🔥 El ahorro sexy existe y no vive en excel.

🔥 El ahorro sexy existe y no vive en excel.

¿Alguna vez sentiste que ahorrar era otro sacrificio más en tu lista de deberes?

Otro pendiente que nadie ve, pero que tú cargas como si tu estabilidad —y la de todos a tu alrededor— dependiera de él.

 

Ser mujer y hablar de dinero sigue siendo un acto subersivo.

Porque nos enseñaron a callar, a depender, a estirar milagrosamente lo que no alcanza… pero no a crear abundancia propia sin culpa.

 

Hoy te escribo una carta de permiso. De validación. Y también de estrategia.

Porque puedes hablar de placer y ahorro en la misma oración.

Porque mereces diseñar tu economía desde lo que te nutre, no desde lo que te quiebra.

 

Ahorrar no es renunciar. Es elegir
A muchas de nosotras nos enseñaron a ahorrar desde el miedo:

  • “Por si él te deja.”

  • “Por si te enfermas.”

  • “Por si te falta.”

Y aunque esas razones pueden tener un sentido práctico, también cargan una energía que duele.

Nos hablan de abandono, escasez, castigo.

 

¿Qué pasaría si empezáramos a ahorrar por placer, por deseo, por visión?

Imagina que cada peso que guardas fuera una caricia a tu extraña favorita (tu yo del futuro dicen algunos.)

Un recordatorio de que puedes cuidarte sin agotarte. Un gesto de amor propio financiero.

Si se puede y cuando damos ese paso ahorrar e invertir se vuelve algo delicioso.

Pero... ¿por dónde empezar?

 

Te comparto algunos rituales de ahorro para mujeres reales
No necesitas apps sofisticadas. Necesitas rituales que te conecten contigo:

  1. Frascos con nombre de deseo: “Mi escapada sin culpa”, “Mi terapia sin justificación”, “Mi fondo para romper patrones”. O como yo tengo... "mi bolsita del gozo".

  2. Playlist del autocuidado: cada vez que ahorres, escucha una canción que te encienda. Que te recuerde que no eres solo proveedora, también eres creadora.

  3. Visualización con intención: imagina qué se siente ver crecer tu ahorro y usarlo sin pedir permiso. ¿Qué harías primero? ¿Cómo se sentiría en tu cuerpo?

  4. Bitácora del merecimiento: cada viernes escribe algo como “Hoy me sostuve. Hoy me elegí. Hoy puse algo a favor de mi bienestar.”

  5. Reto entre mujeres: arma una cadena de ahorro con tus amigas o hermanas. No para competir, sino para acompañarse.

Ahí tienes, estas son solo algunas ideas de por dónde ir empezando.

Y si quieres comenzar el RETO ENTRE MUJERES... ve al Santuario de Identidad Financiera.

Ahí estoy por lanzar un RETO DE AHORRO DE 52 SEMANAS con el cual puedes empezar... ¡invita a tus amigas!

 

Ahorrar es el primer paso para invertir en ti (literalmente)
Cuando tienes un sistema de ahorro que no te drena, aparece la magia: te empiezas a emocionar por lo que viene.

Ahí es cuando puedes dar el siguiente paso: hacer que tu dinero también trabaje para ti.

Aquí van tres formas de empezar, sin estrés ni humo financiero:

  1. Cetes Directo: desde $300 puedes empezar a entender cómo funciona el interés compuesto. Es seguro, fácil y está hecho para que aprendas sin miedo.

  2. Fondos conservadores: GBM+, Finamex o tu banco pueden ofrecerte fondos con bajo riesgo. Aprende con poco. Siente que puedes.

  3. Educación gratuita: la CONDUSEF, Coursera y otras plataformas ofrecen cursos simples. Uno por mes. Sin presión.

Tip importante: Recuerda que está el Santuario de Identidad Financiera para que aprendas con autocuidado, cariño y amorcito propio.

También puedes crea una categoría en tu ahorro llamada “Mi educación financiera”. Aunque sean $50 a la semana. El mensaje es: “Estoy creando claridad para mi libertad”.

Tu cuerpo también sabe ahorrar
Tu intuición sabe cuándo estás actuando desde miedo o desde poder. Por eso, ahorrar tiene que sentirse como descanso, no como autocastigo.

Respira y pregúntate:

  • ¿Cómo se siente en mi cuerpo pensar en guardar dinero hoy?

  • ¿Qué parte de mí necesita contención?

  • ¿Qué parte de mí necesita una visión más amplia?

Este no es SOLO un plan financiero. Es un reencuentro contigo.

 

La comunidad como sostén emocional y económico
Recuerda que no estamos solas. Lo económico también se transforma en comunidad.

Compartir nuestros retos, logros y miedos con otras mujeres nos devuelve fuerza y creatividad.

Crea tu propia “tanda emocional”. Una red de apoyo donde no solo se habla de montos, sino de deseos, placeres y autonomía.

Si no tienes dónde hacerlo... nos vemos el Santuario.

 

Y saber todo esto no sirve si no tomamos acción concreta.

Te propongo algunas acciones:

  1. Elige un ritual de los anteriores y hazlo tuyo.

  2. Abre tu cuenta de ahorro o explora una opción de inversión que te llame.

  3. Comparte este blog con otra mujer que también esté cansada de ahorrar como penitencia.


Ahorrar desde el placer no es irresponsable. Es revolucionario.

Invertir en ti misma no es egoísta. Es restaurador.

Deja de castigarte con la historia del “no alcanza” y empieza a narrarte desde el “yo elijo”.

Tu sistema financiero puede ser tu altar.
Tu cuenta de ahorro, un poema.

Y tú, la autora de una nueva forma de sostenerte.

Con amor y gozo,
Marijó

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos