BAJO DIVÀN
Por Diana Alejandra Aboytes Martìnez
Regresò cansada.
Regresò cansada.
Abriò la puerta de su espacio y la abrazò a manera de bienvenida,
un aroma a soledad que disolviò sus ojos hacièndolos gotear.
Se postrò en su sillòn favorito. Decidiò sacar el nudo de palabras acumulado en su garganta...
Pasaron los dias y un fètido olor emanaba del lugar. ...
Dos uniformados tiraron la puerta,
se encontraron con la imagen de una mujer que yacìa muerta sobre un bajo divàn.
Un curioso que se introdujo al lugar preguntò:
-¿De què muriò?
El uniformado respondiò:
-Se asfixiò con las palabras que nunca dijo.
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