La sed de justicia puede llegar a infiltrase en tus relaciones personales y evitar que te comuniques eficientemente con las demás personas. El conocido lema: “¡No es justo!” es una de las quejas más comunes y destructivas.
Para poder considerar que algo es injusto tienes que compararte con otra persona o con otro grupo de personas. Nuestra mente funciona más o menos así: “Si ellos pueden hacerlo, yo también”. “¡No es justo que tú tengas más que yo!” “Si yo no puedo hacer eso, ¿por qué lo vas a hacer tú? En estos casos determinas lo que es bueno para ti basándote en la conducta de otros. Ellos, no tú, están a cargo de tus emociones.
Si te sientes perturbada porque no puedes hacer algo que otra gente puede o ha hecho, es porque has dejado que sean ellos los que te controlen. Cada vez que te comparas a ti misma con cualquier otra persona, estás jugando el juego del “No es justo” y trasladándote desde tu postura de confianza en ti misma al pensamiento externo dirigido por terceros.
Una de mis cocheadas a la que llamaré María, es un buen ejemplo de este tipo de pensamiento autodestructivo. María lleva cinco años de casada y se quejaba de que no era feliz en su matrimonio. En una sesión de grupo, ella hizo una dramatización de una discusión conyugal. Cuando el joven que hacía de marido de María, que era un ejecutivo de seguros, le dijo algo, a mi parecer, desagradable, María inmediatamente le contestó diciendo: “¿Por qué dices eso? Yo nunca te digo cosas así a ti”. Cuando él le mencionó a sus hijos, María dijo, “Eso no es justo”. Yo nunca mezclo a los niños en nuestras discusiones.
Cuando la interpretación de roles se dirigió en “negociar una salida de noche un sábado”, el razonamiento de María fue nuevamente: “Eso no es justo, tú sales siempre y yo me tengo que quedar en casa con los niños”.
Para María, su matrimonio debía funcionar según una lista de comparaciones. “Una para ti, otra para mí” Todo tenía que ser parejo y justo. Si yo hago esto de esta manera, tú tienes que hacerlo igual. No es extraño que María se sintiera herida y llena de rencores todo el tiempo, más preocupada de ajustar cuentas y reparar injusticias imaginarias que de examinar y quizá mejorar su vida matrimonial.
La búsqueda de justicia de María era un neurótico callejón sin salida. Ella evaluaba el comportamiento de su marido basándose en su propio comportamiento y su felicidad con base al comportamiento de su marido.
El concepto de justicia es un concepto externo, una manera de evitar el hacerte cargo de tu propia vida. En lugar de pensar que las cosas son injustas, puedes decidir lo que realmente quieres, y darte a la tarea de buscar los modos para lograrlo, “independientemente de lo que el resto del mundo quiere o hace”.
El simple hecho de que todas las personas somos distintas, sin importar cuánto te quejes y reclames porqué los demás tienen más que tú, ya que así no lograrás ningún cambio positivo. Existen muchas personas que trabajan menos y ganan más dinero. Otras personas mejoran sus posiciones por favoritismo mientras que tú eres más hábil, eficiente, cálida, fuerte, positiva y segura.
Tú esposo, tus hijos, tus compañeros de trabajo, etc seguirán haciendo las cosas de una manera diferente a la tuya. Si te enfocas a ti misma en vez de compararte con los demás, te darás cuenta de que no vale la pena molestarte por la falta de equidad y justicia.
“Tú puedes hacer todo lo que te propongas, es cuestión de actitud”
Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.
Comentarios
Creo que estoy pasando por algo similar y a decir verdad no me gusta porque estoy dejando de ser yo. ME encanto el artticulo, muchas gracias