Casi todos somos más o menos corteses. Aprendemos pronto a no decir a la gente lo que en verdad pensamos de ella; sonreímos ante sus bromas, nos fingimos interesadas en sus historias y problemas. Esta es la única manera que nos enseñaron para relacionarnos. Con el tiempo esto se vuelve hábito; somos amables aunque no sea realmente necesario. Tratamos de complacer a los demás, de no ofenderlos, para evitar desacuerdos y conflictos.
Aunque en un principio ser amable puede atraer a la persona que nos interesa, ya que entendamos que la cordialidad es tranquilizadora y reconfortante, eso puede perder pronto su efecto. Ser demasiado amable puede alejar literalmente a alguien de ti. Demasiado a menudo se es amable no por bondad interior, sino por temor a no complacer, por inseguridad.
En el mundo actual, solemos sentir ansia de experiencia. Imploramos emociones.
En 1818, el escritor francés Stendhal, quien vivía entonces en Milán, conoció a la condesa Metilda Viscontini. Para él fue amor a primera vista. Ella era una mujer orgullosa y un tanto difícil e intimidó a Stendhal, quien temía terriblemente disgustarla con un comentario tonto o un acto indigno. Un día él no pudo más, tomó su mano y le confesó su amor. Horrorizada, la condesa le exigió retirarse y no volver nunca. Stendhal saturó de cartas a Metilda, rogándole que lo perdonara. Al final, ella cedió: volvería a recibirlo, pero con una condición: sólo podría visitarla cada dos semanas, no más de una hora y en presencia de alguien más. Stendhal aceptó; no tenía otra opción.
Vivía entonces para esas breves visitas quincenales, las cuales eran ocasión de intensa ansiedad y temor, pues no podía saber si ella cambiaría de opinión y lo echaría para siempre. Esto continuó así más de dos años, durante los cuales la condesa nunca mostró la menor señal de favor, aprecio, agradecimiento o cortesía. Stendhal no supo jamás por qué ella había insistido en ese acuerdo; quizá quería jugar con él, o mantenerlo a distancia. Lo único que sabía era que su amor por ella no hacía sino aumentar, se volvía insoportablemente intenso, hasta que finalmente él tuvo que marcharse de Milán.
Para superar esta triste relación, Stendhal, escribió su famoso libro Del Amor, en el que describió el efecto del temor sobre el deseo y la excesiva cortesía. Primero, si temes al ser amado, jamás podrás acercarte o familiarizarte demasiado con él. Segundo, hay que ser tonificante en el temor, sin caer jamás al maltrato físico y emocional.
Existen personas que no creen merecer nada bueno en la vida, y que incapaces de aceptar lo bueno de ella, se sabotean sin cesar. La cortesía es un carta de seguridad social y moral, definitivamente es necesaria para lograr vínculos que nos permitan afianzar relaciones personales, sociales, culturales, familiares y laborales en nuestra vida. Una cortesía que se convierta en hipocresía o por presión social, te conlleva a vaciar tu poder interior, el cual es el eje más importante en el ser humano, ya que de él depende mucho de nuestra toma de decisiones en la vida y el gozo y bienestar en conciencia.
Enamorarnos o buscar cualquier placer en la vida nos lleva a un estado de plenitud y belleza, sin dejar de inhibir los placeres y descubrimientos de ese amor, siempre vale la pena tomar riesgos para el amor, el sexo, los pensamientos, los deseos, lo que quieras, pero jamás que vaya en contra de tu dignidad y tranquilidad.
Cortesía, igual a dignidad.
Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.
Comentarios
Hola! Angy creo que me gusta releerte AHORA TE DIRE : Diplomacia y bondad es el secreto de las relaciones humanas (según yo) . ¿Imploramos emociones?... yo creo que si, unos más otros menos...Las jovencitas de hoy son el ejemplo de hacía dónde va el mundo (de rodillas) me platicaba un taxista –recojo a una pareja (muy joven) de una disco el novio ya viene dormido y la chica es la que da instrucciones de dejarlo a el primero y a ella después –ella me paga-. Otro ejemplo.- una conocida (jovencita exitosa en su trabajo como recepcionista ) le presta a su novio su carro nuevo por días y cuando no, ella pasa por él, paga muchas citas, el hotel, lo lleva de viaje (cuando puede)...¡Claro no es GRATIS! este tipo de chicas suelen ser dominantes ... me pregunto ¿quién hace que los hombres quieran evitar la -fa-ti-ga- y se vuelvan “light”.
Hablando de otra cosa ahora sales con un hombre y desde la primera ves te pone muchas condiciones para que se de una 2da, 3ra y cuarta cita... Me parece que lo de hoy es: “leer la cartilla” a la primera oportunidad y esta bien (ambos) para evitar malos entendidos... Por ejemplo una chica CLÁSICA puede pedir que espera que: él pague la cuenta (claro de acuerdo a sus posibilidades), ella pagará esa generosidad invitándolo a comer de vez en cuando a su casa, lo correcto es que un caballero pase por una dama y la deje en su casa (pero ¡hay que ver!), ambos deben hablar de las horas que se verán a la semana, se llamaran por teléfono y se harán ofrendas (detalles), que nombre llevara su relación (amigos, amantes casuales, novios, prometidos, amigos free lance, etc), se presentaran a sus padres, irán a fiestas familiares, etc, cuantas veces deben decirse palabras amorosas al día, ¿quién debe pagar el hotel?... Ese seria un buen tema de BLOG Angy,¿Quién debe pagar el hotel? “el que este más caliente jajajaja (es broma)”...
¡¿qué es cortesía y cortejo en esta década? ! En fin, te sigo leyendo Atte Fabiola
Tienes mucha razon Angy! nos dejamos llevar por los malos habitos, pero muchas gracias por esta reflexion.
Que dios te bendiga!
Hola Angy, estoy de acuerdo con Miranda Iñiguez, la cortesia es la mejor forma de la hipocresia.... Si alguien nos debe de respetar somos nosotros mismos, si no estamos de acuerdo con algo o si no nos gusta algo no tenemos porque fingir por "cortesia" es una falta de respeto para nosotros mismos, y para los demas, si éstos valoran la honestidad.... por supuesto, si faltar el respeto a nadie.
Gracias por tu blog.
Gracias Angy. Tus blogs son muy interesantes y me gusta leerlos. Saludos cordiales y gracias por aceptarme entre tus amistades.
Monica
Estimada Angy:
Buenas noches, para reflexionar lo que nos compartes, esto por que en el día a día vivimos relaciones interpersonales, a veces hay personas que no les parecen nuestras decisiones o no coincidir con ellas, pero he aprendido que hay que mostrarnos como somos, no perder nuestra esencia y "buscar un equilibrio", de las experiencias aprendemos.
Y mas tratándose de una relación entre un hombre y una mujer, debe haber el respeto a la individualidad, la amistad ante todo, nunca un miedo.
Recibe un cordial.
Por tus atenciones, gracias.
Edith.