¿Quién acompaña al líder cuando nadie lo hace?
En mis sesiones, he escuchado una y otra vez la misma sensación:
- "Siento que no puedo mostrarme vulnerable; todos esperan que tenga las respuestas."
- "Me aplauden los resultados, pero nadie ve el peso de las decisiones que cargo."
- "Estoy rodeado de gente todo el día… pero me siento solo."
El liderazgo —especialmente en niveles altos— puede volverse un camino solitario. Uno donde las responsabilidades crecen, pero el espacio para detenerse, compartir dudas o reconocer emociones se reduce.
Muchos líderes brillantes se acostumbran a operar en automático: resolver, decidir, avanzar… sin tiempo para preguntarse cómo están realmente. Hasta que un día, se detienen y se dan cuenta: están liderando hacia afuera, pero se han olvidado de escucharse hacia adentro.
Hoy quiero compartirte algunas historias que me han confiado mis clientes —y también vivencias propias— para recordarte que, detrás de los cargos importantes, hay personas reales que también necesitan contención, claridad y espacios seguros para reconectar con lo que los mueve.
El Impacto de la Soledad en el Liderazgo
Recuerdo una escena del mundo financiero donde el último en enterarse de ciertas crisis era el director general. ¿Por qué?
Primero, porque su equipo pensaba: “ya tiene demasiadas cosas, ¿para qué molestarlo?”. Así, esperaban a que estallara la bomba para informarle.
La segunda razón era aún más compleja: temían su reacción. Había veces en que el director sentía que lo habían aislado, que tomaban decisiones a sus espaldas, y respondía con ira… lo que solo reforzaba el ciclo de silencio.
Una cosa es asumir la responsabilidad y resolver sin escalar todo. Otra muy distinta es aislar al líder y fingir que no pasa nada. En ambos casos, el resultado es el mismo: el líder queda excluido de temas relevantes bajo su propia gestión.
En otra ocasión, un director comercial con más de 30 años de carrera me confesó que su liderazgo estaba siendo cuestionado.
Después de tantos logros, sentía que cada conversación con su equipo era un campo minado. No sabía cómo acercarse sin que alguien se sintiera agredido.
Temía mostrarse vulnerable y expresar que quería llegar a los resultados en conjunto, con apertura a cambiar sus formas. Hizo ajustes, pero con miedo de que fueran invisibles… o demasiado tarde.
Se sentía solo. Como alguien que intenta surfear una ola gigante sin tabla, confiando en que no lo arrastrara.
También veo esto en líderes emprendedores que, con valentía, lanzan sus proyectos sin tener aún con quién rebotar ideas o validar decisiones. Su intuición es su brújula, pero también su única compañía. Aunque construir su empresa los entusiasma, el camino puede ser profundamente solitario.
La Importancia de la Comunidad para Superar la Soledad
Durante la pandemia, creé foros mastermind para darles un espacio donde compartir retos sin sentirse vulnerables y recibir retroalimentación objetiva. Aún conservo mi propio mastermind con mis socias del IWF: un círculo seguro donde intercambiamos ideas brillantes y recordamos que no estamos solas.
Sigo pensando que este camino de solitud no desaparece… pero se puede acompañar. Por eso he creado comunidades digitales que ayuden a disminuir esa sensación de aislamiento.
Y quizá, si tú también te has sentido así, este mensaje te recuerde que no estás solo.
Que liderar no significa cargar con todo en silencio.
Y que estar presente —consciente, humano, conectado— puede ser tu mayor fuerza.
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