¿Te dedicas al servicio a otros, a los cuidados de otras personas, al trabajo social, la enfermería, el servicio hospitalario? ¿Eres cuidadora, trabajadora social, nana o tienes a tu cargo personas con necesidades especiales? ¿Te dedicas a la psicología, la tanatología o la psicoterapia? ¿Brindas primeros auxilios psicológicos? Esto puede interesarte:
El trabajo o el cuidado a otros debe ser fuente de bienestar y salud emocional y mental y favorece la salud. Cuando hay condiciones desfavorables continuas, los recursos mentales y emocionales se agotan; aquí es cuando el cuidado a otros se vuelve fuente de estrés, angustia, tensión y malestar. Hay quienes creen que a este síndrome se le llama desgaste ocupacional o burnout, pero en realidad, es algo más complejo que esto y por eso se le ha dado el nombre de Síndrome de Desgaste por Empatía.
La explicación es que los cuidadores requieren un sentimiento de empatía por aquellos a quienes cuidan, para entender su dolor y tratar de aliviárselos. Pero cuando este estrés los rebasa ante la tarea de querer aliviar persona traumatizada o sufriente, ya el estrés se vuelve un elemento nocivo para su salud emocional que compromete el buen desempeño de su labor de atención a otros y los cuidados que pueden brindar.
Este síndrome de desgaste por empatía puede surgir de repente, en particular cuando las personas a quienes se atiende, han presenciado hechos traumáticos que los rebasan y no pueden lidiar emocionalmente con ellos. Por eso se le llama también traumatización vicaria o estrés traumático secundario. Es decir que ver el sufrimiento o trauma vivido por otra persona se vuelve tan impactante que el cuidador queda traumatizado.
Algunos indicadores afectivos que presentan los cuidadores son los siguientes:
- Reexperimentación del trauma en donde recuerdan con mucha intensidad lo que le ocurrió a la persona que ellos cuidan o a quien le dan servicio, casi como si ellos mismos lo hubieran vivido. El evento regresa en su fantasía, en el recuerdo, en los sueños. Se queda como un foco activo en su cerebro.
- Embotamiento afectivo, es decir quedan como anestesiados y, a la vez por contradictorio que parezca, sobre sensibilizados frente al dolor o el trauma del otro.
- Despersonalización: sienten que se ven a sí mismos desde fuera, como en una película, como si fueran ajenos a su propia vida. Esto afecta notoriamente la capacidad de disfrute y su relación con las demás personas en su vida diaria.
- Agotamiento emocional.
- Hiperactivación: Es cuando alguien está tan estimulado por lo que escucha de quienes atiende que no puede desconectarse y tranquilizarse. Esto no solo le genera fatiga sino también mucha ansiedad. Le puede provocar dificultades para dormir, problemas para concentrarse, exaltación frente a estímulos pequeños, no descansa, puede presentar ataques de ansiedad.
Continuaremos hablando acerca de qué se puede hacer ante una situación como éstas...
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