Yo te diría que cuando uno pretende introducir cambios en su vida para alejarse de la mediocridad, para salir de la media, para destacarse en algún aspecto de su existencia, tiene que inevitablemente dar algunos pasos que implican organizar en primer lugar su agenda diaria y establecer prioridades. No te olvides que alejarse de la mediocridad supone comprometerse con el esfuerzo de tratar de ser mejores cada día. Dicho de otro modo, estamos refiriéndonos ni más ni menos que al proceso de excelencia, que es un proceso de mejora continua, que te va a otorgar ventajas competitivas a la hora de establecer esos cambios. Y las prioridades son pilares básicos de tu desarrollo y de tu crecimiento personal. ¿Por qué? Porque tú tienes que tener claro qué va primero y qué va después, qué es urgente y qué es lo que puede esperar.
Pero para poder salir de esa mediocridad, que no es la falta de capacidad, es la incapacidad por hacer un esfuerzo, es conformarme con lo que tengo, es no tener aspiraciones, es no tener deseos de crecer o de modificar mi estilo de vida; para poder cambiar estas cosas, tú te tienes que apoyar en herramientas que están a tu servicio. ¿Cuáles son esas herramientas? En primer lugar, la planificación. Tú tienes que planificar hacia dónde quieres ir y después tienes que planificar de qué modo quieres ir. O sea, en la primera parte, vas a estar ejerciendo, ni más ni menos que el liderazgo de tu vida. Tú eres el que decides hacia dónde quieres ir. Y luego estás ejerciendo la administración de tu tiempo, porque estás definiendo de qué modo tú quieres dar cumplimiento con esa idea de hacia dónde quieres ir.
Una vez que tú has delineado con cierta claridad las diversas tareas que tienes que abordar a lo largo del día, o de la semana, tienes que hacer el intento de ponerlas en práctica. O sea, no alcanza con escribir o con leer; lo que hay que hacer es cumplir con eso que hemos escrito, cumplir lo más estrictamente posible dejando naturalmente un margen para las situaciones imprevistas que obviamente pueden surgir en la vida de cualquier ser humano, pero haciendo todo lo posible para que no te alejes del orden que has establecido para tu cambio.
Esto te va a proporcionar una gran disciplina interna que no es otra cosa que entrenarte para cumplir con aquello que has proyectado y respetar los compromisos que has asumido no solamente contigo mismo, sino también con otras personas. Una vida organizada que tenga rutinas donde haya espacio para unos minutos de ese diálogo interno, son muy recomendables porque no sólo no nos alejan de nuestras obligaciones, sino que nos recuerdan que aparte de las obligaciones tú eres también un ser humano que necesita respeto de los demás pero también respeto de ti mismo. ¿Y cómo te respetas a ti mismo? Tomándote ese tiempo para tomar ese café contigo mismo y para evaluar estos cambios y estas transformaciones que tú estás tratando de instituir en tu vida. Usar adecuadamente esos breves momentos que cuando se dan en forma repetida dejan de ser breves e inician una travesía maravillosa que significa viajar a lo largo y a lo ancho de tu propio ser para poder conocerte en profundidad, te permitirán sentirte integrado con otros hombres, con otras mujeres, que también al igual que tú pueden estar encontrándose en esa búsqueda de un equilibrio y de su propia verdad en la vida.
Si cada mañana dedicáramos unos minutos a planificar la jornada, podríamos ver nuestro día con mayor claridad y podríamos decidir por ejemplo, cuántas cosas tenemos que hacer nosotros exclusivamente, cuántas cosas podemos delegar, cuántas no resultan tan urgentes como creíamos y qué importancia tiene asumir la responsabilidad de darnos esos pequeños espacios para poder ser nosotros mismos.
Contamos con un importante margen de capacidad como para mejorar el rendimiento y poder invertir toda la energía remanente en instalar nuevos comportamientos y hábitos que respondan a necesidades actuales. Tú tienes que buscar ese proceso renovador, ese proceso en el cual vas a tener finalmente resultados positivos. Cuando tú creas obstáculos para evitar que esas nuevas estrategias puedan ser incorporadas a tu vida, esos hábitos antiguos que tú tienes, ejercen una fuerza negativa de atracción muy importante. O sea, que nadie cambia con facilidad porque los hábitos, las costumbres, la dependencia psicológica que muchas veces hay de esos hábitos, operan como una fuerza de atracción negativa que te hace dudar y que te hace pensar ¿por qué voy a cambiar? ¿Servirá cambiar? ¿Me será positivo el poder instituir nuevas conductas en mi vida? Piensa por un instante y trata de contar cuántos asuntos pendientes tienes en tu vida, cuántas cosas y cuántas veces has postergado este tema sin poder decidirte a actuar. Cosas que están en la carpeta y que no hemos podido hacer, a veces, por una baja autoestima, a veces por una inseguridad que nos lleva a pensar que algún día lo vamos a hacer y ese día no existe en el calendario. En consecuencia, esta postergación constante de tu propia vida en definitiva, es lo que te genera una ansiedad característica de quienes no son capaces de conseguir y de cumplir con sus propias promesas.
Cambiar no es sencillo, sí se puede. Todos lo podemos hacer y ese SE PUEDE significa que tú estás dentro de esa estadística de los seres humanos que una vez que se proponen algo lo pueden lograr con esfuerzo, con dedicación, con perseverancia, mirando tu presente y tu futuro en la vida como algo diferente que tú quieres lograr.
Dr. Walter Dresel
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