El cáncer cérvico-uterino se ha convertido en el asesino silencioso, al cobrar cada año la vida de más de 350 mil mujeres, a nivel mundial (dato 2022).
El cáncer cérvico-uterino es una “asesino silencioso” particularmente en Latinoamérica, debido a:
- Deficiencias persistentes en vacunación contra el VPH.
- Acceso limitado a tamizaje temprano (Pap, pruebas de VPH) y a tratamientos oportunos.
- Desigualdades socioeconómicas y falta de infraestructura sanitaria adecuada.
Esto contribuye a la elevada mortalidad observada en varios países, incluso en los de ingresos medios.
El cáncer cervicouterino, una clase común de cáncer en la mujer, es una enfermedad en la cual se encuentra células cancerosas en los tejidos del cuello uterino. Este tipo de cáncer suele crecer lentamente por un período de tiempo. Antes de que se encuentre células cancerosas en el cuello uterino, sus tejidos experimentan cambios y empiezan a aparecer células anormales (proceso conocido como displasia). Avances en terapias mínimamente invasivas (como crioterapia, termocoagulación y escisión local) permiten tratar lesiones precancerosas antes de que progresen a cáncer.
Para hablar de cáncer cérvico uterino no podemos dejar de mencionar el virus del papiloma humano, con cifras crecientes año con año de esta infección y muy poca información para disminuir el contagio y tomar medidas preventivas.
Un análisis sistemático publicado en The Lancet Global Health reveló que casi 1 de cada 3 hombres mayores de 15 años está infectado con al menos un tipo de VPH genital, lo que implica una prevalencia global de aproximadamente el 31 %. Además, 1 de cada 5 hombres (21 %) alberga tipos de alto riesgo oncogénico. En mujeres con citología normal, la prevalencia global de VPH es de alrededor del 11–12 %, con tasas más elevadas en mujeres menores de 25 años. Además, algunos estudios estiman que entre el 75–80 % de las personas sexualmente activas (lo cual incluye mujeres y hombres) se infectarán con VPH en algún momento de su vida
Aún cuando la infección generalmente es inofensiva y se auto limita, hay ciertos tipos del virus que son los causantes directos del cáncer del cuello de útero. Otra forma menos virulenta, da origen a las verrugas genitales.
Ya que en general no hay síntomas asociados al virus del papiloma humano, ni con el cáncer en estadios tempranos, el médico debe hacer una serie de pruebas para buscar el cáncer. La primera prueba es la de Papanicolaou, que se lleva a cabo usando, un cepillo o una espátula pequeña para raspar suavemente el exterior del cuello uterino con el fin de recoger células. La paciente puede sentir algo de presión, pero generalmente no se siente dolor. Si se encuentra células anormales, el médico tendrá que extraer una muestra de tejido del cuello uterino y lo observará a través del microscopio para ver si hay células cancerosas. Para efectuar una biopsia sólo se necesita una pequeña cantidad de tejido y puede hacerse en el consultorio médico. Si para hacer la biopsia el médico necesita extraer una muestra mayor en forma de cono, la paciente quizás tenga que ir al hospital.
Además del Papanicolaou, hoy se utilizan pruebas de ADN para VPH que son más sensibles para detectar infecciones de alto riesgo. En muchos países, se está implementando el autotamizaje con kits de prueba de VPH, lo que mejora el acceso en comunidades alejadas. Tratamientos tempranos: Avances en terapias mínimamente invasivas (como crioterapia, termocoagulación y escisión local) permiten tratar lesiones precancerosas antes de que progresen a cáncer.
Vacunación preventiva: Existen varias vacunas seguras y altamente eficaces (bivalente, tetravalente y nonavalente). Protegen contra los tipos de VPH de alto riesgo (como el 16 y 18, responsables de ~70 % de los cánceres de cuello uterino) y en el caso de la nonavalente, hasta contra el 90 % de los tipos oncogénicos.
Resultados de la vacuna contra el VPH
- Disminución de infecciones: En países con programas de vacunación amplios, las infecciones por VPH de alto riesgo en adolescentes y jóvenes cayeron más del 80 %.
- Reducción de verrugas genitales: En lugares como Australia, Suecia y Reino Unido, las verrugas genitales prácticamente desaparecieron en la población joven vacunada.
- Prevención de cáncer cervical: Estudios en Escocia y Suecia han demostrado que las mujeres vacunadas antes de iniciar su vida sexual redujeron en casi un 90 % el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas de cuello uterino.
- Impacto poblacional: Australia, pionera en la vacunación, proyecta ser el primer país en eliminar el cáncer cérvico-uterino como problema de salud pública hacia 2035, gracias a la vacuna y al tamizaje.
La vacuna contra el VPH es uno de los mayores éxitos en salud pública:
- Segura, eficaz y con impacto real en la reducción de infecciones, lesiones precancerosas y cáncer.
- Su potencial es tan grande que la OMS tiene como meta la eliminación mundial del cáncer cérvico-uterino este siglo.
No nos dejemos sorprender por este mal, toma acción, consulta a tu medico, no seas pasiva, el asesino puede estar dentro de ti.
Por favor... cuídate.
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