UNA MUJER, DOS MALETAS Y UN VUELO A LOS 40.

    13717968060?profile=RESIZE_710x

"Cumplir 40 es como volver a nacer con la sabiduría de todo lo vivido." Maya Rudolph.

Hay preguntas que no buscan respuestas rápidas, sino que llegan para despertarte; hoy a casi tres años después de una conversación con una amiga, recuerdo con nitidez el sabor a hogar y renacimiento de aquel café compartido, justo en mis primeros días en Portugal. Hubo una pregunta que aún resuena en mi ser: —“Ahora que estás empezando de nuevo, ¿qué harías diferente?”.

Después de eso, surgió un gran silencio que me llevó a reconocer que mis maletas traían mucho más que ropa, llegué con heridas abiertas, dudas calladas y el peso silencioso de lo que no fue, pero también llegué con la certeza de vivir en coherencia con la mujer que anhelaba volver a florecer, esta vez desde adentro. Llegar a un país nuevo no es solo cruzar una frontera física; es atravesar un umbral interior donde lo seguro se desmorona. La soledad, esa compañera silenciosa, te abraza sin permiso. Recuerdo noches en las que dudaba, el dolor del pasado me golpeaba y el miedo al futuro se extendía como una sombra. A veces, al mirarme, no reconocía a la mujer cansada, confundida, a punto de rendirse.

Ahí, en medio de las cenizas, descubrí que el fuego no solo quema, también revela el oro oculto que uno lleva por dentro. Ahora que ha transcurrido todo este tiempo, puedo decir con total convicción que he crecido en lo invisible, porque no lo verás en una foto y no se mide con diplomas. Comprendí que volver a empezar no es borrar tu historia ni huir de tus heridas, sino tener la sabiduría para abrazarlas y atesorarlas como parte esencial de tu existencia. Lo desconocido puede asustar y aunque cada corazón que se enfrenta a un abismo reacciona distinto, la verdad inmutable es que el temor a la adversidad es un visitante, no un residente, ya que, en cada error y en cada caída también hay oportunidades para hacerlo de nuevo, de forma diferente. Como dijo Maya Angelou: "No puedes controlar todos los eventos que te suceden, pero puedes decidir no ser reducido por ellos".

Europa me recibió sin promesas, solo con espacio para que creciera, para que tejiera mi vida a mi manera, sin ataduras ni miedos que me detuvieran. En este rincón del mundo, el tiempo se volvió distinto; más pausado y honesto. Y en esta nueva temporalidad, recuerdo que en los próximos días cumpliré 40 años, no con el peso del reloj, sino con la urgencia de vivir con verdad. “No se trata de encontrarse a una misma; se trata de construirse con intención”, parafraseando a Brené Brown. Por lo tanto, no temo envejecer, tengo hambre de vivir con sentido de propósito. No estar casada ni tener hijos no me resta valor; me recuerda que mi viaje es único y que mi tiempo no tiene que parecerse al de nadie, todo llega cuando tenga que llegar si así está escrito en la agenda del cielo.

Dicen que a los 40 empieza una “crisis”; creo que empieza el verdadero viaje. Porque cuando te atreves a irte (ya sea a otro país o a otra etapa de ti misma) no estás huyendo, estás regresando. Volver a ti es el destino más sagrado. Llamar “crisis” a tu propio viaje de renacimiento sería minimizar tu recorrido del alma a un convencionalismo social. Tengo la teoría de que no hay edad para renacer, porque cada cicatriz en el mapa de tu historia esta creada con la fuerza estoica de la resiliencia y el amor propio.

Hoy sé que renacer duele, pero también libera; dejar atrás no es perder, sino hacer espacio para lo posible. También estoy aprendiendo un nuevo lenguaje, el de aprender a verme como Dios me ve, mientras apago las voces del resto para hablarme con ternura: “Tú puedes, no pares, no te des por vencida. Eres suficiente, eres un alma imparable”. Entendí que soy mi propio refugio.

Todo esto me lleva a recordar los llamados “reinicios psicológicos”. Lo escuché en un podcast y me encantó la idea. Son esos momentos en los que, sin aviso, podemos resetear nuestra mente: Un propósito de lunes, un cumpleaños, o la simple intención de mejorar en algo. Es como darle play a una nueva versión de ti misma. Para mí, ese reinicio fue cuando decidí cambiar de país.

A las puertas de mis 40, le diría a esa amiga que me siento como un ave fénix: Sin miedo al fuego, porque sé que en cada prueba hay una chispa de resurrección. Y en este sentido, me pregunto: ¿Qué significa realmente empezar de nuevo cuando el suelo que pisas no es el que abrazó tus raíces? ¿Cómo se cultiva la valentía para sembrar sueños en una tierra desconocida? Empezar de nuevo en un lugar que no vio crecer tus raíces es un acto profundo de fe. Mudarse a otro país es navegar lo incierto, abrir el alma, y decirle “sí” a la vida, incluso con miedo. La verdadera valentía está en creer sin garantías, en mirar cada día como una lección o una bendición. Hoy, con Dios como faro, la calma guía mis pasos. Y desde este lugar de gratitud, me abrazo a lo que viene.

Mi vuelo a los 40 no es un acto público y grandioso; es una batalla silenciosa, un compromiso firme con Dios y conmigo misma. Celebro esta edad como un renacer, con todo el coraje de quien sabe que su historia no termina aquí, sino que apenas comienza. ¿Quedarme o regresar? Quizás esa no sea la verdadera pregunta, tal vez se trate de caminar con fe hacia donde tu alma respire mejor. En palabras de Cheryl Strayed: "Nunca confundas un solo fracaso con una derrota final. A veces necesitas volver al inicio para encontrar la parte de ti que habías dejado atrás." El principio más poderoso es encontrar el camino de vuelta a ti, en eso he ganado, y no podría estar más agradecida por ello.

POSDATA:
Si algo de lo que leíste te hizo respirar más profundo, detenerte o reconocerte, te abrazo. Te invito a leer mi libro: “Una Mujer al Otro Lado del Miedo” (disponible en Amazon). Es mi historia de resiliencia, una invitación a sanar, soltar y volver a ti.

¡Que la vida nos cruce, aunque sea en palabras!

Con gratitud,


Mayerlin Romero

Escritora venezolana | @soy.mayer

 

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos