logran superar esas dificultades, van adaptándose o acomodándose a las circunstancias y llevan una vida totalmente inferior a sus posibilidades, mientras realizan por ejemplo, trabajos que no los motivan, profesiones para las cuales no tienen una vocación específica; desde el punto de vista afectivo, mantienen relaciones vacías, se sienten solos aunque estén muchas veces en compañía, y viven sumidos en la angustia, la depresión, o el tedio. Y ésto es válido para el sexo masculino, para el sexo femenino, y es algo que lamentablemente comprobamos cotidianamente en lo que es nuestro trabajo clínico. Qué sucede con esto? O sea, que es lo que tenemos que hacer? Llega un momento en que la persona se pregunta: ¿esto es vivir? O sea, amar, significa esto? Sienten como si hubieran sido engañados con la promesa de una vida que no logró realizarse.
Y el mundo color de rosa, por supuesto que no existe,verdad? El final de los cuentos de hadas o de las películas que en alguna época Hollywood nos mandaba, realmente no es lo que comúnmente caracteriza a la vida de los seres humanos. Pero, sin embargo, tampoco el fracaso existencial, el otro polo, tiene que ser el destino inevitable del ser humano.
Entre ese sueño color de rosa que decimos que no existe, y el otro extremo, que es el fracaso inevitable, hay una salida, o quizás, hay varias salidas, pero sólo para aquellas personas que logren definir sus objetivos y sobre todas las cosas, creer en la capacidad de lograrlo.
Esto significa que tienen que ser conscientes de que los objetivos realmente importantes de su vida, le van a exigir, no solamente el desarrollo de una capacidad específica, sino también algo que es importantísimo, y que es el COMPROMISO para poder lograr esto.
Y hablamos permanentemente, y escuchamos decir por todos lados, que hay que adaptarse a la realidad. Y una cosa es adaptarse a los cambios, y a las circunstancias de la vida, y otra muy diferente, es aceptar que esa adaptación a la realidad es adaptarse a una vida pobre, carente de amor, carente de éxito, carente de amigos, carente de una cantidad de situaciones que le dan COLOR y CALOR a la VIDA.
De la misma manera, como por ejemplo los israelíes, generaron enormes plantaciones en el desierto, y los holandeses aumentaron su territorio quitándole espacio al mar, me parece que es mucho más importante que adaptarse a una realidad que es negativa para nosotros, las personas, hombres y mujeres, comiencen a vivir la realidad que desean vivir, que comiencen a crear el mundo tal como piensan que debe ser. Porque ése, es el mayor poder que tiene el ser humano: ejercer el liderazgo de su propia vida, determinar cómo va a ser su vida.
Y a algunas personas, les encanta el éxito, cultivan sus habilidades, cosechan logros, saben que los fracasos existen, pero no en el terreno que ellos cultivan, mientras que otras personas, hacen exactamente lo contrario: cultivan los fracasos, buscan los problemas, buscan los obstáculos, sobreestiman sus dificultades, “jamás voy a poder”, “no soy capaz”, aumentan sus limitaciones, se fijan un techo, el cual nunca van a poder superar, inventan excusas y cosechan fracasos verdaderamente gloriosos. Saben que existen los éxitos, pero ésto no es para ellos, ésto es, supuestamente, para un pequeño grupo de elegidos, que tienen determinadas habilidades que ellos no poseen.
Y lo que las personas, como tú o como yo, recogemos como resultado de nuestro esfuerzo, es la consecuencia de las metas que nos hemos trazado. De nuestra dedicación, pero sobre todo, de nuestra capacidad para poder conseguirlas.
Y eso es lo que explica el éxito, pero … eso también es lo que explica el fracaso, en todos los órdenes de la vida.
Dr. Walter Dresel
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