Terminé hace poco la lectura del libro considerado como bestseller en los Estados Unidos: “Educated”, que en español se traduce como “Educada”. Me impresionó mucho la historia de Tara Westover que nace en el seno de una familia mormona de siete hijos en este país. Sus padres no creían en las escuelas, doctores o medicinas, por lo cual ella crece sin nunca haber pisado una escuela, visitado a un médico, ni ingerido medicamento alguno.
Pasan los años, se da cuenta de la importancia de contar con una educación, y se enfrenta a la difícil decisión de elegir entre su familia y la universidad. Decide estudiar a pesar del rechazo y alejamiento de sus padres.
Es aquí cuando vemos claramente como estas dos palabras: padres tóxicos si pueden estar unidas. ¿Cómo es que unos padres pueden influir negativamente en la vida de sus hijos?, ¿Anteponer sus creencias e intereses al desarrollo integral de quienes más aman?
Este fenómeno ha sido estudiado. La terapeuta americana Susan Forward, autora del libro con este título, describe como la vida de miles de mujeres y hombres adultos sigue influida, e incluso controlada, por pautas establecidas durante su niñez por padres emocionalmente destructivos, que no supieron darles el amor y la comprensión tan necesarios durante los primeros años de vida.
En la mayoría de los casos, este daño no es intencional; los padres desean lo mejor para sus hijos, pero no saben cómo hacérselos sentir; o bien, lo aprendieron principalmente de personas que no hicieron del todo bien su trabajo: sus propios padres.
Nadie pone en duda el gran amor que tenemos como madres y padres por nuestros hijos, ese amor desinteresado que pase lo que pase no cambia. Sin embargo, surge la pregunta fundamental: ¿Realmente les demostramos ese amor?, en el día a día, ¿Lo manifestamos con palabras, abrazos, caricias, besos y otras muchas señales de aprecio y afecto hacia ellos?
Pregúntate sinceramente ¿Qué tanto respetas sus sueños e ideales?, ¿Qué tanto luchas para que sean personas de bien en la sociedad, en base a sus intereses y aptitudes?
Los miembros de familias disfuncionales se centran frecuentemente en los puntos negativos, ya sea del funcionamiento en general de la familia o de alguno de sus miembros; no existen manifestaciones de aprecio y amor.
Sabemos que no hay familias perfectas, por lo que la crítica existe, pero debe darse en un contexto de crecimiento y de manera positiva, eligiendo el lugar y el momento para hacerlo.
En este ambiente de aprecio y afecto no solo existen abrazos y besos, sino también respeto entre unos y otros, ausencia de ironía o sarcasmo, de crítica o mordacidad, y presencia de cumplidos, palabras gratas, servicio, cordialidad y buen humor.
Reflexionemos como papás: ¿Qué tanto afecto y aprecio se vive en nuestra familia?, ¿Cuáles son las demostraciones de amor que tenemos hacia nuestros hijos?, ¿Se sienten aceptados, respetados y amados por nosotros o en el ir venir diario olvidamos estos pequeños detalles que son fundamentales para que se desarrollen seguros y sanos?
¿Eres un papá o una mamá tóxica? Sé que el adjetivo es muy fuerte, pero tristemente sucede. Familias en las cuales los hijos se sienten limitados, abusados y sin posibilidades de prosperar. Tara tuvo el valor de desligarse de estos padres tóxicos, actualmente es una historiadora y autora muy reconocida.
¡No seas alguien tóxico para tus hijos! Tu misión es educarlos lo mejor posible y dejarlos volar su propia vida. Y si reconoces que les haces daño, busca ayuda profesional de inmediato.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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