En tiempos difíciles, ante una pérdida o enfermedad, solemos valorar más nuestra vida, pero ¿qué es para ti valorar tu vida?, ¿es acaso cuidar tu salud?, ¿disfrutar cada instante intensamente?, ¿gozar de las cosas simples?... eso es altamente recomendable, sin embargo, ¿cómo lograrlo cuando estás viviendo una vida que no te satisface?
Para empezar a valorar la vida se debe estar donde se desea, haciendo lo que representa la vocación personal y sintiendo que hay trascendencia en las decisiones que se toman.
¿Por qué permanecer en una relación que te hace daño?, ¿por qué vivir con personas que constantemente te hieren y a las que seguramente tú también lastimas?, ¿por qué estar en un trabajo que no cumple tus expectativas, en el que sientes tu talento desperdiciado o en el que te sientes poco valorado? ¿Qué te detiene?
Somos animales de costumbres, nos aferramos a lo conocido, aunque esto sea incómodo, por decir lo menos; nos llena de miedo cambiar por no ser capaces de afrontar los retos, de penetrar en campos desconocidos, pero la vida es así, el aprendizaje llega cuando aceptamos desafíos y los superamos. Cambiar uno o más aspectos de la vida es complicado, y más aún, si no llevas en tu equipaje las herramientas de soporte: una autoestima sólida, una gran dosis de confianza en tus decisiones y la preparación cognitiva y emocional para lo que viene.
¿Estás dispuesto a responsabilizarte por las decisiones que has tomado? Si es así, entonces no temas equivocarte, la experiencia es ensayo y error. Son tus capacidades las que te permitirán realizar las transformaciones que consideres pertinentes para mejorar tu calidad de vida.
Si estás consciente de lo mucho que vales y de las grandes hazañas de las que eres capaz y aún con ello tus pies se “clavan” en el piso sin dejarte avanzar, probablemente vives en codependencia. No eres el único, no estás solo; hay muchas personas en tu situación que han tomado su primera decisión: pedir ayuda. Acércate a un profesional, busca un grupo de autoayuda que te inspire confianza, pero no te quedes ahí, porque vale la pena vivir la vida de otra manera, como no la has podido imaginar.
Piensa si quieres basar tu felicidad sólo en efímeros momentos de placer, contra larguísimos episodios de sufrimiento. La vida de compromiso contigo mismo trae estabilidad mental y emocional, conlleva enormes satisfacciones que logran hacer que palidezcan los procesos complejos. Un cambio no te garantiza un estado permanente de alegría y gozo, pero los retos que vayas afrontando te acercarán a estados de realización personal que guardarás siempre en tu corazón y te fortalecerán como ser humano. Sólo así tendrás una vida significativa. No te detengas aparentemente por otros, avanza por ti y por quienes amas, te lo agradecerán.
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