Violencia de Género en la era digital
Internet es un espejo de la realidad mundial en innumerables órdenes y, por ello, también es una vía para comprender interacciones sociales y prácticas culturales de cada país. Entre las interacciones sociales que se expresan en las plataformas web y en las redes sociales está la violencia de género que, en México en particular, tiene dimensiones alarmantes.
Pero el tema es todavía más complejo porque Internet no sólo refleja interacciones sociales y prácticas culturales sino que las distorsiona, magnifica e incluso alienta. Y esto se debe a que el empleo de las herramientas digitales está plagado de usuarios que no existen (bots) o de quienes se esconden en el anonimato para alentar campañas de odio (los llamados Trolls), y que tienen a las mujeres como uno de sus principales focos receptores. Las denuncias #MeToo por citar un ejemplo, a principios de año en México, fueron respondidas mediante bots y troles y con ello se alienta a la violencia de género, de una forma tal en que las víctimas resultan ser las juzgadas, difamadas e insultadas.
Lo anterior nada más es una muestra de violencia de género y debemos decir que ésta es cotidiana, se alienta desde videos en YouTube donde predomina la imagen femenina como si fuera objeto de uso hasta el escarnio de la mujer mediante parodias, videos o canciones que distorsionan su rol social como seres inferiores y trofeos sexuales.
De acuerdo con el INEGI, el 30.8% de las mujeres han sido objeto de acoso sexual digital mediante formas que van de la proposición hasta el insulto; casi el 24% de ellas han recibido imágenes o videos sexuales mediante correo electrónico o los diferentes espacios de mensajería de las redes sociales. Y el problema se incrementa en virtud de que las políticas de Twitter y Facebook han fracasado a un grado tal que la función de bloquear robots o troles no ha implicado la desaparición del acoso sino la multiplicación de ese tipo de “usuarios” y el uso de otras redes como Whatsapp, desde donde se mandan mensajes violentos contra las mujeres.
El problema se multiplica cuando el ciberacoso se da entre personas que se conocen y tiene expresiones tales como el envío del llamado “sexting”, es decir, la práctica sexual que hubo entre ellas como método de chantaje, lo cual ha provocado incluso suicidios de mujeres que fueron chantajeadas; las cifras varían entre 4 y 7 este año, según los organismos de defensa de las mujeres y contra la violencia de género. Y mientras estas cosas pasan, la Cámara de Diputados tiene seis propuestas para penalizar estas prácticas sin que haya resuelto nada.
Lo que nos queda por ahora en México es impulsar la educación digital, lo que implica desde saber a qué tipo de portales ingresamos hasta el manejo responsable de nuestra vida privada, junto con estar alertas para que nuestros hijos eviten ser víctimas de esas prácticas. La seguridad en el uso de Internet depende mucho de la comunicación entre la familia, el empleo de todas las herramientas de seguridad y la exigencia de todos nuestros derechos cada que seamos testigas de la violencia de género.
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