“El conocimiento no es más que la expansión de nuestra esfera de ignorancia”.
- Albert Einstein
En algún momento de nuestra vida, decidimos creer que somos alguien porque tenemos un diploma universitario o sentimos que no somos lo suficientemente buenos porque no lo tenemos. Llegamos a la conclusión de que sabemos más si estamos educados y creemos que la gente más educada vale más.
Bien, permíteme decirte que cuanta más educación tengas más te alejarás de la sabiduría y la verdad y que “la verdad te hará libre”. Para poder conocer la verdad, necesitas soltar todo lo que sabes, los conocimientos adquiridos, lo que has aprendido, tus creencias y tus percepciones. La verdad es una experiencia y no se puede describir con palabras. La alcanzas sólo cuando estás abierto y dispuesto a decir: “Quizás no sé tanto como creía saber”.
A medida que el ego y el intelecto sueltan todo el conocimiento aprendido, repentinamente sabes con tu corazón. Pero esto no tiene nada que ver con la educación o el aprendizaje. Es una sabiduría natural que no puedes explicar ni adquirir en la escuela. ¿Cómo puedes saber si la información viene del ego (tu programación) o de la inspiración (Dios)? En realidad no lo sabes, pero puedes darte cuenta más adelante. Siempre digo que, en mi propia vida, para saber si algo viene de la inspiración, en general debo observar el pasado. Si observo el pasado y me gusta lo que veo, sé que hice lo que se sentía bien en mi corazón y no en mi intelecto. La gente me pregunta: “¿Cómo decides qué hacer y qué no hacer? ¿Cuándo decides actuar o no actuar? ¿Cómo decides qué es bueno para ti?”. “Bien,” les digo, “no lo sé. Simplemente sigo mi corazón. Si se siente bien en mi corazón, entonces sé que está bien”.
El secreto está en actuar desde la inspiración, sin pensar. Por ejemplo, si una serpiente se cruza en tu camino, ¿tú te alejas o te pones a pensar? Si piensas, no tendrás tiempo para alejarte. La serpiente probablemente te muerda antes de que puedas tomar una decisión. Ahora ya lo sé. Sé que mi sabiduría reside en mi corazón y sé que no sé tanto como creía saber. Pero hay algo que sé sin lugar a dudas: ¡no quiero que me muerda una serpiente! Esto se aplica a todas las áreas de tu vida. Cuando actúas ‘natural’ e ‘instintivamente’, las cosas simplemente fluyen, y luego te das cuenta de que era lo correcto. En cambio, cuando piensas mucho y lo analizas una y otra vez, pierdes tu ritmo natural, dejas de ser tú mismo, y todo se torna más difícil. Esto sucede porque, cuando piensas y te preocupas, no estás en el fluir. No estás en Cero y, por lo tanto, la inspiración no puede llegar. Un método rápido para volver a Cero es pensar en las cosas por las que te sientes agradecido en una situación particular o con una persona especial en tu vida. Siempre puedes elegir a qué parte de tu mente le darás poder.
Como afirma la Dra. Jill Bolte Taylor en su libro, Mi derrame de iluminación: “La sección derecha de mi mente está abierta a nuevas posibilidades y es capaz de ver más allá de las ideas comunes. No se ve limitada por las reglas y normas establecidas por la sección izquierda, que es la que establece la norma. En consecuencia, la sección derecha es muy creativa en su deseo de probar cosas nuevas”. Durante 12 años, estudié con un maestro hawaiano que me explicaba el concepto de inspiración de la siguiente manera: “La inspiración siempre llega de Dios/el universo. Es una idea original o información nueva. Es la mejor solución o la respuesta perfecta que no pueden ser explicadas”. Me dejó claro que la inspiración no debe confundirse con la intuición. La intuición también forma parte de nuestras memorias que se repiten una y otra vez (de nuestra mente subconsciente). Es algo que ya sucedió y hay una parte de ti (tu subconsciente, el niño en tu interior) que te advierte que volverá a suceder, para que lo evites. ¿Qué ocurre con los sueños? También son memorias que se repiten en nuestra mente. La inspiración puede llegar un día cuando nos conectamos con el universo sin filtros, con el corazón abierto. La inspiración es como el aire fresco. Siempre está más cerca de ti que tu propia respiración y está disponible las 24 horas del día y los siete días de la semana. Es gratis, ¡y a menudo no la usas!
Las inspiraciones son aquellas ideas que llegan a ti sin que sepas de dónde provienen. Resultan ser soluciones perfectas que nunca se te hubieran ocurrido. Llegan de la nada y no puedes explicarlas. Tal vez ni siquiera tengan sentido en el momento. He vivido varias experiencias importantes de este tipo y, cada vez que confié en lo incierto, lo desconocido e inexplicable, los resultados han sido maravillosos. Aprendí a confiar y a seguir mi corazón (inspiración) y no a mi intelecto (ego). Lo que mi intelecto me decía siempre parecía tener mucho sentido. Sin embargo, lo que mi corazón me decía era que confiara, que soltara y que lo intentara. Por favor, recuerda que soy argentina y judía (me considero muy intelectual y con educación). También soy contadora y de virgo (el signo perfeccionista).
Mi historia es un buen ejemplo de cómo alguien puede cambiar para ser menos arrogante y más humilde. Si yo aprendí a decir: “No lo sé”, ¡significa que todos pueden hacerlo! En 1997, era una exitosa contadora impositiva sénior y trabajaba para una gran empresa de Contadores Públicos Certificados, en los Ángeles. Me iba muy bien y ganaba dinero en un área de negocios predominantemente masculino. Eso en sí mismo representa un gran logro para cualquier mujer. Contaba con seguridad laboral y un gran ingreso. ¿Qué más podía pedir? No tenía nada de qué preocuparme en cuanto al dinero y la estabilidad. En aquel momento, me estaba divorciando, y lo lógico hubiera sido continuar en la oficina de Contadores Públicos, pero decidí comenzar mi propio estudio contable. Este impulso no sólo me llegó de la nada, sino que además no era algo sensato para siquiera considerar. ¿Cómo obtendría clientes y el dinero suficiente para pagar la alta renta a la que recién me había comprometido porque una amiga que se iba a mudar conmigo cambió de idea a último momento? Finalmente, al poco tiempo, renuncié a mi trabajo y abrí mi propio estudio, al cual llamé Your Business, Inc.. ¡Qué aterrador salto de fe! Pero todo parecía estar en el fluir. La parte económica comenzó a funcionar. Los clientes llegaban de todas partes; mi negocio prosperaba. En seguida, tuve mi propio estudio exitoso y comencé a ganar más dinero del que jamás había imaginado. Ya no necesitaba a una compañera para pagar el alquiler de mi vivienda. Ocho meses después, pude comprar la casa que alquilaba, aunque no cumplía con los requisitos para obtener la hipoteca. Confié y solté. Sabía que, si la casa era para mí, Dios me conseguiría el préstamo. No necesité comunicarme con un agente de préstamos; ¡el agente me llamó a mí para ofrecerme su ayuda! Estas cosas pueden sucederle a cualquiera, pero hay un truco, un secreto: necesitas confiar. Cada vez que descubras que estás preocupándote o pensando demasiado en algo, debes soltar y dar permiso a Dios y desprenderte, sin expectativas. En 2007, estaba aprovechando la seguridad que me brindaba mi éxito con Your Business, Inc. para permitirme la libertad de dedicarme a mi pasión como autora, líder de seminarios y oradora. Verás, disfrutaba de mi tarea de contadora independiente, pero ésa no era mi pasión. Había elegido esa profesión basándome en lo que otros me habían convencido de que debía hacer, porque tenía una facilidad innata con los números. Finalmente, había descubierto mi pasión real: compartir con otros aquello que me había ayudado. Lo que comenzó como algo de conocimiento local, empezó a expandirse gracias a la TV, la radio y los seminarios. En 2008, si bien tenía una deuda importante y ahorros inexistentes, decidí soltar completamente mi estudio contable. En cuanto tomé esa decisión, comencé a recibir emails con invitaciones de todas partes. Empecé a viajar por todo el mundo, compartiendo a través de seminarios y de conferencias mi simple fórmula para obtener éxito económico personal y empresarial. Para que comprendas mejor la comparación entre escuchar a mi intelecto (ego) y soltar y dar permiso a Dios, debo contarte que no ganaba ningún dinero dedicándome a mi pasión, mientras que con mi empresa ganaba una cifra de seis dígitos al año. Así que, diez años más tarde, volví a encontrarme impulsada por la nueva idea (que no tenía ningún tipo de sentido económico) a renunciar a mi estudio contable y simplemente dedicarme a mi pasión. Una vez más, confié en mi corazón, solté y di permiso a Dios. Qué bello don del universo, otra oportunidad de volver a comenzar, comenzar de Cero. Hasta el día de hoy, mi libro El Camino más Fácil, es aclamado en el mundo entero y ha sido traducido y publicado en español, coreano, portugués, sueco, alemán, francés, chino, ruso, hebreo, japonés, checo y rumano. Recientemente publiqué dos nuevos libros en Estados Unidos, El Camino Más Fácil para Vivir y El Camino Más Fácil para Crecer, el primer libro para niños basado en los principios de Ho’oponopono. Mi calendario de seminarios me lleva a recorrer el mundo entero. ¿Necesito decir algo más? Por lo tanto, verás que todo lo que necesitamos para lograr la inspiración es simplemente soltar. ¿Soltar qué? Debemos soltar el “yo sé”, las opiniones, los juicios de valor, las expectativas y las creencias (nuestros programas). Esto nos lleva a la pregunta real: ¿Permites que tu mente subconsciente (esa gran bestia adormecida) tenga influencia sobre tu mente consciente (la parte de ti que fácilmente se define como TÚ)? Ésa resulta ser una de las claves para alcanzar nuestra grandeza personal. En su libro, “La ilusión del usuario”, Tor Norretranders, detalla entrevistas con grandes estrellas del deporte (Joe Montana y una estrella del deporte danés Michael Laudrup, héroe reciente del Mundial de Fútbol). Ambos afirmaron que no piensan conscientemente al momento de hacer sus grandes jugadas. O, si piensan, es sólo para planear jugadas simples mientras que la mente subconsciente se hace cargo del asunto real. Esta noción también se puede aplicar a artistas, empresarios, abogados, maestros y a casi todas las personas. Todos nosotros hemos experimentado esos momentos en los que creemos actuar sin pensar, y lo que conseguimos es en verdad muy impresionante. Algunos de mis mejores escritos surgieron cuando simplemente me senté y escribí sin guiar mis pensamientos ni mis dedos en forma consciente. Muchos compositores que conozco trabajan para alcanzar ese estado, para que las canciones lleguen a ellos. Las personas que parecen tener un don especial han descubierto cómo permitir que su subconsciente coopere con su consciente. O, para usar terminología deportiva, ellos saben cómo “entrar al área”. Lo que nosotros llamaríamos venir de la inspiración. ¡Cuando estamos en la Frecuencia Cero no hay nada que nos detenga! En ese lugar, todo cambia. ¿Alguna vez has experimentado la sensación de que “el tiempo vuela”? Si prestas atención, notarás que, en general, esto sucede cuando estás haciendo algo que amas, ¡cuando estás en cero! En estos momentos, tu inconsciente trabaja a toda máquina mientras tu mente consciente se toma un descanso. Te sumerges por completo en la actividad que estás llevando a cabo porque estás allí, completamente presente. Sientes el tiempo de manera completamente distinta. Este lugar sin estática ni resistencia es tan poderoso que tiene gran influencia sobre nuestra percepción del tiempo. Durante un día completo de entrenamiento de Frecuencia Cero en Basilea, Suiza, un alumno se acercó a mi durante la primera pausa y me dijo: “Pensé que íbamos a experimentar Cero en este seminario”. ¡Evidentemente tenía una gran cantidad de de ideas preconcebidas y expectativas! Lo miré y le dije: “Primero, dame una oportunidad. Sólo han pasado dos horas de entrenamiento. Tenemos mucho trabajo por hacer. Y más importante aún, ¿cómo sabes que no estás en Cero? Tal vez estabas en Cero y no lo sabías.
Algo está claro, en cuanto tienes una pregunta, una expectativa y/o un juicio de valor, definitivamente no estás en cero”. También le dije: “¿Cuál sería el objetivo de llevarte a Cero aquí hoy? Mañana, cuando regreses al trabajo o cuando debas interactuar con gente complicada en tu vida, no podrás volver a Cero. Prefiero mostrarte cómo puedes hacerlo tú sólo, para que no necesites a nadie fuera de ti”. La inspiración no puede venir cuando estás pensando, preocupado, solucionando problemas, manipulando o controlando. Cuando te dedicas a cualquiera de estas tareas, le dices a la inspiración (la parte de ti que sabe más): “Déjame hacerlo. ¡Yo sé más!” La única forma de permitir que la inspiración del universo llegue a tu vida es soltar todo eso. Por lo tanto, cada vez que te descubras haciendo “lo tuyo”, ¡simplemente suelta! Una forma divertida de soltar es reírte de ti mismo. Sí, la risa te ayuda a soltar. JA es la respiración perfecta. Si no puedes reírte, sólo di: JA, JA, JA, JA. Si estás respirando, estás en el presente. No puedes respirar en tiempo pasado ni futuro. Otra forma de soltar es decir “gracias” a tus preocupaciones, “gracias” a tus temores. Cuando no les ofreces resistencia, desaparecerán con rapidez. Reírte de ti mismo y expresar tu gratitud te hará regresar al presente. Si estás en el presente, sientes placer. Esto puede no sonar muy lógico o científico, pero ¿no estás cansado de intentar cosas lógicas y descubrir que siempre te sientes infeliz y trabado? Lo ilógico en verdad funciona. Inténtalo. La parte izquierda de tu cerebro es muy dramática, y ésta es la prueba científica: la Dra. Jill Bolte Taylor, que sufrió un derrame masivo en la parte izquierda de su cerebro, escribe en su libro Mi derrame de iluminación: “Cuando los centros del lenguaje, situados en la parte izquierda de mi cerebro, se recuperaron y volvieron a funcionar correctamente, pasé mucho tiempo observando cómo mi narrador sacaba conclusiones basadas en mínima información. Por un tiempo, estas travesuras de mi narrador me parecieron bastante cómicas. Hasta que me di cuenta de que la parte izquierda de mi cerebro estaba convencida de que el resto del cerebro debía creer las historias que estaba inventando. Debo recordar que hay enormes brechas entre lo que sé y lo que creo que sé. Aprendí a ser muy cautelosa con la capacidad de mi narrador de provocar dramatismo y traumas”. El hemisferio izquierdo de tu cerebro crea todas las historias, las preocupaciones y los temores que evitan que estés en el presente. Dile “te amo” al hemisferio izquierdo de tu cerebro cuando comience a crear las historias, y regresarás al momento presente. Ama a tus enemigos y recuerda que tus enemigos se encuentran en tu interior. Son tus opiniones y juicios de valor.
Regresa a Cero para poder estar en el fluir del universo de Dios, que te colocará en el lugar correcto, en el momento correcto y con las personas correctas. Puedes estar en paz sin importar lo que suceda a tu alrededor, porque lo que estás buscando se encuentra realmente en tu interior y no depende de nada ni de nadie fuera de ti mismo. La paz en verdad comienza contigo. Cuando te rindes, sueltas y permites que la Inspiración sea tu guía, vuelves al momento presente y estás en paz contigo mismo y con el mundo a tu alrededor. Debes dejar de buscar en los lugares equivocados y de formular las preguntas incorrectas. Da permiso a Dios para que la inspiración pueda llegar a tu vida. Permítele que te guíe, que hable por ti y que vaya primero. En lugar de obedecer a la telenovela del hemisferio izquierdo de tu cerebro, puedes elegir permitir que te guíe el hemisferio derecho, que está libre del pasado y del futuro, siempre presente y es uno con el universo. Tú decides a quién quieres seguir. Tú estás a cargo. Ahora ya lo sabes. Hay una parte de ti que sabe todo y está más cerca que tu propia respiración, esperando que le des permiso. Si tu vida funciona, por favor, sin ninguna duda, continúa con tus opiniones y juicios de valor, pero, si no es así, sé humilde y abre la puerta a esa parte tuya que en verdad sabe más. Permite que tome el control y conduzca por ti. Descubrirás que el viaje es mucho más tranquilo, y pronto, te preguntarás por qué esperaste tanto para cambiar. El ego es el rey de la comparación. Si estuvieras solo en el universo, tu ego no aparecería porque no lo necesitarías.
El ego aparece en el momento en el que comienzas a compararte con otro. La conclusión que surge de la comparación es el ego. Si dejas de comparar, entonces eres bello y único. Perdemos nuestro tiempo en la Tierra intentando comprenderlo todo, pensando que, si comprendemos, resolveremos nuestros problemas. En su libro La reconexión, Eric Pearl, dice que si analizas la raíz de la palabra diagnóstico, di, del latín, significa “dos”, y agnos (como en agnóstico), del griego, significa “no lo sé”. Ahí lo tienes: dos personas que no saben, tú y tu médico, ¡así que no te preocupes! Así que ahora ya sabes, cuando vayas al médico, suelta y da permiso a Dios para que el médico pueda llegar a la inspiración y te dé el diagnóstico y el tratamiento correctos. Siempre estamos diagnosticándonos porque creemos que sabemos. Tu intelecto y tus emociones (programas y memorias) continuarán siendo tus guardiacárceles mientras tú se los permitas. Puedes liberarte de las batallas que ocurren en tu cabeza y escapar de la esclavitud, la celda sin barrotes que has creado para ti mismo.
Regresa a Cero, en donde encontrarás todo lo que deseas. No hay comparaciones en la Frecuencia Cero®, sólo oportunidades para ser tú y para amarte tal como eres. “Y sabrás la verdad, y la verdad te hará libre.” Juan 8:32
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