En términos de muertes violentas clasificadas como feminicidios, México aporta parte de la alarmante cifra regional: cada año miles de mujeres son asesinadas por razones de género en América Latina, y las cifras nacionales muestran centenares de casos reportados ante autoridades en periodos recientes (estos números subrayan la necesidad urgente de medidas efectivas de prevención, investigación y sanción). La variación por estado es significativa: algunos estados concentran mayor número de homicidios de mujeres, lo que exige respuestas locales robustas y adaptadas a contextos.
De lo visible a lo cotidiano
La violencia contra las mujeres no se reduce a su forma más extrema; es también la suma de millones de microagresiones, privaciones de autonomía y control cotidiano. Entre las modalidades más relevantes hoy en México están:
- Violencia familiar y de pareja (la pareja sigue siendo el agresor principal en muchos casos).
- Agresiones sexuales y acoso en espacios públicos y privados.
- Violencia digital (ciberacoso, difusión no consentida de imágenes, amenazas en redes).
- Trata y explotación, que siguen afectando de manera desproporcionada a niñas y adolescentes.
Comprender estas formas es clave para diseñar respuestas: la prevención exige educación desde la infancia, protocolos institucionales claros, acompañamiento a supervivientes y sanciones proporcionales a los agresores.
La necesidad de liderazgo transformador
Detrás de la violencia hay factores culturales, económicos y políticos: patriarcado normalizado, desigualdad económica, impunidad institucional y estigmas que culpabilizan a las víctimas. Para cambiar esta ecuación no basta reaccionar después del daño: hacen falta políticas públicas integrales (prevención, atención, justicia, protección social) y voluntad política sostenida.
Aquí entra el liderazgo femenino: mujeres en puestos de decisión (gobierno, empresas, organizaciones civiles) no sólo visibilizan la problemática, sino que impulsan soluciones centradas en las supervivientes y en la erradicación de las causas. El liderazgo debe ser interseccional: reconocer que la experiencia de violencia varía según edad, origen étnico, condición socioeconómica y orientación sexual, y que las respuestas deben ser inclusivas.
Algunos esfuerzos muestran avances: campañas públicas de sensibilización, creación de unidades especializadas en fiscalías, refugios y líneas de atención, y leyes que tipifican y sancionan modalidades de violencia. Sin embargo, la brecha entre la norma y la práctica persiste. Falta: recursos asignados de manera sostenida, capacitación real y continua a cuerpos policiales y judiciales, protocolos que no revictimicen, y sistemas de información interoperables para seguir y sancionar casos con eficacia.
Además, la prevención comunitaria es indispensable: redes vecinales de apoyo, protocolos en empresas y escuelas, programas educativos que enseñen igualdad y manejo de emociones, y campañas mediáticas como #NoHayExcusa que desnaturalicen la violencia y ubiquen la responsabilidad en los agresores, no en las víctimas.
No hay excusas: la conciencia sin acciones queda corta. Desde la revista hacemos un llamado claro y práctico:
- Exigimos a las autoridades presupuesto y protocolos efectivos; transparencia en datos y resultados.
- Invitamos a empresas a implementar políticas de prevención, atención y reinserción laboral para supervivientes.
- Pedimos a periodistas y medios que informen con enfoque de género, sin revictimizar.
- Impulsamos la educación afectiva y sexual integral en las escuelas como política de prevención a largo plazo.
- Y, sobre todo, urgimos a cada lectora a tomar un rol colectivo: escuchar, acompañar, denunciar y sostener a quienes lo necesiten.
La campaña #NoHayExcusa no es solo un hashtag; es una invitación a transformar la cultura que permite la violencia. Las mujeres líderes, las instituciones y la sociedad tienen la responsabilidad de construir una nación donde la seguridad, la dignidad y la libertad de las mujeres sean una práctica cotidiana. No esperamos ideales: exigimos acciones. Porque la vida de cada mujer importa. Porque no hay excusa.
Fuentes seleccionadas:
- INEGI — Estadísticas y comunicados sobre violencia y ENVIPE (datos de victimización, ciberacoso, etc.).
- ONU Mujeres — Datos y cifras sobre violencia contra las mujeres y campañas de activismo (16 Días/ÚNETE).
- CEPAL — Reportes regionales sobre feminicidios en América Latina.
- CONAVIM / Gobierno de México — Información sobre modalidades de violencia y políticas públicas. (Dejó de existir legalmente en enero 2025, cuando entró en funciones la Secretaría de las Mujeres)
- SESNSP / fiscalías locales (atlas de feminicidios CDMX) — Estadísticas por entidad y tendencias.
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