Según un estudio, la cantidad de países con legislación específica para combatir la violencia se duplicó en tres años. Sin embargo, persisten las actitudes que perpetúan los crímenes y su impunidad. Paula Narváez, especialista de programas en América Latina y el Caribe de ONU Mujeres, da su opinión sobre el tema.
“A nivel mundial, hay mucha mayor conciencia de la importancia de prevenir la violencia doméstica. De partida, hay un avance en el reconocimiento de la violencia como un problema social”, señala Paula Narváez, especialista de programas en América Latina y el Caribe de ONU Mujeres, en el marco del 10° Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud organizado por MSD y el Instituto de las Américas, realizado en mayo en Nueva York, Estados Unidos. En conversación con Entremujeres, subraya que “la salud de las mujeres se ve afectada por la violencia doméstica, ya que las aflige en términos de salud sexual y reproductiva”.
De acuerdo al Índice de Instituciones Sociales y Género (SIGI, por sus siglas en inglés) que recientemente dio a conocer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el número de países con legislación específica para combatir la violencia se duplicó en tres años: pasó de 21 países en 2009 a 53 en 2012. Sobre esto, Narváez destaca que, “si la ley es específica, significa que es importante. Hay que seguir fortaleciendo la capacidad de los Estados para dar respuesta específica a este tema. Antes, la violencia doméstica quedaba rezagada con cualquier tipo de violencia: problema pasional, prensa roja. Hoy, el feminicidio está comenzando a ser establecido y tipificado como un delito, eso significa que hay mucha mayor conciencia”.
De todas formas, el reporte (elaborado por el organismo en 86 países, no están incluidos aquellos que integran la OCDE y la Unión Europea) advierte que, si bien hay nuevas leyes, “las actitudes que perpetúan la violencia contra las mujeres persisten” y que “existe la necesidad de incrementar su aplicación, en particular, para abordar el grave problema de los feminicidios de la región”. Además, Narváez destaca otros datos salientes del estudio: “Muestra que la violación conyugal es un delito enjuiciable en, al menos, 104 estados, y que 90 países tienen leyes sobre el acoso sexual. Sin embargo, muchos países continúan con deficiencias y no existen disposiciones legales específicas. La violación marital no es un delito enjuiciable en, al menos, 53 naciones”.
En relación al resto del mundo, ¿qué evaluación hacés en materia de violencia de género en América Latina?
América Latina, en comparación con el resto del mundo, no exhibe los mejores resultados. Las mujeres en América Latina y el Caribe enfrentan algunos de los más altos niveles de violencia del mundo. Un informe de 2009 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que hasta un 40% de las mujeres en toda la región han sido víctimas de violencia física, y esta tasa aumenta aún más cuando se considera el abuso emocional. En un estudio comparativo llevado a cabo para el Informe Mundial de ONU Mujeres, la región ocupó el primer lugar en términos de violencia sexual (por ejemplo, el 44% de las mujeres mexicanas han sufrido violencia sexual al menos una vez durante sus vidas). La impunidad sigue siendo un problema importante (por ejemplo, un 98% de los casos de violencia contra las mujeres y las niñas que queda sin resolver en Guatemala).
¿Y de Argentina?
Argentina tiene un movimiento de mujeres muy fuerte. Histórico, importante, es modelo para otros movimientos de mujeres en otros países de Latinoamérica. Creo en la capacidad que tienen las mismas organizaciones de hacer implementación y conciencia de las leyes.
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