El éxito es relativo y siempre está delimitado según las expectativas sociales y, claro, el impacto histórico. Sobre esa base, el éxito, vale decir, la realización de sueños y expectativas que implican siempre un esfuerzo personal, es lo que incide en nuestras vidas lo mismo para modificar el entorno que para ser fuente de inspiración. En tal sentido, mujeres exitosas en México hay millones, no exagero, porque esto implica el diario trajín anónimo, sin reconocimiento ni fama y, claro está, también comprende el esfuerzo de la mujer que, frente a la situación más adversa, remonta las dificultades y cristaliza sus propios anhelos. Así, en conjunto, y en los órdenes más amplios, versátiles y complejos, las mujeres son parte fundamental del rostro de nuestra mexicanidad que llamamos patria.
Con base en mucho trabajo, esfuerzo y perseverancia, es decir disciplina, que implica también un espíritu férreo y de convicciones, las mujeres han conseguido reconocimiento. Sin embargo, para triunfar en el campo elegido, deben aún enfrentarse a desafíos que en muchas ocasiones son retos que vienen del exterior, pero otros que emanan de sus propias inseguridades. De sus propias creencias o de aquellas que la sociedad le han impuesto. Pero el éxito no es una cuestión del destino, sino resultado de las decisiones que se toman cada día al prepararse y arriesgarse para conquistar un mundo dominado por los hombres.
En esta ocasión reconocemos a mujeres que han creído que pueden conseguir lo que se proponen y han lograron definir cuáles son las cosas más importantes en su vida y darles prioridad. Porque cuando una mujer tiene claro lo que es importante, estudia, se enfoca y trabaja intensamente para lograr su objetivo. Ejemplos hay muchos, sin importar épocas, ni condición social, ni circunstancias favorables o adversas. Basta recorrer las páginas de la historia para encontrarnos con mujeres admirables y, en ese sentido, también inspiradoras para los seres humanos más allá del género.
Primero, hay que pensar en las mujeres anónimas que, con su esfuerzo y en medio de una sociedad que sólo reconoce a los hombres, le han dado rostro a este piso común que llamamos patria y han contribuido decisivamente a definir nuestras principales aspiraciones como país. La Malinche no sólo es el nombre de nuestro mestizaje sino la representación de miles de mujeres que participaron en la integración de nuestra mexicanidad. Así como centurias después, durante la guerra de independencia, lo fue Leona Vicario o la Corregidora, Josefa Ortiz de Domínguez. El país que tenemos no se explica sin las mujeres que han luchado por la igualdad de oportunidades, el derecho al voto y la paridad para gobernar en cada municipio y hasta competir por la máxima responsabilidad pública en el país.
Entre aquellos derechos y aquellas búsquedas de equidad, vale mucho la pena tener en cuenta lo mismo a la luchadora contra la represión, Rosario Ibarra de Piedra, que a esa teórica y práctica de los derechos humanos que es Martha Lamas. Y en la supervisión de los procesos electorales, la transparencia pública y las actividades académicas de alta calidad, imposible no mencionar a Jacqueline Peschard así como a María Amparo Casar en las actividades contra la corrupción en México.
En todas las esferas de la vida la mujer es central. Desde la anónima ama de casa, madre de familia, estudiante o emprendedora, hasta las medallistas olímpicas Ma. del Pilar Roldán y Soraya Jiménez, la doctora en astronomía Silvia Torres Castilleja, la directora de orquesta Alondra de la Parra, las actrices de cine María Felix o Dolores del Río, así como la gran escritora y poetiza Rosario Castellanos, entre tantas otras cuyo éxito mayor ha sido inspirar a millones de mexicanas a dar lo mejor de nosotras mismas.
Hoy más que nunca, la sociedad mexicana debe atender el tema crítico de la violencia en contra de las mujeres –los feminicidios han crecido exponencialmente en los últimos 3 años. Más de 12 feminicidios al día. Nos corresponde a todos trabajar por modificar el entorno y tener presente que sin todas ellas no tendríamos los avances que como país hemos experimentado y que, ahora mismo, en septiembre, pese a todo, está su ejemplo y ello nos hacen sentir orgullosas de la patria.
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