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Tú eres lo más importante. El Poder está en Ti.

“Jamás seré un obstáculo para mí misma”

El poder de la voluntad es fascinante. Verdaderamente fascinante. Cada uno decide lo que quiere hacer y, con la voluntad, lo lleva acabo. La voluntad es esa facultad de la que disponemos los humanos que nos permite ser dueños absolutos de nuestro destino. Es la herramienta de la libertad. Con una reflexión consciente durante el tiempo que se necesite, apoyada por los valores éticos de cada uno y por la propia experiencia, toda persona puede y debe ser dueña de su voluntad, esa facultad humana que nos permite llegar a la felicidad. Todo ser humano tiene voluntad, a pesar de que algunos no la ejercitan y se escudan diciendo: “No tengo fuerza de voluntad”. Eso no es cierto, lo que no tiene es deseos de esforzarse, o simplemente no quieren, es más cómodo y más fácil refugiarse en la pereza, o en el victimismo; sin embargo, la voluntad es una capacidad innata del ser humano.

Evidentemente, existen actos de voluntad muy fáciles de conseguir; existen otros que no son auténticos, y también los que se quedan en simples proyectos. Este empleo de la voluntad no sirve, no es auténtico, no es real, y perjudica. Se requiere otro tipo de actos para exprimir la voluntad al máximo. Son aquellos que conducen a lo que la voluntad se había propuesto. El auténtico cumplimiento de la voluntad se consigue con esfuerzo. El proceso de la voluntad tiene un esquema muy claro para que las cosas sucedan: reflexión, voluntad y acción.

En primer lugar se necesita la reflexión, para que a través de ella se tome la decisión de llevar a cabo un acto, es el momento de plantearte dudas, los pros, los contras, las posibilidades, las capacidades, las distintas opciones. Se ha de ser consciente de las limitaciones obvias, pues de nada sirve proponerte un objetivo si sabes de antemano que no se puede alcanzar. Tus objetivos deben de ser concretos.

En segundo lugar, se pone en marcha la voluntad. Ya no caben las dudas ni los temores. Una vez que se ha concretado el acto que se va a realizar, se necesita concentración, preparación y compromiso absoluto en el mismo. Para poner en marcha el poder de la voluntad es necesario concretar.

En tercer lugar, la voluntad se concreta con la acción. En este momento la decisión ya está tomada, ya se han valorado los pros y los contras; por tanto, al pasar a la acción no debe surgir la indecisión. Si la realización del acto es costosa por las razones que sean, conviene pensar solo en las consecuencias buenas, no en las dificultades que conlleva.

Para hacer de la voluntad tu aliada, reflexiona serenamente acerca del objetivo que pretendes. No te dejes llevar por impulsos, no omitas la reflexión y recuerda: “Lo deseo; es bueno para mí y lo hago”

Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos la próxima semana. Gracias.