El problema de hablar mal de los demás radica en la negatividad que uno percibe del mundo a través de lo que uno elige ver y escuchar.
A pesar de que hablar mal de las personas no es considerado un crimen ni un problema serio, se puede ver más bien como un pasatiempo destructivo que afecta y lastima a muchos por igual. Este comportamiento causa daño tanto a la persona que habla mal como a la persona de la que se habla, así como a la persona que escucha lo que están diciendo y no tiene nada que ver con la situación.
El habla negativa socava la confianza de la comunidad, destruye relaciones y crea división entre las personas, además de que no aporta valor a la vida.
Hablar mal de las personas también puede tener efectos negativos en el bienestar emocional y psicológico tanto del hablante como de la persona sobre la que se centra la conversación. Participar en chismes y críticas negativas genera sentimientos de culpa, vergüenza, estrés y miedo por las posibles repercusiones.
La realidad que muchos prefieren ignorar es que, aunque uno se calle, los pensamientos negativos pueden seguir dañando. Por lo tanto, es importante reconocer que la esencia del problema de hablar mal no radica solo en la boca, sino en la mirada y los pensamientos que buscan lo negativo.
Una persona negativa se relaciona con un mundo cruel, hostil y crítico, lo que la lleva a sentirse perseguida, juzgada y señalada.
¿Quién quiere ser parte de tal mundo tan feo? El dolor que esto ocasiona es muy triste y, sin pensar, este tipo de personas negativas terminan alejándose y desconectándose de todo, ya que sienten más paz estar solas que vivir en un mundo tan peligroso y hostil. La soledad y el dolor convierten a la persona en un ser más crítico y duro, y con el tiempo la fractura con el mundo de generosidad, amabilidad y bondad se va diluyendo.
Entrar en un mundo plasmado de negatividad es entrar en un callejón sin salida. La única forma de evitarlo es dejar de ver lo malo y evitar hablar mal.
La diferencia entre ver lo bueno y cambiar la perspectiva hacia lo negativo es el sentimiento interno que cada persona puede generar. Aquellos que se enfocan en lo malo ven el mundo con un tono sucio y amargado, lo que termina impregnando su alma y convirtiéndolos en personas sin brillo y sin capacidad de ofrecer nada bueno a nadie.
Hablar mal solo empobrece el alma y roba la felicidad. Recordar que todo radica en dónde uno decide enfocar sus ojos, y cada uno elige cómo quiere ver la vida: con una visión noble y positiva o con ojos críticos y negativos.
Es impresionante el impacto que un pequeño cambio de percepción puede tener en la salud mental de las personas. Te invito a buscar lo bueno y hablar en tono positivo; verás cómo tu entorno cambia sin necesidad de moverte mucho de donde estás.
Ver lo bueno
Ingredientes:
Determinación- conciencia y compromiso personal para enfocar la atención en lo positivo
Acción – disciplina y ejecución de acciones constructivas.
Convicción- certeza de que vivir mejor implica ver y pensar positivamente.
Gratitud – aprender a agradecer la vida otorgando un tono noble, sencillo y real.
Afirmaciones positivas – pensamientos claros, sencillos y efectivos que motivan e inspiran.
AFIRMACIÓN PERSONAL PARA PENSAR EN POSITIVO:
“Hoy he decidido enfocarme en lo bueno del mundo y de las personas que me rodean. Elijo alimentar mi mente con pensamientos positivos, agradables y nobles. Dirijo mi atención hacia la grandeza y la belleza que la vida me ofrece en cada momento. Reconozco que la adversidad y los problemas son oportunidades para crecer. Acepto que las personas cometen errores y que los desafíos pueden generar inestabilidad, pero entiendo que nada ni nadie está aquí para hacerme daño, y que incluso de las experiencias difíciles puedo aprender algo positivo. Cultivo un sentido de abundancia en mi vida, valorando lo que tengo y manteniendo una actitud positiva hacia lo que está por venir. Elijo mantener la armonía en mis pensamientos, emociones y acciones, buscando vivir en paz y equilibrio. Mi mayor deseo es experimentar una vida plena y feliz, y cada día me acerco más a ese objetivo al elegir pensamientos que me empoderan y me llenan de alegría.”
Como aprender a pensar en positivo:
1. Los pensamientos positivos atraen abundancia. Una actitud optimista genera oportunidades y promueve el sentimiento de plenitud, lo que facilita la manifestación de la abundancia.
2. Ver lo bueno y lo positivo no implica negar la realidad, sino mejorar nuestra percepción de ella. Cada uno tiene el poder de resistir las ideas perjudiciales y sustituirlas con pensamientos constructivos. Es fundamental aprender a filtrar los pensamientos y no permitir que lo negativo domine nuestras mentes.
3. El poder de los pensamientos guía nuestras acciones, y la visión que tenemos aclara nuestra percepción de la vida. La mente acepta como verdad las ideas que repetimos y las historias que nos contamos. Es importante tener conciencia de que nutrir nuestra mente con ideas y pensamientos positivos promueve el bienestar, mejora nuestro estado de ánimo y nos acerca a las personas que nos rodean.
“Cuida dónde diriges tu mirada para que tus pensamientos reflejen la misma claridad y luminosidad. *Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2023 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados
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