En el mundo de los negocios, hemos sido condicionados a creer que la fuerza de un líder se mide por la firmeza de su voz. Sin embargo, en el día a día, el éxito de un equipo se define no por la imposición, sino por la forma en que se solicitan las cosas. Como le sucedió a un colega que, a pesar de dar sugerencias a su jefe, sabía que estas serían criticadas. La experiencia le había enseñado a no esforzarse, pues su contribución no era valorada. Esto nos demuestra un punto crucial: la forma en que pides algo determina la lealtad y el esfuerzo que recibes a cambio
La Falsa Fortaleza de la Agresividad
Es fácil caer en la trampa de exigir resultados a base de gritos, de proyectar soberbia o de actuar como si le estuvieras haciendo un favor a los demás solo por darles un trabajo. Este es un liderazgo que se basa en la "mala voluntad" de las personas, asumiendo que solo reaccionarán ante la presión. El problema es que esta estrategia es insostenible y genera un ciclo de resentimiento y falta de compromiso. La agresión puede darte resultados a corto plazo, pero jamás construirá la lealtad que necesitas para el éxito a largo plazo
El Camino hacia un Liderazgo Asertivo
El verdadero liderazgo asertivo radica en una premisa simple pero poderosa: la buena voluntad. Si contratas a alguien para tu equipo, es porque creíste en sus cualidades. Y si ya estaba allí, es porque tienes la oportunidad de cultivar su potencial. Este enfoque se basa en la motivación positiva, en pedir las cosas de forma directa y respetuosa, y en darle a las personas la oportunidad de florecer.
Imagina la diferencia en una reunión. En lugar de criticar, un líder asertivo diría: “Agradezco el trabajo realizado. Sugiero que consideremos esta otra opción que también podría ayudarnos a alcanzar el objetivo.” Esto no es debilidad; es un acto de fuerza que genera confianza, lealtad y un profundo deseo de seguirte.
Conclusión: Un Liderazgo que Resuena
La próxima vez que te prepares para dar feedback o pedir un resultado, recuerda que el liderazgo asertivo no se opone a la sinceridad, sino que la canaliza de manera constructiva. Elige tus palabras con intención. Un simple agradecimiento, un cumplido sincero o una solicitud directa y amable tienen un impacto mucho más poderoso que cualquier grito. Elige inspirar lo mejor en los demás, no sacar lo peor. Al hacerlo, verás cómo tu equipo te sigue con gusto, y el éxito se convierte en un logro de todos
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