Desde hace siglos las mujeres han ocupado un lugar importante en la historia, quizá no reconocido, pero su papel ha sido determinante en los cambios sociales y en la conformación de la vida como hoy la conocemos.
Es difícil tratar de comprender a las mujeres de antaño. Unidas a sus hombres que fueron elegidos por sus padres. No tenían otras opciones. Su condición, la llevó a vivir en matrimonio en una familia digna, de respeto y junto a un hombre que les diera seguridad, posición social y aprecio y estatus.
La historia de la mujer ha estado ligada al mundo privado. Al entorno familiar y a las diversas actividades que tienen que ver con la crianza, la casa y los hijos. Pareciera que la maternidad las ha consagró a un nicho en el que sólo su hacer es importante en la medida de que capaz de proveer cuidados.
Tan es así, que durante décadas la vida de las mujeres estuvo dirigida hacia las profesiones de ayuda: el trabajo social, la enseñanza, curanderas, enfermeras, etc.
Poco a poco los caminos se fueron abriendo frente a ellas. No sin resistencias y de valores y factores a desafiar. Al ser catalogada como la parte fina y sensible se le educó en actividades creativas: bordado, costura dentro del ámbito familiar. Y así se abrió un especio dentro de las artes, los oficios y desarrollar sus talentos.
Afortunadamente los roles tanto de hombres como de mujeres han sufrido transformaciones ayudados por movimientos sociales y condiciones históricas. Cada mujer y cada hombre es necesario que se ajusten a sus épocas. Lo que en un momento fue válido tanto para hombres como para ellas, no necesariamente prevalecen en el tiempo.
Los seres humanos somos personas dinámicas, en constante evolución, por tanto las sociedades que son conformadas por nosotros también lleva su propio proceso de crecimiento. Frente a cada cambio existe una resistencia, en algún momento pasiva, y en otros instantes activa y confrontativa.
En el sendero de la lucha social una gran cantidad de mujeres han librado batallas y luchas porque no se conformaron con su espacio de lo privado. Vivir por algo más que las hiciera vibrar en su SER.
Nada sucede por casualidad. Muchas mujeres y hombres visionarios han luchado para que la mujer tenga un papel distinguido, valorado, y el reconocimiento jurídico en el mundo de hoy. Muchas luchas se han realizado en este contexto.
Hombres y mujeres somos iguales en cuanto a derechos y obligaciones frente a la ley. Pero si reflexionamos un poco más, la realidad es que no somos iguales. Las mujeres centramos nuestras prioridades en torno a la prole, la proveeduría doméstica y mucho más.
El hombre se encarga de ser un proveedor de las cosas materiales, pero en general, poco está con los hijos y sus problemas en el entorno familiar.
Ni bueno ni malo. Evidentemente ha habido un cambio. Cada día los padres se involucran más en la crianza de los hijos. Están atentos a las necesidades de sus vástagos. Pero lo que sí parece una realidad es la manera en que cada uno de los representantes de la pareja, en las familias, considera que es la asignación de las funciones que a cada quién le toca desempeñar. No me parece que exista una crisis de valores. Lo que creo, y estoy segura, es que hay una confusión en la asignación de roles.
Cuando los roles estaban muy bien definidos y las estructuras sociales también. La distorsión no tenía lugar. Así era y punto. No había cuestionamientos.
Y las mujeres al reconocer su propias necesidades y anhelos irrumpen en la vida de lo público, reservado solo para ellos. Al moverse ellas, todo tiende a modificarse. La estructura familiar, la social, la laboral, la escolar. Pero también es cierto, que independientemente de sus anhelos, muchas salieron a trabajar para compensar junto a sus hombres el gasto familiar. La Revolución Industrial da cuenta de ello.
Las mujeres se inician en la experiencia de ganar dinero. Al ser su trabajo remunerado comprenden el poder de generarlo, de tenerlo de poseerlo. En estas líneas parece muy sencillo decirlo, pero el contexto psicológico y social que enfrentaban en aquel entonces no es del todo favorable.
La posibilidad de generar dinero, poder adquisitivo poco a poco va perneando en su psicología para distanciarse de un destino de dominio de muchos, muchos, años. La mujer pasados los siglos, ya no se conforma con ser un ente social que sólo es definida como aquello a lo que pertenece:
Ser la hija de, la hermana de, la esposa de, y la mamá de:
Se inicia entonces, un rejuego de fuerzas, de roles, de funciones, de poder. Las frases en el lenguaje popular son muy sabias porque representan lo que se vive en lo cotidiano:
El que paga manda: Yo soy el que gana, yo soy el que dice como se distribuye el ingreso. Dinero es poder. Yo tengo, yo puedo:
Las mujeres empiezan a reconocerse a sí mismas como personas diferentes, distintas, de otro que es mi padre, mi marido, mi hijo. Por supuesto que no dejo de reconocer que no hablo de todas las mujeres… muchas que han decidido en el mundo de hoy, dedicarse a la crianza a las labores del hogar están en lo correcto. Otras no tienen opción, aunque quisieran hacerlo no pueden, sus condiciones históricas y sociales las obligan a enfrentar problemas distintos. Y de alguna manera, es valioso, sus decisiones pesan y cada quien construye su presente y su futuro.
Lo rescatable de esta reflexión es recalcar la posibilidad de decisión que la mujer ha adquirido en los últimos años. Sí decide trabajar y ganar su dinero y gastárrselo como bien le viene en gana, está bien!
Sí decide no trabajar y que su hombre la provea de todo y puede hacerlo, también es lo acertado. Sí decide no casarse y no formar pareja porque así es como ella quiere vivir y es apropiado para ella, y es la posibilidad de vida que elige también es lo correcto, para ella, por supuesto.
El ejercicio de este poder de decisión en sus vidas: Muchas mujeres de siglos anteriores no hubieran soñado con lo que las mujeres de hoy en día tenemos y podemos hacer.
Este ejercicio de poder decisión no ha sido gratis: infinidad de hombres y mujeres han luchado para que así sea.
Sí ustedes analizan bien lo que aquí expongo es la referencia al hombre como facilitador para que suceda. De manera que el ejercicio de este poder decisión que hoy en día tenemos las mujeres, está vinculada a una serie de factores, entre ellos, el hombre como una pieza fundamental en este asunto.
Este ejercicio del poder de decisión nos lleva a replantearnos
¿Qué queremos ?
¿Cómo lo queremos ?
¿Para qué lo queremos?
Este ejercicio de poder de decisión, no necesariamente nos lleva a confrontarnos. Las condiciones históricas así han sido.
El hombre es el hombre y la mujer es la mujer.
No desperdiciemos todos los momentos por querer tener un papel que las mujeres de hoy en día ya lo tenemos. Pero sólo es cuestión de asumirlo.
En muchos círculos la mujer quiere ejercer el poder de decisión en la confrontación con el hombre.
Dentro de mi punto de vista, las opciones están a la vista. Parece que el gran problema es que la mujer quiere el poder de decisión, pero sin la responsabilidad que esto conlleva.
Sí decido. También existen consecuencias. Cada una en su individualidad, sabrá cuáles son sus necesidades .
Queda aún mucho por reflexionar: Acerca de las mujeres hoy, y yo diría acerca del papel de los hombres también.
¿Será que ahora las mujeres queremos vivir sólo las mieles de la libertad y del poder de decisión pero no sus consecuencias?
Hombres y mujeres quizá sólo por un momento necesitamos reflexionar acerca de lo que es lo mejor para cada quién y en nuestra vida en común.
Comentarios
muy pero muy lindo . Gracias