Sé agradecido con los que te han favorecido.
Si te extendieron una mano en el pasado, da gracias a Dios por tu suerte
Reconoce en el hermano que te ayudó, el aliado y amigo en las horas difíciles.
Quien hizo un favor consciente, con espíritu fraterno, no piensa en que se lo
devuelvan. Por lo tanto, tu actitud debe ser de extrema gratitud y lealtad a quien
te ayudó.
No te preocupes por pagar el favor recibido, sé simplemente agradecido.
Dios, con su sabiduría infinita, ya acreditó hace mucho en el saldo de tu hermano,
su verdadero amor.
Momentos a Solas.
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