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Noviembre, mes de reflexión acerca de la Muerte. Todos los festejos te obligan a pensar y reflexionar sobre ella. Aunque… si somos honestos, todos los días del año en cada televisor, radio, periódico y ahora hasta en nuestros teléfonos celulares, las noticias a toda hora y en todo momento nos obligan a toparnos con ella.

Cuando uno pasa la media de edad (y yo que ya estoy cerca del tostón, 50 años casi), piensa en ella cada vez mas. Lo que en la juventud es una simpe idea, en la madurez se va convirtiendo en una clara realidad. Inician los 40 años y empieza a dolerte todo lo que antes no te dolía, empiezas a saber de enfermedades que antes ni se te ocurrían y tu cuerpo refleja en el espejo una edad que no tiene nada que ver con la idea que tienes de ti mismo. Tus abuelos, tíos y una que otra persona de tu edad o más joven, se empiezan a ir.

La vida está tan viva que pensar en la muerte siempre te genera una mezcla de misterio, miedo y enojo; porque nunca habrá nada que justifique la pérdida de alguien que amas; aunque si somos honestos: todos nacemos con una sentencia de muerte. Lo que pasa es que no sabemos cuándo ni cómo.

Quiero quedarme con la idea de Facundo Cabral que dijo que “La Muerte no es Muerte… es Mudanza”, o con el pensamiento de Jorge Luis Borges de que “La Muerte es una Vida Vivida”, o con la teoría taoista de que mientras uno llora la partida de alguien, en el otro lado hay fiesta por su nacimiento; o con la idea que yo  me he inventado de que La Muerte nos presta la Vida por un rato para Vivirla, Gozarla, Exprimirla, Reírse con ella y de ella.

Hoy recuerdo no la muerte de los que Amo y ya no están. Hoy celebro sus Vidas tan Vivas y los hermosos Recuerdos que construimos juntos, celebro su generosidad por haber compartido su amor y su presencia, celebro sus risas, sus lecciones, su amor. Pero sobre todo Hoy celebro Mi Vida y la Vida de los Míos.

Digamos NO a los enojos o a los silencios que nos matan en vida; No a la “depre” y la tristeza; NO a la amargura que nos impide Reir, Bailar y Gozar. NOa las distancias que nos separan del abrazo y del beso.

HOY ESTAMOS VIVOS Y HAY QUE VIVIR LA VIDA.