¿EN 21 DÍAS CAMBIAS?

12296544099?profile=RESIZE_710xSeguramente has escuchado más de una vez, que son suficientes 21 días de fuerza de voluntad para transformar hábitos. William James, a quien se le considera el padre de la psicología moderna, escribió en su obra “Principios de Psicología”, un capítulo destinado al “hábito”, en el que sostiene la teoría de los 21 días, apoyado en el análisis de la plasticidad cerebral. Esto ocurrió en 1890, pero, debido al acceso que ahora tenemos a tantos medios de comunicación, nos encontramos con mensajes, tales como: “cambia tu alimentación en 21 días”, “baja de peso en 21 días”, “disminuye tu abdomen en 21 días”, “medita durante 21 días”, entre muchos otros, que prometen resultados “mágicos” en ese periodo, pero, exactamente ¿Qué significa?, ¿Qué si haces ejercicio para el abdomen durante 21 días lo tendrás marcado y ya no tendrás que preocuparte más?, o que ¿si meditas 21 días, ya tu alma estará en paz?

“La plasticidad cerebral se refiere a que el aprendizaje, la adquisición de habilidades, las influencias interpersonales y sociales, así como algunos otros elementos, pueden ejercer un efecto en la estructura física del cerebro, modificándolo y estableciendo nuevas relaciones y circuitos neuronales, que a su vez, alteran su funcionamiento” (Alcover y Rodríguez, 2012); pero, aunque el cerebro tiene la posibilidad de adquirir nuevos hábitos, opondrá resistencia, así que, habría que considerar que esos 21 días serán de constancia y mucha dedicación, pero el cambio no permanece después de ese periodo, si se regresa a las viejas prácticas. Por lo que no es suficiente con ejercitarse 21 días, como algunos quieren hacerte creer; ese tiempo es el que se supone que deberías hacer el ejercicio para empezar a necesitarlo, aunque no siempre es así.

Tal Ben Shahar, experto mundial en el estudio de la felicidad, afirma que la fuerza de voluntad no es suficiente para conseguir una meta. Él recomienda que sean 30 días de enfoque en un solo cambio, a través de tres “r”: recordatorios, repetición y rituales.

Si de recordatorios se trata, puedes agendar en tu celular, la hora en que deberás practicar la nueva actividad, pero sería importante reforzar con algunos estímulos visuales, por ejemplo, si se trata de cambiar la dieta, sería estimulante un letrero en el refrigerador, con la lista de los alimentos permitidos y, por su puesto, si de ti depende, no compres aquello que no debas consumir.

La repetición es lo que hace la costumbre, y es ahí, donde la motivación juega un papel primordial; una ayuda es tener la imagen de una persona con la figura deseada, en algún lugar visible, si de ejercitarse se trata, y, por supuesto, buscar el tipo de ejercicio que te resulte más agradable o, al menos, acompañarlo con algún estímulo grato, como la música de tu preferencia, o en compañía de alguien muy disciplinado, para que fortalezca la decisión que has tomado.

El ritual es incorporar esta nueva práctica a tu quehacer cotidiano, como lavarte las manos antes de comer o desmaquillarte por las noches. Asigna a esta nueva práctica un tiempo específico todos los días y, por ninguna razón, te comprometas con algo o alguien en ese espacio, porque lo mandarás a un nivel secundario, a un intento que puedes dejar de lado, frente a la mínima provocación.

Es complicado, pero, un cambio de hábito se consolidará en la medida en que te decidas a realizarlo desde ahora y para siempre. Los 21 días no hacen milagros, pero tu firme decisión, sí.

Si necesitas apoyo, búscame en gabycruzcoach@gmail.com

 

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