En tiempos difíciles, en tiempos de futuro incierto es cuando más tenemos que insistir en la necesidad de hacer un alto en el camino para dialogar con nosotros mismos y preguntarnos acerca del grado de satisfacción o insatisfacción que experimentamos con lo que la vida nos está devolviendo.
En un mundo en crisis como el que estamos viviendo actualmente la fijación de metas y objetivos enmarcados en un proyecto personal, se torna imprescindible para poder mantener el timón de un barco que tiende a perder el rumbo, como consecuencia de la tormenta en la que se ve envuelto.
Es la hora de los balances, es la hora de la sinceridad y de la transparencia en el análisis de cómo estamos viviendo y de cómo queremos vivir en el tiempo que ha de venir. Y una pregunta nos surge espontáneamente: ¿cómo manejar situaciones críticas que no generamos nosotros, pero que repercuten directamente en nuestro desempeño laboral, personal, afectivo y en la interacción con nuestros semejantes?
No es sencillo elaborar una respuesta, cada hombre y cada mujer deben tener herramientas prontas para ser utilizadas y hacer un alto en el camino que será solamente detenerse momentáneamente para evaluar cuáles son nuestras fortalezas y cuáles son nuestras debilidades, para dar paso luego a la imperiosa necesidad de establecer un cambio radical en algunas áreas de nuestra vida. Esa necesidad imperiosa de cambio chocará contra la inseguridad que nos provoca el ingresar en un territorio desconocido sin saber a ciencia cierta cuál será el resultado de nuestra incursión.
Pero, así es la existencia de los seres humanos en cuanto a la imposibilidad de saber con certeza si las decisiones que tomamos son las correctas, lo cual únicamente podremos analizar cuando retrospectivamente demos una mirada a las consecuencias de esas decisiones. Metas y objetivos creíbles y sustentables por nosotros, es decir ambiciones reales que razonablemente sean alcanzables comprometiéndonos con ellas y siendo perseverantes en nuestro esfuerzo.
¿Cuál es el valor de fijar un plan de acción para llevar a cabo el proyecto personal de vida?
El valor radica en que a partir de que nosotros nos aproximemos a lo que queremos para nuestra vida y también a lo que no queremos que nos suceda, ya ningún día será igual a otro y ninguna semana será similar a la anterior o a la próxima, porque cada mañana cuando nos levantemos sabremos que tenemos una misión que cumplir y un destino al que queremos llegar.
La superación personal pasa por animarse a trazar un surco propio a recorrer luego de conocernos en profundidad, luego de hacernos amigos de nosotros mismos y luego de darle una jerarquía especial al juicio que nos merece nuestra propia persona. Es inevitable que nos juzguen desde el mismo momento en que salimos a la calle. Todos se atribuyen el derecho de juzgar nuestros actos y lo que es más grave aún es que aquellas personas que son muy permeables a la opinión de los demás, van perdiendo su propia identidad adoptando los criterios ajenos en lugar de juzgar su actitud ante la vida.
La superación personal tiene como uno de sus puntos más destacados el trabajar en pos de la autonomía y la independencia sobre todo de pensamiento y de acción. Escuchar todas las opiniones, incorporar el pensamiento de los demás, leer y tener acceso a la información es un buen ejercicio siempre y cuando la última decisión pase por lo que sentimos y pensamos respecto del punto en cuestión.
Aprender a decir no cuando así lo sentimos y a decir sí cuando damos nuestra aprobación será una señal de confianza y respeto por nosotros mismos que es una parte inseparable del proceso de superación personal. Partamos de la base de que todo ser humano tiene áreas de su vida para mejorar. Las tienes tú y las tengo yo también. El sólo hecho de reconocerlo nos hace mucho más dignos ante nuestros propios ojos y ante los ojos de los demás.
Las metas y los objetivos nos ayudarán a aprender a vivir mejor, a acrecentar nuestra calidad de vida, y a experimentar quizá por primera vez que estamos haciendo lo que verdaderamente queremos y sentimos que nos suceda en nuestra vida.
Muchos de los seres humanos mantenemos una serie de costumbres y actitudes que nos alejan permanentemente del bienestar y no es porque no podamos acceder al mismo, sino que es como que nos empecinamos en que nosotros no estamos destinados para poder disfrutar de ese bienestar. ¿Por qué? Porque priorizamos la batalla, priorizamos la guerra interna, priorizamos el descontento, sufrimos indefinidamente por lo que no tenemos y no nos damos cuenta de lo rico que somos con aquello que hoy si poseemos.
Dr. Walter Dresel
Comentarios