El día más difícil y duro de mi vida
Las adicciones no sólo pueden terminar con la vida de uno, también destruyen a la familia y a los seres queridos. Cuando una persona toma el camino de autodestruirse, cuando se hunde a sí mismo y se refugia ya sea en las drogas, el alcohol o en cualquier comportamiento tóxico, termina por perder todo lo que tiene y dañar a quienes más quiere. Tristemente, nadie ni nada puede hacer que estas personas reaccionen si ellas mismas no están dispuestas a intentar ayudarse.
¡Qué dolor tan grande sintió Sara cuando el médico que iba a operar a su madre habló con ella! Le dijo con mucha pena que debía despedirse de su mamá y dejar todas las cuentas claras antes de que él se la llevara a la sala de operaciones ya que tenía muy poca posibilidad de vida. Su condición y su grado de alcoholismo le habían deteriorado tanto sus órganos que prácticamente sería un gran milagro que sobreviviera la cirugía.
Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas, el estómago comenzó a dolerle y no podía de dejar de mover las rodillas. Sintió simultáneamente pena, ira, desesperación y un gran enojo. No podía entender por qué su mamá había decidido deshacer su vida sin tomar en consideración como estaba lastimando a sus hijos y a su familia.
¿Qué palabras le podía decir Sara a su madre?, ¿reproches?, ¿culpas?, ¿resentimientos? ¿Le podría hablar de sus sueños? ¿Le platicaría de los hijos que quizá nunca vería como crecerían? Sara se sentía confundida y sin valor para entrar a despedirse de su madre.
Sara entendía que su mamá nunca pudo dejar de tomar. El alcoholismo la estaba matando y nunca hizo nada por combatirlo. El dolor de perder a su madre era muy fuerte y muy difícil de manejar.
Finalmente se armó de valor y entró al cuarto donde ella se encontraba pocas horas antes de que se la llevaran a la sala de operación. Las lágrimas de ambas, las miradas y el sentimiento de dolor llenaron el cuarto; pocas fueron las palabras que necesitaron pronunciar.
Sara tomó la mano de su mamá y la miró con ternura y mucha pena. Con poco aliento y con palabras cortadas su madre le dijo “Sara perdóname por favor. Ya es un poco tarde para decirte que puedo cambiar.”
Recetas para la vida®
Queriendo la vida, cuidando mi cuerpo
Ingredientes:
2 tazas de control
1 sobrecito de responsabilidad
1 trozo de buenas decisiones
2 cucharadas de actitudes positivas
2 manojos de fe
1 cucharada de valor
Condimentos:
Serenidad, gratitud y paciencia
Precaución: Todas las adicciones esclavizan y limitan la calidad humana
Modo de preparación:
1. En cualquier momento todos podemos caer en la tentación y tomar malas decisiones. Es una verdadera tragedia desperdiciar la vida por caer en malos pasos, sabotear la posibilidad de éxito y perder la autoestima por falta de control y aguante ante el dolor emocional. Una vez que se lastima el cuerpo, se crea un vacío muy grande en el alma.
2. Todos tenemos una lucha interna y continua que nunca desaparece. Buscar alivio o escapatoria lastimando al cuerpo es tan sólo una manera falsa, rápida y tóxica de querer obtener libertad interna. El alma y los sentimientos son los elementos más divinos con los que contamos, no hay que dejar que el instinto animal los envenene.
3. Es muy importante pedir ayuda a pesar de que uno sienta que no la necesita. A veces, resulta muy pesado cargar con nuestro propio peso, sin embargo esto no es una excusa para caer en la autodestrucción. Buscar apoyo en el momento que uno lo necesita es sin duda alguna, la decisión más acertada.
Todas las adicciones atentan contra la vida, unas más rápido que las otras, pero al final, todas destruyen sin compasión.
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