¡Qué increíble experiencia de aprendizaje que tuve durante mi seminario en Bristol, Reino Unido!
La persona que lo organizó era un hombre corpulento, musulmán, de Ghana. Me recogió en el aeropuerto y camino al hotel, me quede shokeada cuando me preguntó: “Tú eres Cristiana ¿no?” Bien, puedes adivinar cuál fue mi respuesta: “No, soy judía”.
Luego mencionó que muchos de sus amigos musulmanes iban a asistir al seminario. Acordamos encontrarnos más tarde y hablar sobre qué podríamos decir y qué no, y yo estaba un poco nerviosa con eso porque siempre soy yo misma en los seminarios. No me preparo, soy espontánea y lo que me viene digo. La peor cosa que puedo hacer es preparar por adelantado mis clases. Es muy importante para mí fluir y venir de Inspiración. Cuando nos encontramos aquella tarde y veíamos qué decir y qué no, en un punto de la conversación sólo le dije: “¡Quiero que sepas que voy a decir lo que Dios quiere que diga!”
Bien, durante el seminario y para mi sorpresa, los musulmanes estuvieron abiertos, flexibles, amables y felices de escuchar lo que tenía para decir. Mi única manifestante fue una mujer de religión cristiana que me desafiaba sobre todo lo que decía y me cuestionaba sobre el origen de mi información. A medida que el entrenamiento (la limpieza) avanzaba, también lo hizo su actitud hacia mí. Comenzó a encontrar correlaciones con lo que yo decía y comparándolos con las escrituras. Comparaba con nosotros como mis enseñanzas eran las mismas que las de la Biblia. Mientras leía las escrituras nos hacia conscientes de cómo lo que yo decía coincidía con lo que estaba escrito en la Biblia. La clase finalizó en una competencia entre Ho´oponopono, el Corán y la Biblia. Lo pasamos muy bien encontrando como los antecedentes de las religiones de todos en realidad decían lo mismo.
Sé que algunos de ustedes recuerdan que yo digo que a través de mis viajes sigo encontrando y confirmando que somos TODOS FAMILIA. ¡Necesitamos hacer más limpieza, mantener nuestras bocas cerradas y ESCUCHAR! ¡Estamos todos diciendo lo mismo, quizá con diferentes nombres!
Quiero volver a comentar mi experiencia con el palestino en Chile, que me dejó una impresión de la cual nunca me olvidaré: Un par de años atrás me encontraba enseñando Ho’oponopono en –Chile. El entrenamiento duraba todo el sábado y medio día del domingo. En el primer recreo del sábado a la mañana un hombre palestino vino hacia mí y me dijo que no estaba de acuerdo con nada de lo que acababa de compartir. También me dijo que en realidad no quería venir a la clase porque cuando leyó mi apellido judío pensó: “¿Qué tiene ella para enseñarme a mi?” Continuó diciéndome todo lo que él creía y cuando finalizó, para su sorpresa le dije que estaba de acuerdo con todo lo que me había dicho. Le pedí que sea abierto y flexible porque pensaba que estábamos hablando de lo mismo, quizá lo llamábamos con diferentes nombres. Aceptó y decidió quedarse.
La mañana siguiente compartió la más apasionante historia con la clase sobre un serio problema con la policía la noche anterior. Utilizó una de las herramientas que le había dado el sábado y no podía creer los resultados. Estaba asombrado de cómo las cosas se habían resuelto de manera milagrosa. Al finalizar la clase me dio un gran abrazo y exclamó, “Esto es la Paz en Medio Oriente”.
Qué maravilloso es descubrir que la verdad es sólo una y todos estamos buscando la misma verdad. Lucimos diferentes pero somos todos parte de la misma familia y todos venimos del mismo Padre. Todo lo que puedo decir es que este entrenamiento fue una verdadera experiencia para mí sobre cómo funciona la limpieza, que no hay accidentes sobre quién viene al entrenamiento y que Dios (o como tú lo quieras llamar) sabe exactamente lo que todos en la sala necesitan escuchar.
Mi único lamento; no pude abrazar a estas bellísimas almas musulmanas que se presentaron para darme esta hermosa oportunidad de limpiar. Les dije, “qué lástima que no los pueda abrazar”, porque me hubiese encantado abrazarlos. Fue increíble lo que hizo esta limpieza y darnos cuenta de que fue una oportunidad de limpiar con todos nuestros ancestros también.
Como lo dice el Dr. Ihaleakala, no venimos solos al seminario, traemos a nuestros ancestros y todos mantienen los dedos cruzados. ¿Por qué? Porque lo que se borra de nosotros se borra de ellos también, por lo tanto ¡están esperando que lo agarremos esta vez!!!
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