LOS RETOS QUE SE PRESENTAN EN LAS NEGOCIACIONES

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Seguramente has estado en una junta o negociación donde has salido frustrado. Sientes que más que una negociación fue una imposición o un monólogo donde los acuerdos no han estado a tu favor. La mayoría de las veces, cuando estas discusiones favorecen más a una persona que a otra, provoca no solo el sentimiento de frustración sino de desconfianza hacia la otra persona. Esto hace que puedas sentir que están abusando de tu inteligencia.

En muchas ocasiones, esto no es necesariamente cierto y es por falta de comunicación. Cuando no tenemos claro el objetivo de lo que esperamos de una negociación es cuando tomamos decisiones desacertadas. En otros casos no vamos suficientemente bien preparados con todo el panorama. Puede ser que al agarrarnos desprevenidos tomemos decisiones en donde sintamos que no estamos siendo favorecidos. Es ahí cuando vienen los malos entendidos.

Si estás por entrar a una negociación, asegúrate que tienes claro qué esperas de esta reunión. Cuáles son las cosas que estás dispuesto a ceder y qué no es negociable. Si estamos hablando de montos, ponte un techo y un piso para saber hasta dónde considerar moverte. Si se mueve de estos parámetros, ya sabrás que puedes ser firme. Sabrás que no puedes aceptar lo que se te propone.

A la hora de fijar compromisos, acciones o tareas, también ve con claridad sobre lo que sí estás dispuesto a comprometer y a hacer. Define también qué definitivamente no es una opción. De esa forma tu aceptación ante las sugerencias será tomada con mejor enfoque.

Si por algún momento sientes que la conversación se sale de control y empiezas a sentir enojo, frustración o impotencia, tómate unos segundos. Antes de responder, analiza cómo te sientes y qué ganas contestando sintiéndote mal. Es recomendable inclusive pedir que te den unos minutos para salir de la sala y puedas tomar aire. También es unión a opción decir que prefieres continuar la negociación en otro momento para poder analizar los datos. Esto es mejor a que contestes con sentimientos encontrados que lo único que logra es mostrarte débil y con poca inteligencia emocional.

Siempre piensa en la otra parte y por qué estará tomando estas decisiones. No solo pienses en ti. Una negociación es donde ganan las dos partes, no solo una. Así que genera una discusión y pregunta todo lo que puedas sobre el tema para entender con base en qué la otra persona te está proponiendo posibles escenarios. Cuando lo logras entender, quizás cambie tu perspectiva de la situación y te permita tomar decisiones con mayor claridad.

Imagina este escenario

Tu jefe te dice que solo tienes presupuesto limitado para contratar a alguien y tu tratas a como de lugar que la otra persona ceda y acepte con base en tu propuesta. Sin embargo, cuando la otra persona accede, que está mal, tan solo por ganar un negocio, es muy probable que su entrega final sea pobre porque no siente que está ganando lo que realmente merece y eventualmente te quede mal. Antes de imponer un acuerdo así, hay que preguntarle al otro qué está en juego, que pasaría con el servicio si obtiene menos de lo que acordaste. No solo pierde él si te queda mal con el servicio.

Pierdes tú porque aceptaste un trato mal baratando algo que te va a costar y que el resultado no va a ser el ideal. Ese dinero estará entonces mal invertido.

Así que siempre considera que cuando negocies, tiene que haber un acuerdo mutuo en donde todos ganen. Todos saldrán beneficiados y el resultado será el esperado.

 

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