Antes había muchas relaciones en las que se soportaba cualquier cosa por sostener el matrimonio. Hoy hay una frase muy común en las parejas, que es: “nos vamos a tener que separar”.
Cualquier tensión o conflicto lleva a pensar que, entonces, no está funcionando. Pero no tenemos que buscar ponernos de acuerdo para que el conflicto no esté más, sino transitarlo, teniendo en cuenta que el conflicto nos va a modificar a los dos. El conflicto en la pareja no es un conflicto con la pareja, sino que es personal. Yo puedo culpar al otro con el conflicto y convertirme en víctima, pero eso no va a resolver el conflicto. Lo importante es revisar qué me pasa con ello y cómo colaboro para crearlo como una manera de comenzar a destrabarlo.
Por otro lado, una de las grandes fuentes de conflicto se deben al descuido del erotismo cuando nacen los hijos, ya que se vuelven una pyme de crianza, de gestión de la vida de los hijos, pero lo cierto es que eso tiene algo muy frustrante, porque se deja de ver a la pareja y se pierde el erotismo.
Yo pienso que ese es el modelo que reemplazó al matrimonio, porque el matrimonio era una institución muy centrada en que la familia consolidaba a la pareja, mientras que hoy es la felicidad de la pareja la que determina la estabilidad de la familia.
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