EL MUNDO NO ES JUSTO, NI TIENE PORQUÉ SERLO

La mayoría de personas sufrimos cuando somos testigos de lo que consideramos una injusticia. Ver un niño sufrir, que fallezca una persona buena y querida, que alguien nos trate de una forma totalmente distinta a lo que nosotros esperábamos, o simplemente que no siento gratitud por las atenciones que le damos,..., son algunos ejemplos de lo que para muchos es injusticia.

Pero ¿quién ha dicho que el mundo debe ser justo? El mundo no es justo, ni tiene por qué serlo. De hecho la injusticia es una parte fundamental de este mundo. Sin ella seríamos incapaces de poder vivir determinadas experiencias importantes para nuestro propio desarrollo en este plano.

Ceñirnos a una concepción de la vida basada en creencias de un mundo justo a lo único que nos lleva es a sufrir, a pasarlo mal intentando encajar en un mundo que ni existe ni existirá.

Más allá de las leyes universales, entre las cuales no se incluye la justicia, la justicia emana de las leyes terrenales, y éstas fueron creadas exclusivamente para facilitar la convivencia en sociedad.

Esto no significa que debamos resignarnos y vivir ajenos a lo que muchos consideramos un mundo justo. Al contrario, debemos aceptar que el mundo es y será injusto mientras construimos un mundo mejor, desde el equilibrio y la paz interior, sin juicios y sin expectativas hacia los demás.

Mis creencias determinan lo que yo veo, y la interpretación que hago de las circunstancias que encuentro en mi camino. Mis creencias determinan las expectativas que tengo al respecto de la vida, de la sociedad, de los demás, y de mí mismo. Es exclusivamente en las creencias individuales de cada uno de nosotros dónde está escrito que el mundo debe ser justo o no.

Yo soy el primero que está trabajando para cambiar el mundo. Esa es mi misión. Pero lo hago a través de la transformación del individuo. Cada uno de nosotros podemos cambiarnos a nosotros mismos, convertirnos en la persona que nos gustaría ser, y a través de ese cambio impactamos en los demás y en el mundo. Si muchos de los que habitamos este planeta nos convertimos en personas felices y coherentes, el mundo será más justo.

Para mí, un mundo más justo es un mundo en el que aquellos que tienen creencias basadas en la justicia no sufren ante situaciones "injustas".

Para mí, un mundo más justo es aquel en el que las creencias de una persona, o de un colectivo no son mejores ni peores que la de otros.

Para mí, un Mundo más justo es un mundo donde la libertad individual y colectiva permite que haya "injusticias".

 

Ricardo Eiriz

Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Método Integra”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto”, “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito” y “El Alma de la Salud”

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