Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo (Marco Tulio Cicerón 106 AC-43 AC.
Escritor, filósofo, orador y político romano).
Reflexión:
Muchas son las personas que en su hacer diario siguen condicionadas por lo que dice de ellas la opinión
ajena. Una errónea actitud que les perjudica seriamente y les priva de ejercer su libertad, posiblemente con
el agravante de no sentirse bien consigo mismas por ir en contra de lo que piensan y sienten en su interior.
Lo correcto en estos casos, es precisamente hacer todo lo contrario. Seguir el dictado de su conciencia que
sabe lo que más les conviene y quien mejor puede ayudarles a la hora de tomar cualquier decisión. Sin
embargo, la opinión ajena, desconoce por completo todo cuanto ocurre en su interior, que por su
particularidad es completamente diferente a otro cualquiera al ser cada persona original y única por
naturaleza.
Comentarios
José Esteban Rojas, me alegro que el artículo le haya gustado. Nunca olvide que muchas personas aunque en ocasiones nos quieran ayudar nos aconsejen, debemos ser nosotros y únicamente nosotros los que decidamos lo que tenemos qué hacer en nuestros asuntos, para no correr el riesgo de sentirnos mal
BUENAS TARDES:
Este artículo que nos acaban de mandar es muy importante para mi persona, porque lo digo, porque me sucede exactamente lo que se menciona. Yo he tenido muchos conflictos internos, porque a veces he hecho caso a las opiniones ajenas, y esto me ha traido mucho malestar. Analizándome, me he dado cuenta que hay una voz interior que nos ponde a reflexionar y muchas veces esa voz no se equivoca. Le doy Gracias a Dios por habernos hecho únicos e irrepetibles, con pensamientos, emociones, sentimientos y conciencia propia (Libre arbedrio), ya que esto nos permite elegir entre lo bueno y lo malo. Gracias por permitirme con estos artículos, poder quitar las telarañas que se tejen en mi mente. Gracias infinitamente. Que Dios los colme de bendiciones.
Nuestro yo interior es quién más nos vigila y nos dice si estamos haciendo bién o mal. A las personas las podremos engañar, pero a nuestro" yo " interior no. He ahí el problema