Hola, te doy la bienvenida a RIENDAS, un espacio para entender, afrontar y superar la adicción. Soy Gina Vega y en los próximos minutos, vamos a desmantelar una de las ideas más pesadas y paralizantes sobre el consumo: la culpa.
Si estás luchando contra una adicción, o simplemente sientes que perdiste el control sobre algo, seguro has escuchado frases como: "Si quisieras, lo dejarías", o peor aún, te lo has dicho a ti mismo: "¿Por qué no puedo parar? Soy débil".
Hoy quiero que te grabes esto a fuego: La adicción no es una falla moral. No es un vicio. Es una enfermedad del cerebro.
Imagina esto: el cerebro tiene un sistema de recompensas, diseñado para que repitamos conductas que nos dan placer y nos ayudan a sobrevivir, como comer o socializar. Las sustancias adictivas son como un hacker: entran a ese sistema y lo secuestran. Liberan una cantidad tan masiva de dopamina que el cerebro se reconfigura. Le "enseñan" que esa sustancia no solo es placentera, sino que es necesaria para sobrevivir.
Por eso, la parte de tu cerebro que toma decisiones lógicas, la que sabe que el consumo te hace daño, pierde la batalla contra la parte primitiva que grita: "¡Lo necesito ahora!".
Piénsalo como una alergia muy severa. Tú no eliges ser alérgica al maní, ¿verdad? Pero una vez que lo eres, un solo maní puede desatar una reacción fuera de tu control. Con la adicción es similar. No elegiste reconfigurar tu cerebro, pero la sustancia lo hizo por ti.
Así que, respira profundo y libérate de esa primera capa de peso: No es tu culpa.
Pero aquí viene la segunda parte de la frase, la que te devuelve el poder: ...pero es tu responsabilidad.
Que no sea tu culpa no significa que seas una víctima indefensa. Significa que ahora tienes una condición que debes manejar. Igual que una persona con diabetes no tiene la culpa de su enfermedad, pero es 100% responsable de monitorear su azúcar, aplicarse insulina y cuidar su dieta.
Tomar la responsabilidad no es cargar con la culpa. ¡Es todo lo contrario! Es tomar las riendas de tu vida.
¿Y cómo se ve esa responsabilidad en la práctica?
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Es levantar el teléfono y pedir ayuda. Es admitir en voz alta: "Sola no puedo".
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Es ir a esa primera reunión de un grupo de apoyo, aunque te tiemblen las piernas.
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Es aprender a identificar qué te lleva a consumir, no para culparte, sino para crear un plan.
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Es ser honesta con tu terapeuta o tu padrino/madrina, incluso cuando sientes vergüenza.
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Es elegir, cada día, a veces cada minuto, hacer algo diferente. Caminar, llamar a alguien, respirar hondo... cualquier cosa que no sea consumir.
La enfermedad puede que te haya quitado la libertad de elegir si consumes sin consecuencias, pero nunca te quitará la libertad de elegir luchar por tu recuperación. Esa es tuya y de nadie más. La responsabilidad es tu superpoder.
Así que el mensaje de hoy es simple, pero transformador:
Quítate el pesado saco de la culpa. No te sirve de nada. Entiende que luchas contra una condición médica real. Y luego, con la espalda más ligera, usa tus dos manos para tomar las riendas de tu responsabilidad. Porque ahí, en esa decisión de actuar a pesar de la enfermedad, es donde empieza tu camino de vuelta a ti.
Gracias por escuchar. Si esto te hizo sentido, el primer paso, tu primer acto de responsabilidad, puede ser compartir este episodio con alguien o simplemente tomar un minuto para pensar: ¿Cuál es el primer paso que puedo dar hoy?
Soy Gina Vega, y te espero en el próximo episodio de RIENDAS para seguir construyendo juntos este camino.
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