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La práctica de la Meditación Mindfulness con la Inteligencia Emocional es un tipo de entrenamiento mental que a través de numerosos estudios ha demostrado ser muy poderosa y efectiva para reducir el estrés y aliviar tanto el dolor físico como el malestar emocional;

Uno de los aspectos fundamentales que aprenden las personas que practican el mindfulness/atención plena es a crear una distancia con sus propios pensamientos y emociones.

El ser humano si se entrena, puede ser capaz de observar sus pensamientos, independientemente de la carga emocional, como eventos que aparecen en el campo de la conciencia, es decir a no identificarse y dejarse arrastrar por la fuerza de los pensamientos en cadena. Daniel Goleman, el psicólogo creador del concepto de inteligencia emocional, decía en una frase que la piedra angular de la inteligencia emocional es observar los pensamientos y emociones en el momento que aparecen, porque es precisamente en ese mismo instante, cuando uno puede evitar que se encadenen en cascada. Por eso la práctica de la atención plena es tan importante, para de este modo poder estar alerta, y convertirnos en el guardián de nuestra propia mente, para evitar que las emociones negativas nos manejen a su antojo.

A continuación una breve explicación de los mecanismos potenciales que la componen: Observación sin identificación: Uno va desarrollando progresivamente la habilidad de observar los pensamientos, emociones, sensaciones como eventos que aparecen en el campo de la conciencia (en la mente), pero no es uno mismo. Es decir, aprende a descubrir y a diferenciar entre el pensador y el pensamiento, y a poder observar y explorar éstos como un observador externo. De la misma forma que el hombre del tiempo observa y nos explica el clima en las distintas regiones sin que a él le afecte en ese momento. Uno si practica puede ser capaz de observar su pensamiento y su clima emocional interno de un modo externo y de ese modo se llega a convertir en algo muy liberador.

Atención focalizada: Desarrollar la habilidad de centrar y mantener la atención en el objeto elegido (la respiración, el estado mental, la observación del cuerpo).

Regulación emocional: Tras centrar la atención en un objeto determinado, cosas o situaciones que anteriormente nos distraían o nos producían un cierto desequilibrio emocional van a ocurrir cada vez con menos frecuencia hasta prácticamente desaparecer.

Cambios en como uno se ve a sí mismo aparecen inevitablemente, implícitamente a través de este tipo de práctica.

Disminución de preocupaciones y pensamientos negativos hacia uno mismo: El pensamiento ruminativo, independientemente de la carga emocional que tenga, se va diluyendo y eliminando a medida que uno va continuando con la práctica.