Sin asegurar que sea una verdad universal, es muy probable que actualmente te encuentres en un estado de estrés y ansiedad que no habías experimentado antes o que en su caso lo hayas vivido en circunstancias muy específicas y drásticas como la que estamos viviendo actualmente.
El encierro y el tener que limitar al mínimo nuestro contacto físico ha puesto a muchos en completa angustia, y aunado a eso existe la presión social mediante las redes sociales de utilizar el tiempo disponible para volverse extra productivos.
En definitiva no está mal el ser autogestivo, educarse de manera personal y utilizar estos momentos para transformar nuestras vidas. El problema surge cuando el individuo ve esto como un deber con el que tiene que cumplir, y cuando se adopta esta postura del “deber” y no nace desde un espacio más positivo en su cabeza nacen las frustraciones y se convierte en más estrés que se suma a la pila de factores que pueden detonar ansiedad y depresión.
Aunque el mundo está comenzando a adoptar nuevas prácticas sociales y laborales, seguimos formando parte de un sistema que ha heredado las ideologías de las generaciones anteriores donde la sobre productividad estaba demasiado valorada y posicionó al estrés como el estado mental más común.
Ahora no sólo existe la angustia por lo que ocurre en el mundo debido a la pandemia por coronavirus, sino la incertidumbre de cómo la economía y la sociedad en general cambiará está aumentando los niveles de estrés a un punto que ha puesto en alerta a todos los expertos de la salud mental que advierten que podemos estar ante el surgimiento de una nueva crisis: una de salud mental.
Se ha pronosticado que un importante porcentaje de personas experimenten a partir de este suceso depresión, irritabilidad, insomnio, síntomas de estrés postraumático, confusión y enojo, y en caso de aquellas personas que anteriormente ya estaban pasando por algún proceso mental complicado ven esto como un catalizador para aumentar sus crisis.
¿Esto significa que todos vamos a generar estos problemas mentales?
No. Cada persona cuenta con diferentes herramientas con las que lidia con situaciones así de extremas, pero eso no implica que seamos inmunes a las consecuencias mentales que este momento puede dejar.
Este artículo no pretende generar más ansiedad ni angustia, sino recordarte que existen diversas acciones que puedes comenzar a adoptar para procurar tu higiene mental:
- Establece horarios definidos para mantenerte informado únicamente por medios de comunicación oficiales y el resto del día evita exponerte a más noticias.
- Si percibes que la información que recibes te genera más angustia evita exponerte a ella y pide a un contacto de confianza que sólo te comunique la información de vital importancia.
- Silencia los grupos en redes sociales que te exponen a esta información.
- Procura mantener una dieta equilibrada. Esto no implica someterse a regímenes complicados ni restrictivos que provocan más ansiedad. Con nutrir efectivamente al cuerpo es suficiente.
- Retoma viejas aficiones como leer, pintar o tocar un instrumento.
- Establece rutinas definidas para comer, trabajar, descansar y hacer actividades recreativas y apégate a ellas.
Y la recomendación más importante que me gustaría darte es la siguiente:
Permítete sentir lo que tengas que sentir. No reprimas tus emociones. Estamos ante un acontecimiento mundial que nos está colocando en un nivel de incertidumbre sin precedentes, así que sentirte contrariado es completamente normal. Vive con libertad el proceso y busca ayuda profesional si sientes que te está superando.
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