El proceso de limpieza puede ser mucho más sencillo si trabajamos con nuestro subconsciente (nuestro niño interior), porque esta parte es la que guarda las memorias. Por lo tanto, es el niño interior el que manifiesta nuestra realidad. Es crucial desarrollar una fuerte relación amorosa de confianza con nuestro niño interior para poder cambiar nuestra ealidad. Él puede hacer que este viaje sea mucho más fácil.
Puedes hablar con tu subconsciente en cualquier momento: mientras conduces, mientras esperas en una cola... Es importante que le digas «te amo» y «gracias» a esta parte tuya tan frecuentemente como puedas. Estas son excelentes herramientas para usar con el nińo interior: puedes darle las gracias por ocuparse de tu respiración, por atender tu cuerpo, por bombear tu corazón.
Cuando hablas con él, en verdad estás limpiando. En otras palabras, el cuidado de tu niño interior también es una herramienta de limpieza. Tal vez quieras pensar en todo lo que deseas soltar física y emocionalmente; en este caso, pídele a tu niño, con amor y compasión: «Por favor, suelta». Trabaja con él desde el amor, sin forzar como cuando haces afirmaciones.
Amemos a nuestros enemigos, quienes, como dije, son solo las memorias almacenadas en nuestro subconsciente o niño interior. No nos resistamos a nuestros enemigos. El amor puede sanar cualquier cosa. Recuerda que tu niño interior no solo almacena tus memorias y dirige tu cuerpo; también es la parte de ti que hace la conexión con la mente supraconsciente y entre esta y la Divinidad. Tu niño interior también es el que lo manifiesta todo en tu vida.
Háblale a tu niño. Abrázalo mentalmente, sostenle las manos. Un hombre puede tener un niño interior que sea niña y viceversa, así que no tengas expectativas. Puedes ver o escuchar a este niño cuando le hablas, pero reitero que no debes tener expectativas.
Cualquier momento es bueno para hablarle a tu unihipili; tal vez quieras decirle: «Lo siento por todas las vidas en que te he descuidado, en que te he ignorado». Tal vez quieras prometerle y reafirmarle a este niño en ti que no lo volverás a abandonar.
Si estás buscando el compañero perfecto, tu niño interior lo es. Él es a quien buscas.
Mis Reflexiones sobre Ho'oponopono
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