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Esta es una de las trampas más comunes de la gente en las ciudades hoy en día, particularmente porque vivimos en una sociedad en la que es bueno pertenecer, pero los que pertenecen a un grupo generalmente son gente igual entre ella. Eso en sí mismo no es malo, de hecho si quieres ser atleta es conveniente juntarte con gente que sea muy deportista, pero el problema es cuando una persona quiere sobresalir haciendo algo que nadie más ha hecho, y no necesariamente tiene que ser el descubrimiento del siglo, simplemente basta ver cómo cuando una persona es la primera en la familia en querer estudiar en otro país, cambiar de régimen alimenticio, cambiar de religión o cualquier otro tipo de cambio. Generalmente cuando eso ocurre al resto de la gente le suele dar miedo y sin querer dañar suelen desalentar e incluso criticar a quien empieza a hacer algo diferente.

Esa característica puede ser un gran bloqueador para alguien que quiere alcanzar sus sueños, porque algo casi inevitable al querer alcanzar una meta muy alta es el fracasar una y otra vez. La mayoría de las veces el no obtener los resultados que queremos a la primera no nos desalienta tanto como el miedo que viene de la crítica o la presión de la gente.

Aprende de los maestros: los bebés

Los grandes maestros saben que para alcanzar una gran meta habrá que practicar mucho y en ese camino habrá muchas caídas, incluso lágrimas y frustración. Dicho así pareciera que no vale la pena ¿por qué alguien querría pagar el precio de vivir muchas caídas y frustrarse?

Si pensamos en ese tipo de preguntas es fácil desanimarnos y querer tirar la toalla ante la primera dificultad. Lo que muchas veces la gente que pregunta de esa forma olvida es poner la atención en donde están sus sueños.

Todos los bebés al empezar a hablar o caminar van a fallar una y otra vez antes de lograrlo. De hecho todos los seres humanos en un momento tuvimos que pasar por una etapa literalmente llena de caídas antes de poder aprender a usar nuestras piernas para caminar, pero la ventaja en aquel momento era que no teníamos miedos, traumas, creencias limitantes y otra serie de programaciones mentales que se van adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por el contrario, de pequeños todos tenemos muy pocos recursos, pero contamos con una determinación tan grande que el fijarnos una meta es suficiente, y en cada caída el cuerpo aprende cómo balancear el peso, acomodar los músculos, huesos y tendones hasta que al cabo de muchas caídas logramos dar nuestros primeros pasos y después de eso caminar se vuelve cada vez más fácil.

El lenguaje es un ejemplo parecido. En las sesiones de coaching para ayudar a la gente a perder el miedo de hablar en otro idioma les hago varios ejercicios y uno de ellos ayuda a que su cerebro trabaje del mismo modo en que lo hacían de pequeños, enfocándose en lo que quieren obtener, gozando cada avance que dan y disfrutando incluso de los errores pues son parte del proceso.

Cuántas veces es prudente equivocarse

Hay algunos que creen que es válido equivocarse una vez, pero nunca más. Hay una parte de verdad en eso, y es que los humanos podemos caer muchas veces con la misma piedra, lo que en realidad nos dice que no se está poniendo suficiente atención a la enseñanza que la vida nos está poniendo, pero mientras no aprendamos de nuestros errores, la vida nos los va a seguir poniendo en frente para que nos queden claros.

Cuando alguien aprende una lección, debe soltar el miedo de equivocarse en un futuro, pues la vida tiene infinitas oportunidades para equivocarse y de ello aprender, así que siempre que no se repita el error, equivocarse es una gran oportunidad para cualquier persona para seguir avanzando. A veces los resultados no son tan evidentes, pero entre más ambiciosas sean las metas, más tenemos que aprender, por lo que se cometerán más errores y siempre que nos levantemos habiendo aprendido cada una de las lecciones habrá valido la pena.

Gustavo Aglez

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