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La labor de maestros y maestras es vital en el funcionamiento de una sociedad, ya que la clave del progreso de un país se encuentra en la educación. Es por eso que en 1917 se realizó una propuesta ante el Congreso de la Unión para brindar un reconocimiento a la labor de los maestros y maestras del país, ese mismo año es aprobada y el 15 de mayo de 1918 se realiza el primer festejo del día del maestro (a).

Sin embargo, la labor del docente va mucho más allá de enseñarnos los conocimientos básicos, ya también favorecen el desarrollo integral de nuestros hijos e hijas al:

• Ofrecer vinculaciones afectivas, seguras,fiables y continuas.

• Brindar apoyo social y afectivo.

• Promover y participar en procesos educativos que potencien el respeto de los derechos de todas las personas, especialmente de los niños y las niñas, así como el respeto por la naturaleza

• Participar y motivar la participación de los niños y niñas en actividades que por su contenido les permitan acceder a una visión trascendente de lo humano, así como a un compromiso social o altruista para lograr sociedades más justas, solidarias y sin violencia.

• Favorecen las experiencias que promuevan la alegría y el humor.

• Favorecen el desarrollo de la creatividad y el arte.

Nuestros maestros y maestras son importantes en todas las etapas de nuestra vida, siempre hay nuevo que aprender y un tutor o maestro (a) que nos guíe en el proceso es necesario; pero en la infancia y adolescencia su influencia en la formación de la personalidad y la habilidad para afrontar retos y superar las dificultades de la vida de nuestros hijos e hijas es vital.

¿Cuáles son las necesidades afectivas de los niños y niñas? Y ¿quiénes participan en cubrir satisfactoriamente de estas necesidades para que tengan un desarrollo armonioso?

Los niños (as) y adolescentes necesitan crean vínculos y afectos sanos, valerse por sí mismos, respetando límites, aprender a hacer frente a las dificultades con actitud positiva y firmeza y sobretodo, implicarse en acciones por el bien común.

Cómo padres y madres, brindamos oportunidades para cubrir estas necesidades afectivas y formar estos valores, pero es importante reconocer que solos no podemos, se requiere del apoyo de la comunidad educativa, formada por maestras y maestros que conviven día con día con nuestro tesoro más valioso: nuestros hijos e hijas.

Si pudiéramos visualizar los elementos potenciales para contribuir en el desarrollo de la fortaleza de las personas, pudiéramos utilizar una imagen metafórica de una casa:

En el cimiento de la casa, se encuentran los cuidados básicos que necesita una persona para seguir viviendo:

• Alimentación

• Sueño

• Salud

En ese mismo subsuelo, también tenemos UN VÍNCULO FUERTE que nos aferra a la vida, nos brinda la fortaleza necesaria, ya que podemos encontrar la aceptación del otro, las expectativas altas de nuestros padres y maestros, “Creo en ti” “Confío en que lo lograrás”

.• Padres

• Familiares

• Maestros

• Personas significativas

Al contar con personas significativas que confíen en nosotros, que tengas expectativas altas de mí, que esperen lo mejor de mí, eso, ayudará a que empiece a subir al siguiente nivel de la casa.

Al ir subiendo por la casa, el niño (a), va desarrollando LA CAPACIDAD PARA DESCUBRIR Y PERCIBIR lo que le rodea, interesarse por su mundo, DARLE UN SENTIDO A LA VIDA, a pesar de las dificultades. Ese sentido de la vida puede encontrarse en cosas muy básicas, muy pequeñas, muchas de ellas en el entorno educativo, acompañados de nuestros maestros y maestras, quienes nos ayudan a saltar al siguiente nivel de la casa.

En el siguiente nivel (segundo piso), encontramos la posibilidad de cultivar:

• Flexibilidad

• Buen humor

• Autoestima

Los cuales son elementos fundamentales para desarrollar aptitudes, ya que en este estado de apertura y confianza los niños empiezan a sentirse capaces de superar sus retos: aprobar exámenes, aprender nuevas habilidades, aprender a tocar el violín, hacer nuevos amigos, etc.

Una vez que estamos en estamos en el segundo piso, sólo nos falta subir al tejado, cerca del viento y el sol, donde nuestras ideas fluyen, y las posibilidades de nuevas oportunidades de aprendizaje son posibles.

La familia y los maestros y maestras formando un equipo, promueven el desarrollo integral de los niños:

1. Enriqueciendo vínculos positivos, promoviendo relaciones interpersonales y trabajo en equipo.

2. Fijando límites claros y firmes, al comprender y respetar las normas del colegio.

3. Enseñar habilidades para la vida, al promover estilos asertivos en su comunicación, a resolver conflictos en forma saludable y tomar buenas decisiones.

4. Brindar afecto y apoyo, el alumno (a):

• Siente que recibe cariño y apoyo en el colegio por medio de sus maestros (as) y coordinadoras (es)

.• Tiene desarrollado el sentido de pertenencia al colegio

.• Visualiza al colegio como una comunidad no solo de aprendizaje, sino de apoyo, unidad.

• Se siente reconocido y premiado, de diferentes maneras, ya que forja una identidad.

5. Establecer y transmitir expectativas altas y realistas, los niños y jóvenes creen que toda meta o aspiración positiva puede ser alcanzada.6. Brindar oportunidades de participación significativa:

• Considera que sus opiniones son tomadas en cuenta

.• Realiza actividades de servicio comunitario (Expo-ayuda, colectas casa hogar, colecta para enviar a Haití, apoyo a Cruz Roja, etc.)

• Se siente seguro al enfrentar desafíos nuevos.Sentir que pertenecemos a una comunidad para la cual somos importantes, nos ayuda a integrarnos en nuestros actos, emociones y espíritu, y en consecuencia, ser capaces de desarrollarnos con éxito y salud en la vida: Gracias a mis maestras y maestros desde mi formación básica, hasta los que aún me siguen tolerando.