CPAVIDE
PSIC. FORENSE. ALLAN EDGARDO RODRÍGUEZ
04455-53762399
La comunicación padres e hijos, a veces es un poco complicada. Está marcada por la historia personal de cada uno de los padres, la construcción social, económica y política. Por lo tanto si a mí como hombre me dijeron que los hombres no lloran, esto va a marcar la manera en la que yo convivo con mi hijo, porque cuando lo encuentre llorando, a lo mejor le diré “los hombres no lloran, quieres un motivo” y sueltan el golpe. O bien el constructo social marcará que mi hija lave los platos con su madre, mientras el papá y el hermano ven el football.
Aquí vemos dos cosas que son barreras de la comunicación padres e hijos. Y a lo cual empiezo a invitarte. Primero sana todas tus heridas que tuviste tú como hijo. No digas: “golpeo por que fue lo que me enseñaron” o “A mí me pegaron y termine una carrera” Mejor plantea lo siguiente: “A mí me pegaron de niño, y la verdad fue algo que no me gusto, que me dolió, y no quiero eso para mi hijo”. Tal vez fue lo que aprendí en casa, la educación a través del golpe. Pero ahora hay libros de autoayuda, de psicología, educativa, programas educativos, internet, Psicólogos, que me pueden ayudar a aprender otra forma de educación sin violencia.
Segundo intentar eliminar esos constructos sociales disfuncionales, ajenos a todo machismo y todo feminismo y educar con una equidad de género, donde le enseñemos a los hijos que hombres y mujeres tenemos las mimas capacidades y el mismo valor. Así un hombre también llora, tiene miedo, y motivarlo en torno a su expresión de emociones y la consecuente inteligencia emocional y la mujer hacia su desarrollo profesional o libertad de decisión.
Mi padre me comentaba que una de las cosas que hizo que el no conviviera mucho conmigo, es porque le daba miedo: no sabía cómo convivir conmigo. Y la verdad no es la única persona que ha pasado por eso. El punto es que los miedos nos paralizan y hace que vivamos como zombis de resident evil, hasta que por una situación crítica nos avientan un balde de agua fría y vemos que nuestro (s) hijo (a) que creamos un niño ya es un joven, y como vivíamos inmerso en nuestro miedo ni siquiera nos dimos cuenta de los años. ¿Pregúntate cómo jugabas de niño?¡Qué te gusta hacer? ¿Qué esperabas recibir? Así como tú jugabas, divierte con ellos, no te dejes intimidar con la tecnología. Hay un juego viejo que consiste en poner soldaditos en dos bandos y cada equipo con una canica van tirándolos hasta que gana el equipo que derribo todos. Juéguenlo, si son padre, madre, hijo e hija. Hagan un equipo papá-hijo, mamá-hija, y al termino cambien de jugadores papá- hija, mamá-hijo. Aquí en consulta he tenido buenos resultados. Te invito a que lo hagas, !Pruébalo!
No sabes convivir con tu hijo. Ok. Acéptalo y cámbialo. Nunca es demasiado tarde. Si es un niño te recomiendo el juego, las películas y los cuentos. Y si es un adolescente. Busca lo que es atractivo para tu hijo, no satanices los videojuegos, una tarde, pídele que te enseñe como se juegan obviamente vas a perder, equivocarte, y sentir que estás haciendo el ridículo, pero por suerte tienes un buen auto-concepto que hará que te rías de ello, y tu hijo (a) también. Ve al cine, los bolos, actividades, que la misma actividad entretenga y no tengas que hablar mucho con él. Si nunca haz convivido con tu hijo, empieza poco a poco, primero quitándote el miedo, convive sin hablar, pero convive, habla 5 minutos con él o ellos, y cuando menos sientas ya habrán pasado los días y podrás convivir una tarde con él y platicar de su vida.
Recuerda que no hay recetas de cocina. Aquí te expongo unas barreras que impiden la comunicación entre padres e hijos, pero puede haber muchas otras, Cada persona, vida y familia, es única, así que analiza cuáles son tus barreras en tu comunicación familiar y mejóralas.
Comentarios