En el último post os contaba que en muchas cosas los hombres y las mujeres no somos iguales ni falta que nos hace. Y al día siguiente me encontré con un estudio titulado La distancia entre Marte y Venus, publicado por Plos One, de la Public Library of Science. Por lo que cuentan, las diferencias de personalidad entre géneros son más grandes de lo que se creía. Enoooormes.
15 rasgos de la personalidad
Según el artículo La sensibilidad es lo que más diferencia a mujeres y hombres, publicado en El País, “el estudio sobre diferencias entre sexos se fija en 15 rasgos de la personalidad. Los paréntesis indican los extremos de la escala en cada uno”.
Os propongo un juego: Cada uno señala las características que más le definan y luego vemos si son más masculinas o femeninas. No vale hacer trampa, que es para vuestro propio autoconocimiento, perlas. Las cursivas me definen, como las curvas.
- Afabilidad (reservado-abierto). Abierta. Desastrosamente Abierta.
- Estabilidad emocional (reactivo-estable). Debo de ser reactiva, porque estable… nunca.
- Dominancia (deferente- dominante).Dominante, por supuesto.
- Animación (serio-vivaz). Vivacísima.
- Atención a las normas (impulsivo-atento a las normas). En Preescolar ya me ponían ‘No atiende a las normas’ como advertencia a mis progenitores.
- Apertura al cambio (tradicional-abierto al cambio). Cambio, ven a mí.
- Atrevimiento (tímido-atrevido). ¿Atrevida yo? Tururú.
- Sensibilidad (utilitario-sensible). Sensiblera contra todo pronóstico. Lo sé.
- Vigilancia (confiado-vigilante). Confiada, en exceso.
- Abstracción (con los pies en el suelo-abstraído). En la puta nube, pero muy realista. Soy rara.
- Privacidad (franco-celoso de su intimidad).Franca no, transparente.
- Aprensión (seguro de sí mismo-aprensivo).Segura de mí misma. O no. No sé. Depende.
- Autosuficiencia (gregario-autosuficiente). De un autosuficiente que doy asco.
- Perfeccionismo (tolera el desorden-perfeccionista). Tolero mi desorden pero soy perfeccionista, más conmigo misma que con los demás.
- Tensión (relajado-tenso). Relajadísima a la par que hiperactiva. Todo contrastes.
Bien, ya os habéis definido, ¿no? Pues que sepáis que entre las conclusiones del estudio, la periodista Malén Ruíz de Elvira recoge que, “de media, las mujeres son más sensibles que los hombres y también son más cordiales y más aprensivas o ansiosas. Por el contrario, los hombres puntúan más en rasgos como la estabilidad emocional, la dominancia, la atención a las normas y la vigilancia”.
Hasta ahí, estoy contenta, parece que puntúo más como mujer.
Pero esperad, que vienen cañeros. Según el artículo, si destacas “en rasgos como la extraversión, la apertura a experiencias nuevas, el neuroticismo, y otros como el narcisismo y la psicopatía”, se te presupone una tendencia a la promiscuidad.
Ahora resulta que lo que temen de mí algunos pobrecitos inseguros de que, por ser tan libre, me voy a ir con otro, tiene respaldo científico. Aunque me parezca tan disparatado como asociar la extraversión y la apertura de miras a la psicopatía y el neuroticismo, que, por cierto, no sé de dónde se los sacan de repente.
El artículo continúa: “Puntuaciones bajas en afabilidad y responsabilidad auguran, junto con una alta extraversión, una mayor inestabilidad emocional y una mayor probabilidad de divorcio“. Hala pues, abocada al fracaso sentimental, por cariñosa que sea.
“En cuanto a otros tipos de comportamiento, como la tendencia a conseguir un estatus y a correr más o menos riesgos, también resultan relacionados con el género”. Aquí está claro que soy más masculina.
De todo esto hablaban el jueves 12 de enero, como puedes escuchar en este podcast del debate en el programa Julia en la Onda.
Que no somos blancos o negros, ¡somos personas!!
Mi aportación al debate es que, más allá del artículo y del estudio, lo que YO deduzco es que no todos encajamos en patrones de género masculino o femenino, sino que muchos somos personas completas que intentamos desarrollar todas las cualidades que llevamos intrínsecas, algunas de ellas atribuidas a los hombres y otras a las mujeres históricamente. No se ha demostrado que biológicamente ya vengamos determinados por naturaleza, y, mientras no sea así, podremos ser lo que nos dé la gana.
Conozco a hombres de una sensibilidad que dejarían K.O. a una mamá gallina, de esas que sufren el síndrome del nido vacío cuando se van los niños de casa, con 35 años. Y conozco a mujeres duras como rocas que jamás derraman una lágrima ni a solas. No sea que se les reblandezca el cutis. Conozco a tías trepas como enredaderas y a hombres y jefes que son compañeros generosísimos con una ética a prueba de pisotones. Conozco señoras que por estatus son capaces de prostituirse casándose con un rico que no quieren para toda la vida, y hombres que con tal de no estresarse ni competir viven en una humilde casa tallando cuchillos.
Así que porfa please, vamos a dejarnos de tonterías, y, sobre todo, a ver si no nos creemos todo lo que publican los estudios científicos que, a la de un par de meses, son cuestionados por otros estudios igualmente sexistas y manipulados por quién sabe qué intereses.
Que es que me pongo malo… perdón, mala ; D
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