No importa a qué generación pertenezcas; si estás empezando a vivir o si los años que has vivido se reflejan en tus líneas de expresión. Lo que verdaderamente importa es que siendo mujer existe algo que te une y que nos une a todas, que trasciende el tiempo, que nos conecta, que nos hace fuertes, y eso no es más que nuestra esencia; esa que nos identifica a pesar de ser tan distintas, que nos hace fuertes en los momentos difíciles, que nos impulsa a crecer a pesar de los obstáculos, que nos permite saber plena y abiertamente, ¡lo mucho que valemos!.
Nuestra escencia engloba todo lo que somos, y nos recuerda lo capaces que podemos ser si decidimos enfrentar con valentía la época que nos tocó vivir. Empecemos a reflexionar sobre la manera en que somos capaces de reaccionar, de sentir y de vivir cada acontecimiento de nuestra historia.
No es un secreto que vivir duele, y mucho; pero también nos regala momentos inolvidables, que pueden ser tan intensos como cada una queramos que sean. En nosotras está el saber aprovechar cada vivencia para transformarla en recompensas maravillosas con las que podremos caminar hacia nuestros sueños.
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